jueves, 31 de marzo de 2016

LORDS OF BLACK “II”


(Frontiers Music)
Tras su poderosa irrupción en el panorama español con su primer trabajo homónimo, Lords Of Black parecen estar decididos a afrontar la conquista del planeta metalero de la mano de este “II” publicado a nivel mundial por el sello Frontiers. Además de este hecho que les abrirá las fronteras de todo el globo a nivel de promoción y distribución, otro factor de indudable peso para reforzar esta proyección internacional es el la llamada a filas por parte de Ritchie Blackmore de su fantástico vocalista Ronnie Romero para sus renacidos Rainbow (a veces los deseos se hacen realidad, nunca hay que dejar de creer).
Pero independientemente de estas dos circunstancias lo que más debe pesar a la hora de obtener mayor o menor éxito por parte de la banda es la tremenda calidad que atesoran en sus composiciones, tanto las de su primer disco que pasó algo más desapercibido a pesar del enorme talento de su trío fundador, el citado Romero, el guitarrista Tony Hernando (ex Saratoga) y el batería Andy C. (ex Dark Moor), como las de este segundo en el que mantienen un notabilísimo nivel tanto compositivo como interpretativo contando una vez más con la colaboración de Roland Grapow (Masterplan, ex Helloween).
Con todos estos ingredientes y con los precedentes mencionados había muchas ganas de poder degustar esta nueva obra cuya salida ha estado rodeada de una gran expectación que creo que ha sido perfectamente justificada una vez escuchado su resultado final. Con un sonido excelente en el que brilla la producción de Grapow y Hernando, que también se hace cargo del bajo ya que cuando se grabó todavía no había entrado Javi García (ex Eden Lost) para completar como cuarteto el grupo, creando unas canciones poderosas, elaboradas y llenas de matices, con un cuidado trato de las melodías tanto vocales como instrumentales equilibrando su poderío y pegada.
Unos temas que no tienen nada que envidiar a los grandes del metal progresivo en la actualidad, como empezamos a comprobar tras la breve intro “Malevolently Beautiful” con la poderosa “Merciless” que con su frenético ritmo inicial engancha sobre las aceleradas guitarras de Tony y las precisa pegada de Andy antes de que Ronnie empiece a exhibir su enorme potencial vocal creando un desafiante y matizado desarrollo de tintes power guerreros salpicado de excelentes detalles instrumentales algo barrocos.  Más básicamente heavy resulta “Only One Life Away” de esencia clásica en su melodía central pero con sonido contemporáneo tan limpio como punzante por momentos que se dramatiza en algunos retazos vocales a lo Dio/Jorn.
Obviamente este influjo vocal sobrevuela a lo largo y ancho del disco, pero no es un calco tal cual ni condiciona el desarrollo del mismo, de hecho hay momentos mucho más teatralizados y progresivos que pueden traernos a la mente nombres como los de Savatage, como en el caso de la magnífica “Everything You’re Not” con ese inicio de piano a cargo de Andy tan del gusto de la banda de los hermanos Oliva y que crea una ambientación espectacular para que Ronnie interprete con descarnada clase sus partes vocales mostrando gran capacidad de transmisión, como sucede en la extensa “Ghost Of You”, un señor temazo, intensísimo, lleno de idas y venidas rítmicas, matices instrumentales, pasajes emotivos, aportes sinfónicos y embrujadores detalles.
Sigue siendo protagonista el piano, esta vez de la mano del invitado Víctor Díez, en la más sencilla “New World’s Comin’” igualmente intensa y melódica con otro brillante solo de guitarra de Tony, y en la misteriosa y llamativa “Tears I Will Be” con mayor carga sinfónica marcando sinuosos arreglos entre los golpes de voz recordando a Masterplan, algo que resulta menos acusado que en su primer disco pero que inevitablemente tiene que pasar estando Grapow presente, y que sucede aún más con la cañera “The Arts Of Illusion Part III – Wasteland” sobre todo por su estructura cortada y su sonido de guitarra poderoso y melódico.
Entre medias de estas dos interesantes piezas la no menos notable “Cry No More” más cruda con un cortante riff incidiendo sobre su base que se tornándose embaucadoramente melódica por momentos sin perder nada de fuerza y con un ligero punto épico por una breve aportación en forma de segunda voz misteriosa.
Más rítmica y pesada en su desarrollo nos encontramos con “Insane” que destila un aire taciturno en un principio pero que luego exhibe una vez más la tremenda clase y poderío vocal de Ronnie hechizándonos con sus melodías dobladas llenas de expresividad, para luego tirar hacia arriba por potencia en la pegadiza de aires marciales “Live By The Lie, Die By The Truth” de nuevo con unos enriquecedores matices instrumentales.
Para el final queda la noventera algo Judas “Shadows of War” con unas afiladas guitarras y una base muy sólida marcando doble bombo junto a una poderosa ejecución vocal de Ronnie que, como regalo final nos deja una inmensa revisión del clásico “Lady Of The Lake” de Rainbow honrando a su tocayo Dio y como sabrosísimo aperitivo de lo que será su participación próximamente en la reaparición del Arco Iris. Inmejorable cierre para este trabajo que debe situar a Lords of Black por derecho propio entre los grandes del heavy metal actual.
Mariano Palomo

CIRCUS MAXIMUS “Havoc”


(Frontiers Music)
Con una formación muy estable desde sus inicios hace más de una década, liderada por la figura del carismático vocalista Michael Eriksen, Circus Maximus se ha ido haciendo un nombre en la escena del rock progresivo de primer nivel dando a luz interesantes obras discográficas de notables calidad, sentimiento y versatilidad, yendo desde sonidos pesados y metálicos a otros mucho más relajados y melódicos.
Siguiendo la línea de calidad marcada por sus predecesores, ahora nos ofrecen esta cuarta entrega digna sucesora de su fantástico “Nine” que les llevó a reclutar a un buen número de seguidores por su carácter más asequible con temas bastante melódicos, y a los que ahora dan un giro algo más duro y elaborado pero sin perder nada de elegancia.
Este sonido más pesado empezamos a observarlo en el ritmo cortado de la inicial “The Weight” suavizado por unas expresivas líneas de voz y guitarra con intensa carga sinfónica, rodeadas de unos cuidados teclados creando una atmósfera evocadora  que crece con sus calculados cambios de ritmo e intensidad. Se relaja un poco el ambiente en el comienzo de “Highest Bitter” que va creciendo y oscilando sobre una base que se relaja o golpea según el momento de la mano del percusionista Truls Haugen y del bajista Glen Mollen, ambos tremendamente técnicos, dejando que el guitarrista Mats Haugen de rienda suelta a su creatividad con unos preciosistas arreglos complementados perfectamente por la efectiva labor de Lasse Finbraten a los teclados.
Más dureza y densidad en “Havoc” dotada de unos efectos y afinaciones actuales que le dan un toque cibernético y futurista a su pesada base resultando opaca pero desafiante con sus golpes de voz y su rápido solo de guitarra rozando terrenos industriales, aligerando un poco el panorama pero sin salirse de esta línea en la más relajada “Pages” con menos electrónica pero con unas guitarras pesadas que se dinamizan por un experimental solo de Mats, dejando más protagonismo a los sintetizadores de Lasse en la mucho más ligera y accesible “Flames” con las personales melodías de voz de Michael resaltando sin necesidad de hacer grandes subidas de tono.
A continuación las dos piezas más extensas del disco superando ambas los ocho minutos de duración. La primera de ellas “Loved Ones” se desarrolla de forma sosegada pero intensa sobre un marcado colchón de teclados con una cálida y romántica aportación vocal que va in crescendo, endureciéndose notablemente en su segunda mitad con unas guitarras poderosas y trabajadas que vuelven a brillar con virtuosismo antes de volver a relajarse y de romper definitivamente con emocionante poderío rodeadas de unos fantásticos coros. Por su parte “After The Fire” sigue más o menos los mismos parámetros iniciales pero manteniendo una intrigante ambientación que envuelve los potentes golpes de voz de Michael subiendo en antes de llegar al estribillo rodeándolo todo unos delicados y versátiles arreglos sinfónico progresivos.
Con la más directa y actual “Remember” son capaces de mezclar bonitas melodías de voz y teclados con intensos y potentes golpes de percusión sobre los que Mats desarrolla unos talentosos acordes de guitarra rematando con un entrañable coro infantil que le da un toque original al tema que termina de forma rotunda antes de llegar a la final “Chivarly”. Un tema este marcado por un halo melancólico inicial con una suave voz narrativa en tono menor para ir intensificándose con una poderosa percusión pero sin perder esa melancolía apoyada en unos arreglos de voces y teclados dramatizados entre los que brilla otro buen solo de guitarra cuyos acordes se reiteran antes de ser de nuevo sobrepasados por voces y teclas.
Cierre de notable nivel como el resto de este disco que, si bien puede no resultar fácil de asimilar a la primera requiriendo varias escuchas para encontrar toda su riqueza compositiva, está a la altura de las obras contemporáneas más destacadas del género.

Mariano Palomo

viernes, 25 de marzo de 2016

C.O.P. UK “No Place For Heaven”

(UDR GmbH)

Hace unos años el debut discográfico homónimo de unos chicos británicos llamados Crimes of Passion me llamó bastante la atención con su hard-heavy melódico de buenos temas y notable sonido. Desde entonces prácticamente les perdí la pista y ahora me reencuentro con ellos observando que han publicado algún disco más bajo aquella denominación y que ahora han cambiado su nombre reduciéndolo a sus siglas acompañadas por el indicativo de su procedencia del Reino Unido, supongo que por problemas legales de coincidencia con otro grupo.
En cualquier caso ocho años después este nuevo disco mantiene básicamente las señas de identidad del primero pero con un giro algo más contundente y actual, algo más germanizado en cierta manera, recordándome más a los últimos Jaded Heart o en menor grado a Pink Cream 69. Puede que algo de culpa de esta vena más alemana tenga que ver con el cambio de compañía discográfica, ahora con la teutona UDR, y sobre todo con la participación del productor Sasha Paeth (Avantasia, Epica, Virgo).
Hay algo que me ha llamado la atención y que no recordaba que era el parecido en ciertos giros y tonos de la voz del cantante del grupo Dale Radcliffe con la de Johan Fahlberg (Jaded Heart), algo que queda de manifiesto en el inicio con la potente y afilada “The Core” que abre el CD a ritmo alto con una curiosa afinación y una melodía vocal rotunda que sobresale entre las guitarras de Charles Staton y Andrew Mewse, y sobre la cumpidora base rítmica de Scott Jordan (bajo) y Kev Tonge (batería). Sigue la misma línea aunque con un grado más de pegada y melodía la pegadiza “My Blood”, más cercana a Pink Cream 69 dotada de una buena aportación coral con fuerza y clase incluso con algún toque agresivo y agrio, que desaparece en la más relajada “Kiss Of An Angel” de estribillo claro y nítidas guitarras actuales, ligeramente apoyadas por las teclas en segundo plano de Hennig Waner.
Más ritmo y pegada en “Take It To The Grave” de nuevo con los coros resaltando tremendamente melódicos junto a una mayor presencia de teclados dulcificando los punzantes riffs que la marcan, relajándose luego en el trabajado medio tiempo “No Place For Heaven” con la voz de Dale doblada por otra femenina de gran nivel creando un intenso dueto acercándose al rock melódico de bandas como House of Lords y siendo de lo más desatacado del disco.
Tampoco está nada mal “Burn Hell” también bastante melódica a ritmo medio con una línea vocal profunda envolviendo su instrumentación aligerada rematando en un buen solo de guitarra, para acelerarse y endurecerse después en la cruda “Halo” la más heavy del disco con una base machacona y unas guitarras de distorsión alta suavizada en el estribillo, dinamizándose y mejorando con  “Catch Me If You Can” enganchante con los teclados tomando más protagonismo aportando un efecto espacial dentro de un ritmo ligero y asequible muy melódico en voces y guitarras.
Con “No Man’s Land” caen en un ritmo cadencioso y plomizo de ambientación atormentada que no me dice prácticamente nada, subiendo el nivel en la áspera “One In a Million” otra vez con los teclados sintetizados sobrevolando sus riffs duros pero sin perder peso en su melodía a pesar de lo agrio de la voz de Dale, que se aclara resultando mucho más cálida y versátil en la balada final “Stranger Than Fiction” que cierra con sentimiento este buen disco que, sin llegar a seducirme tanto como el primero como Crimes of Passion, si me parece suficientemente interesante como para prestarle atención.

Mariano Palomo

BLACKRAIN “Released”

(UDR GmbH)

Con diez años ya de trayectoria y con cuatro discos publicados hasta ahora, tenemos la oportunidad de conocer a los hard rockeros franceses BlackRain a través de su quinta entrega “Released”. Una banda claramente deudora de la escena angelina de los ochenta pero que, al menos en este nuevo disco, aporta algún matiz actual a su base puramente hard rockera. De hecho para refrendar todos estos extremos cabe reseñar que el disco fue grabado entre Los Angeles y París junto al prestigioso productor norteamericano Jack Douglas, logrando un sonido fresco y potente en el que sin ser ningunos virtuosos cada uno de los músicos cumplen y suenan bastante bien siempre al servicio de los temas orientados en general a la diversión.
Además me ha llamado la atención la labor del vocalista y también guitarrista Swan Hellion, que por momentos muestra ciertos dejes al Blackie Lawless (W.A.S.P.) más rockero como en la inicial “Black Train” tema de hard sucio y macarra con la que empiezan a provocarnos quedando bastante resultona. Las guitarras de Axel “Max 2” Charpentier y del propio Swan suenan correctas sin complicarse mucho la vida pero siendo bastante efectivas sobre la base rítmica igualmente sencilla que desarrollan Matthieu de la Roche al bajo y Frank Frusetta a la batería.
Continúan en una línea más atormentada con la menos directa “Mind Control” doblando su estribillo dentro de una estructura melódica más cuidada con menos ritmo pero capaz de resultar pegadiza, al igual que la más sombría “Killing Me” con unos arreglos de teclas actuales que acompañan su arrastrada línea vocal. Crecen en intención pero no en ritmo con la contagiosa “Run Tiger Run” con un estribillo que se clava a la primera creciendo intensa sobre unos rasgueos acústicos y unos acertados acordes eléctricos, para romper luego mucho más festivos con “Puppet String” en onda sleazy rockanrolera con la voz de Swan más aguda acompañada de unos buenos coros, ligeros toques de piano y potentes guitarras siendo de las que más ha convencido.
Baja de nuevo el ritmo pero no la intensidad con la electro-acústica “Word’s Ain’t Enough” con una buena melodía de voz acompañada de ligeros teclados creando un sonido algo poppy, que desaparece en la circense “Eat You Alive” cruda y descarnada en un tono desafiante marcada por su curioso arreglo de carrusel, antes de volver a bajar la velocidad con otra de las destacadas “Home” otra electro-acústica al más puro estilo Guns n’ Roses con las guitarras y melodías de voz muy logradas con unos muy buenos coros creando una magnífica ambientación.
Una ambientación que se torna oscura y densa en la más actual e irregular “For Your Love”, de lo más flojo del disco para mi gusto junto a la dramatizada lenta “Fade To Black” iniciada por un lúgubre piano antes de crecer sobre una correcta melodía de guitarra pero sin demasiado cuerpo. Mejora el panorama con la ingenua de base clásica rockanrolera “Electric Blue” de nuevo con cierto toque poppy y romántico aligerándola en su melodía vocal.
Vuelven los aires más macarras y sleazies con “Rock My Funeral” corte bailable de ritmo alto a lo Hanoi Rocks con unos muy buenos coros doblándose invitando a la fiesta y el desfase, para cerrar finalmente con la sentida balada “One Last Prayer” marcada también por sus aportaciones corales y por un sonido de guitarra algo Slade muy logrado junto a un melancólico piano. Buen cierre para un disco entretenido, con un sonido notable y que hará que a partir de ahora nos fijemos más en estos galos.

Mariano Palomo

miércoles, 23 de marzo de 2016

SOTO “Divak”

(Ear Music)

Parece que Jeff Scott Soto ha decido centrarse últimamente en el proyecto que inició hace un par de años únicamente con su apellido como cabecera y compartiendo formación con los músicos que le venían acompañando ya hace algún tiempo, nuestro paisano Jorge Salán a la guitarra, el neoyorquino David Z al bajo y los brasileños BJ a las teclas y la guitarra y Edu Cominato a la batería. Todos ellos son los responsables de este “Divak”, continuación del primigenio “Inside The Vertigo” publicado hace quince meses y en el que ya nos mostraban un estilo de hard rock contundente y actual que sin abandonar el cuidado por las melodías sí resultó más duro y menos accesible para mucho seguidores del Soto más “melódico” de sus tiempos en solitario y con Talisman, Takara o Eyes.
Yo me incluyo entre esos fans que no acabamos de asimilar de primeras este giro de un artista que, aun siendo conscientes de su versatilidad y de su continua inquietud explorando nuevos sonidos, en cierto modo nos defraudó un poco o un mucho según los casos. Al igual que me ha sucedido con otros grupos he tenido que reciclarme un poco, abrir la mente y darle unas cuantas vueltas a su trabajo para acabar apreciándole en mayor medida, mejorando mi opinión con este segundo trabajo que, si bien sigue básicamente la línea marcada por su antecesor, creo que encierra más matices y detalles que lo hace más interesante tanto compositiva como interpretativamente.
Como decía el hard de tintes modernos es la espina dorsal que sostiene a los temas, comenzando por la poderosa pegada de “Weight Of The World” que abre el CD tras la intro que le da título con su ritmo pesado de base dura  y distorsión alta que se aclara con unas buenas melodías vocales en su estribillo doblado. Siguen las guitarras rasgando y cortando el ritmo en “FreakShow” corte donde se conjugan arreglos electrónicos junto melodías vocales arrogantes y envolventes creando un conjunto extrañamente adictivo.
Sigue más o menos la misma línea pero sin elementos electrónicos la dinámica “Paranoia” más directa y recordable en las primeras escuchas por su claridad de pegada y por sus arreglos de guitarra adorándola, cayendo luego el ritmo en la inquietante más melódica “Unblame” de desarrollo más calmado pero igualmente intenso, para volver a acelerar en la quedona “Cyber Masquerade” con la voz de Jeff desafiante y poderosa junto a una línea de bajo muy marcada y a una afinación de guitarra original de distorsión alta y clara.
Nos sorprenden a continuación con la balada “In My Darkest Hour” suave pieza de aires melancólicos marcada por sus rasgueos acústicos por debajo de su expresiva melodía vocal, que se agría luego en la pesada “Forgotten” oscura y densa no exenta de melodía siendo para mi gusto de lo más flojo del disco, mejorando luego con la enérgica “Sucker Punch” con ritmo y pegada, dura en sus riffs relajándose con un limpio solo de Jorge, para volver a densificarse luego con “Time” aligerándose por una buena aportación coral contrastando con sus contundentes fraseos y con su base opaca.
Vuelven a sorprender con el evocador medio tiempo “Misfi Red” con unos curiosos arreglos electro-acústicos salpicados sobre el marcado bajo de David junto a unos buenos coros doblando la melodía vocal principal antes de encarar la recta final con “The Fall From Grace” cortando su sólida base rítmica con golpes de voz agresivos y limpios de nuevo con los coros aportando melodía contrastando con las incisivas guitarras de Jorge, que atacan aun con más fuerza en la final “Awakened” dentro de una ambientación de teclados algo tétricos pero efectivos resultando un correcto cierre para este disco que, si bien me ha convencido más que su predecesor, todavía no llega al nivel de atractivo que tienen para mí los de sus etapas anteriores citadas más arriba.
Mariano Palomo