(AFM / Avispa)
No soy yo muy partidario de los experimentos, ni de las mezclas de sonidos, y menos si en ellas intervienen elementos modernos o excesivamente chirriantes, pero con estos alemanes puedo hacer una excepción. The New Black ya me pareció una banda bastante interesante con sus dos anteriores entregas, y ahora con este “III: Cut Loose” han dado un paso más ganando en frescura, pegada y nitidez para redondear el que para mí es su mejor disco hasta la fecha. Han perfeccionando esa mezcla de metal actual, con ritmos hard rockanroleros clásicos, pisando territorios industriales o stoner por momentos pero sin ser lo cargantes que suelen resultarme las bandas de estos géneros, respetando mucho las melodías vocales y de guitarra aunque estén descerrajando riffs y estribillos pesados. No sé, tienen un cierto encanto que hacen que me gusten.
Comienzan de forma arrolladora con la frenética “Innocence Time”, puro rock & roll aberrao a lo Motörhead, con el bajo de Günter Auschrat marcadísimo indicando el camino junto al batería Chris Weiss, para que la voz de Markus Hammer se abra paso con poderío, mientras que los guitarristas Christoff Leim y Stefan Schwarz tiran de distorsión pero sin saturar. En esa misma línea recordando a Lemmy y Cia. nos dejan también el tema título, “Cut Loose”, lleno de dinamismo adornado por unos toques de armónica fantásticos sobre unas líneas vocales y de guitarras claras haciéndola mi favorita del disco.
Con una cadencia más pesada encontramos “Superhuman Mission” dejando unas líneas vocales más recitantes junto a unas guitarras afiladas con mayor distorsión, como sucede en la más actuales “Count On Me” una de las más curiosas y directas con un rollo motivado cercano a Foo Fighters, o en las menos inmediatas “Muzzle Blinkers” que sin estar mal me resulta un poco seca, y “Any Colour You Like As Long As It’s Black” en la que bajan el ritmo con unos registros vocales más ásperos pero melódicos, que mantienen en la atormentada “Burning D” con unas guitarras tranquilas pero igualmente punzantes.
El sonido sólido, gordo para entendernos, que cubre todo el trabajo queda especialmente patente en cortes como “No Quite Simple” en el que su ritmo vivo y actual engancha con unas guitarras bastante rasconas pero muy curradas, como “”The Unexpected Truth” donde logran un acertado balance de densidad y melodía contrastando bases marcadas, riffs duros, voces actuales a lo Nickelback, y suaves pulsaciones de guitarra, o como la rápida y agresiva “Antidote” con mucho groove rítmico que supongo será de las que más hará botar en directo.
Entre medias de estos tres temas, otros menos atractivos por su densidad, la chirriante “Sharkpool” que mejora algo por su acelerón final, y la plomiza “One Thing I Know” demasiado gris con su base marcadísima pero monótona, desprendiendo cierto tufillo alternativo que me echa para atrás. Dos cortes que bajan un poco la valoración final de este buen disco, pero no lo suficiente como para desmerecerlo llegando finalmente al notable sin problemas.
Mariano Palomo
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