miércoles, 28 de mayo de 2014

NIGHT RANGER "High Road"

(Frontiers / Mastertrax)
Siempre es un placer poder comentar nuevo material de una banda como Night Ranger, en mi opinión de las más grandes y especiales de la historia del hard rock melódico. Seguramente en Europa no tengan el nombre, ni el prestigio, ni el arraigo del que gozan en su América natal y en Japón donde son auténticos ídolos de masas, pero lo que sí que tengo claro es que de todas las bandas surgidas en aluvión que poblaron las FM yankess en los ochenta son, junto a Foreigner, los que mejor han sabido evolucionar y conservarse. Otra buena prueba de ello es este nuevo disco que en apenas unos días estará disponible en las tiendas de todo el mundo.
Ya su anterior trabajo en estudio “Growing Up In California”, amén del espectacular acústico posterior “24 Strings & a Drummer”, supusieron una soberbia vuelta a los orígenes del grupo recuperando ese sonido fresco, melódico y pegadizo que les hizo grandes, mejorando notablemente respecto al opaco “Hole In The Sun” con el que volvían a la actividad creativa tras casi una década de parón productivo. Ahora con este nuevo CD siguen confirmando esa buena línea con otro puñado de buenísimos temas interpretados con el gusto, garra y sentimiento habituales.
La formación se mantiene alrededor de sus tres líderes fundadores, Jack Baldes (voz y bajo), Kelly Keagy (voz y batería) y Brad Gillis (guitarra), a los que acompañan ya totalmente asentados y como pilares del grupo el teclista Eric Levy y sobre todo el excelente guitarrista Joel Hoekstra. Todos ellos han sido responsables de parir los once cortes que componen este “High Road” que desde el propio tema título ya empieza a atraparnos con un ritmo alegre y rockero tremendamente contagioso y melódico, con sencillez pero a la vez con un gran trabajo de guitarras que entra a la primera, siendo perfectamente coreable como ya hemos tenido la suerte de comprobar en vivo.
No bajan el pistón con otro pelotazo guitarrero y directo como “Knock Knock Never Stop” lleno de luminosa intensidad reiterando su coreado estribillo con la voz de Keagy más áspera y arrogante, como sucede en la hímnica “Rollin’ On” con unas grandes melodías corales llenándola dentro de una estructura menos inmediata y más elaborada con un logrado duelo de guitarras y teclas que le dan un tremendo empaque.
Después de tanto ritmo, toca relajarse con la apasionada balada “Don’t Live Here Anymore” que crece sobre una suave melodía de piano, con la voz de Keagy de nuevo creando una ambientación impresionante que se rasga con los acordes de guitarra, siguiendo estas mismas directrices pero con mucho más ritmo en la potente “I’m Coming Home”, cambiando de voz principal para la más cruda “X Generation” con un Blades desatado dejando detalles y giros más desgarrados y actuales, pero sin perder nada de calidad ni melodía, y con las guitarras otra vez arrasando.
Vuelta a la tranquilidad con la embaucadora balada “Only For Yoy Only” con el piano de Levy y la voz de Blades como principales protagonistas, subiendo el ritmo en el armónico medio tiempo “Hang On” con Keagy cantando poderoso pero sin rasgar dentro de una sólida cadencia que no acaba de romper, acelerándose notablemente en la divertida “St. Bartolomews” con las guitarras de Hoekstra y Gillis doblándose afiladas y melódicas sujetando junto a una marcada línea de bajo su fresco y ochentero estribillo, recordándome mucho a los primeros discos del grupo, como en general casi todo este nuevo trabajo.
Para el final nos dejan otra de las especialidades de la casa, un medio tiempo electro-acústico de inspiración beatleliana que suple su escasez de ritmo con un encanto tremendo en su tratamiento vocal que rematan con un festivo final coral, que precede al cierre que propone la instrumental “LA No Name” que más que nada me parece un ejercicio técnico de destreza acústica con guitarras españolas y de doce cuerdas a cargo de Gillis y Hoekstra y que como curiosidad para rematar la faena no está mal.
Nada más que decir, sólo recomendar una vez más este buenísimo disco que pone continuidad a la brillantísima trayectoria de unos grandes, Forever Night Ranger.
Mariano Palomo

martes, 27 de mayo de 2014

NIGHTMARE “The Aftermath”

 (AFM)
 
Esta banda francesa es prácticamente desconocida en nuestro país, y por eso nos hemos sorprendido al enterarnos de que su trayectoria arrancó hace más de 30 años, en plena efervescencia mundial del heavy metal. Este es su noveno disco de larga duración, si no contamos recopilatorios ni directos. El hecho que a finales de los 80 sufrieran un parón que duró más de una década, no desmerece que hayan sabido mantenerse durante tanto tiempo en activo. Aunque no hemos tenido ocasión de escuchar sus primeros trabajos, resulta del todo evidente que se reciclaron y se apuntaron al power metal, cosa nada difícil dado que este estilo no es sino la evolución natural del heavy ochenteno.
El mayor punto débil de Nightmare es precisamente su nombre, porque ha habido y sigue habiendo en varios países unos cuantos grupos que se llaman igual. A su favor tienen su propia música, que no es poco. No se complican la vida con discos interminables que se terminan haciendo pesados, ni con canciones largas y aburridas. Por el contrario, sus composiciones son relativamente cortas, pues la más extensa no llega a los seis minutos.
Aparte de la intro homónima,“The Aftermath” contiene diez temas. El primero de ellos, “Bringers of a No Man's Land”, rápido y cañero, es perfecto para abrir el trabajo. La majestuosa y un poco más pausada “Forbidden Tribe”, mantiene bien el listón. “Necromancer” recupera la velocidad y tiene algún elemento más alternativo. “Invoking Demons” es un excelente medio tiempo cuyo toque de originalidad consiste en una introducción de minuto y medio (de un total de apenas cinco) que hace que al principio termines pensando que se trata de un instrumental. “I Am Inmortal” es de las más flojas. Un estribillo demasiado largo no ayuda mucho. El comienzo de “Digital DNA” rompe la monotonía con unas voces que imitan a las de las tendencias extremas. Pero en general tampoco es de lo mejor del disco.
Tras tres cortes relativamente pausados, “Ghost In The Mirror” recupera la velocidad con un arranque muy cañero. Es una de las mejores. “The Bridge Is Burning” es quizá la más experimental, con unos cuantas variaciones de ritmo e introducción de elementos orquestales. “Misión For God” es también de las mejores, salvo algún extraño cambio brusco que corta el ritmo de la canción. La última es “Alone In The Distance”, la cual, aunque no es especialmente buena, la salva un excelente estribillo. Procuraremos estar más pendientes de la trayectoria de Nightmare de ahora en adelante.
Nacho Jordán

U.D.O. “Steelhammer Live From Moscow”

 (AFM / Avispa)
 
Ante esta nueva entrega del señor Dirkschneider y sus huestes no podemos dejar de sentir una mezcla de sensaciones encontradas. Por un lado, disfrutar en vivo de su larga colección de himnos nunca deja de ser un enorme placer, y de hecho, es un directo excelente. Por otro lado, no podemos olvidar que sólo hace dos años de “Live In Sofia” y seis de “Mastercutor Alive”. Los datos hablan por sí solos.
Como decimos, es un buen “live”, y en realidad es difícil que sea otra cosa. Es casi imposible que resulte un mal disco con un repertorio de este calibre. Como se puede suponer por el título, el trabajo más representado es el reciente “Steelhammer”, del que se incluyen seis cortes de un total de 21: “A Cry Of A Nation”, “Metal Machine”, “Devil´s Bite”, “King Of Mean”, “Never Cross My Way”, y naturalmente la propia “Steelhammer”. Los quince restantes son un recorrido por la dilatada discografía del cantante teutón, aunque si exceptuamos el ya mencionado “Steelhammer” se saltan los últimos trabajos en estudio. Además de temas clásicos como “They Want War” o “In The Darkness” el resto pertenecen a épocas intermedias, como “Holy”, “No Limits” o “Timebomb”. Por eso no podemos decir que sea un directo que represente como es debido la historia de U.D.O., por mucho que la mayoría de las canciones que contenga sean geniales.
Tampoco podemos pasar por alto que tan sólo aparece una canción de Accept, “Metal Hart”. De acuerdo que alguien de la categoría del vocalista germano puede perfectamente interpretar un set list olvidándose de su antigua banda, y más aún cuando ésta ha vuelto a la actividad. Pero Udo debería tener en cuenta también lo que desean sus fans, y es imposible conocer a uno que cuando acude a verlo no quiera escuchar temas de Accept.
Es una pena que un directo que no deja de ser bueno no termine de satisfacer por un repertorio mal escogido. Aunque con el ritmo que llevan últimamente, no será de extrañar que se publique pronto otro nuevo que supla este error.
Nacho Jordán

TESLA "Simplicity"

(Frontiers / Mastertrax)
Después de disfrutar como un enano hace menos de un mes de una nueva exhibición en directo de la máquina de hacer hard rock que son Tesla, mis ganas de echarme a la oreja su nuevo trabajo aumentaron aún más si cabe. Y una vez repasado ampliamente, creo que esas ganas estaban más que justificadas y ahora satisfechas, de nuevo han vuelto a hacerlo, tremendo trabajo el que ha facturado el quinteto de Sacramento.
Sonando con su esencia de siempre pero en absoluto caducos, con su rotundidad, clase y saber hacer originales que les han convertido por derecho propio después de casi treinta años de carrera en una de mis bandas de cabecera, aun habiendo pasado alguna etapa que me resultó menos atractiva, pero siempre manteniendo un buen nivel. Nivel que prácticamente alcanza al de sus primeras y mágicas entregas con este “Simplicity”, convirtiéndolo en el disco que más me ha calado de la banda desde “Psychotic Supper”.
Las razones por las que me ha enganchado tanto seguramente tengan que ver con esa mágica mezcla de sonidos acústicos y eléctricos que Tesla saben alear como nadie, con un trabajo de guitarras estratosférico de Frank Hannon y Dave Rude, sencillamente magistrales a lo largo y ancho de todo el álbum. Tampoco se quedan atrás Brian Wheat y Troy Luccketta que siguen formando una de las mejores bases rítmicas del panorama, y por supuesto un Jeff Keith que creo que está en uno de sus mejores momentos vocales, con ese registro rasgado y potente absolutamente inconfundible, pero además mostrando unos matices melódicos más que interesantes.
Los dos primeros temas del disco ya los teníamos controlados por haber sido adelantados en sus conciertos, ambos ya nos gustaron en directo y aún más lo han hecho en estudio. “Mp3” muy rítmico con una cadencia pesada a lo “Mistreaded” pero aligerada por un rasgueo acústico que aporta un detalle especial junto a su reiterado estribillo. El otro tema ya escuchado “Ricochet” me parece todavía mejor, con un rollo UFO-Schenker en sus guitarras absolutamente genial empastando con su ritmo y estribillo quedón que te hace mover quieras o no, buenísimo, y eso que en vivo no me llamó tanto la atención, estaría despistado.
Esa misma línea alegre la encontramos en “Cross My Heart” que es puro Tesla de los inicios, medio tiempo todo rollo y encanto con pinceladas de piano y rasgueos acústicos de esos que te alegran el día, al igual que la más eléctrica y sureña “Flip Side” con un fantástico toque de armónica alternando con el arrastre de los dedos de Hannon y Rude sobre las cuerdas de sus guitarras.
Más cañeros marcando pegada y distorsión, nos dejan la enérgica “Break Of Dawn” con unas segundas voces rítmicas encajando con precisión en su ritmo venenoso, la más reposada “Sympathy” que aunque comienza suave y no acelera demasiado acaba por envolver con potentes riffs que cortan el aguardentoso tono vocal de J.K. que atrapa, como en la más densa de frenético final “Time Bomb” cuyo oscuro sonido de guitarras se ve compensado por unos aportes vocales más nítidos.
Esa penumbra se cierne sinuosamente sobre en la áspera pero clara “Rise And Fall” más melódica en coros y guitarras con unos buenísimos arreglos, pero algo pesada en su tempo, algo que sucede también aunque en menor medida con “So Divine” en la que la voz de J.K. lleva el peso dejando alguna pausa para el lucimiento electro-acústico de los hachas de la banda, explayándose en esta faceta en el medio tiempo “Burn Out To Fade” enérgico y seductor corte salpicado de sonidos slide y que repiten en versión demo a modo de tema extra.
Un terreno este de los medios tiempos y las baladas que siguen dominando como pocos, y buena muestra de ello son cortes como “Honestly” espectacular con un aire atormentado en su estribillo llenándola de sentimiento dentro de una ejecutoria tranquila pero llena de electricidad, que se aligera en la hogareña “Other Than Me” que uno se imagina perfectamente escuchándola delante de una chimenea en buena compañía, como “Life Is A River” decorada por otro gran solo de guitarra, completándose el disco con la acústica “Till That Day” más flojita y plana, pero con el encanto que habitualmente imprime el grupo a sus composiciones.
En definitiva, otro señor disco de una señora banda que sin renunciar a sus principios y raíces, sigue demostrando su clase y calidad después de tantos años. “No Machines”
Mariano Palomo

lunes, 26 de mayo de 2014

URIAH HEEP “Outsider”

(Frontiers / Mastertrax)
 
Sin aspavientos ni alharacas los veteranos Uriah Heep siguen dejándonos discos en una dilatada carrera que, con sus lógicas fluctuaciones, siempre me ha parecido de lo más respetable y admirable. Con el hard rock clásico como base, pero sabiendo dotar de distintos colores a sus trabajos, pasando del sinfonismo al A.O.R. con gusto y acierto, son capaces de seguir creando entregas tan interesante como esta que nos ocupa.
Un disco este “Outsider” lleno de buenos temas de brillantes melodías que se desarrollan con dinamismo a lo largo de sus cincuenta minutos de duración, dejándonos momentos totalmente reconocibles con los teclados de Phil Lanzon y las guitarras de Mick Box una vez más como bazas fundamentales, junto a la voz del siempre carismático Bernie Shaw. Sin olvidarnos de la competente aportación de Russell Gilbrook a la batería y de Dave Rimmer al bajo, y por supuesto la del quinteto al completo a la hora de acompañar en esas voces y coros.
Comienzan de forma majestuosa con la brillante “Speed Of Sound” de estribillo claro dentro de unos tonos vocales medios pero con mucha fuerza impresa desde las guitarras y teclados de aires sinfónicos adornando su marcada base de bajo, que se relaja seguidamente en el inicio de “One Minute” que va yéndose arriba para terminar más hard y tremendamente pegadiza, con un encanto especial en su cadencia, que se intensifica en “The Law” muy setentera con esos sonidos característicos de teclados rotos por unos riffs y coros potentes reiterando su estribillo.
Se acelera notablemente el ritmo con las directas “The Outsider”, menos rebuscada y tremendamente contagiosa, con mayor carga de guitarras que de teclas luciéndose Box con gran solo, al igual que en “Rock The Nation” todavía más pegadiza con una gran melodía de voces a lo “All The Way From Memphis” de Mott The Hoople, convirtiéndose estos dos cortes en candidatos a singles del disco.
Se toman un descanso con “Is Anybody Gonna Help Me” bastante pesada a base de denso sinfonismo sobre los teclados de Lanzon explayándose sin apenas brillo, para volver con fuerza de la mano de la magnífica “Looking At You” hard rock melódico con ritmo elevado con unas sencillas guitarras rasgadas acompañadas de unos precisos teclados, que vuelven a su sinfonismo más marcado en la compacta “Can’t Take That Way” con la voz Shaw arrogante incitando con poderío, aligerándose luego sobre el claro estribillo de “Jesse” más inmediata y sencilla.
En el final del CD mantienen el nivel con dos temas como “Kiss The Rainbow” en el que se acercan al A.O.R. de su etapa ochentera llenándola de melodías de voz con un puntito místico,  y como “Say Goodbye” mucho más rockera y guitarrera con la esencia setentera perfectamente reflejada en un pequeño pique de órgano y guitarra marca de la casa. Cierre fantástico para un gran disco digno de la discografía de estos monstruos.
Mariano Palomo

TIMO TOLKKI’S AVALON “Angels Of The Apocalypse”

(Frontiers / Mastertrax)
 
Apenas un año después de sorprendernos muy positivamente con la primera entrega de su proyecto Avalon, el imprevisible Timo Tolkki vuelve a hacer honor a su irregularidad dejándonos ahora esta segunda con un nivel bastante inferior. La pomposidad, brillantez y calidad de aquel “The Land Of The New Hope” supera con creces a la de este “Angels Of The Apocalypse”, mucho más romo y espeso, sobre todo en lo que se refiere al conjunto de aportaciones vocales se refiere que, salvo alguna excepción, me resultan muy inferiores.
Compositivamente tampoco me parece tan redondo, ni mucho menos, con unas guitarras y teclados que no alcanzan para transmitirme con la fuerza que sería deseable, quizá porque me recuerdan demasiado a Rhapsody,  con el añadido de la participación en varios temas de Leo Leoni que no me acaba de convencer. Como en el comienzo con “Jerusalem In Falling” tras la intro a cappella “Song For Eden”, un tema duro y rotundo de guitarras secas y cortantes que intenta llegar a la épica con unas teclas orquestadas unos coros líricos que se quedan en correctos, sin más.
Mejora algo el panorama con el poderoso arranque lírico-dramatizado de “Design The Century” implementado por la bonita voz de Floor Jansen (Nightwish, ex After Forever) muy melódica doblándose en algún repunte de estribillo pero sin llegar a romper del todo. Luego de pronto nos encontramos con un tema como “Rise Of The 4th Reich” que es puro Virgin Steele con la voz de David De Feis  rasgándose en un entorno teatral y agresivo, pero sin acabar de convencerme del todo, eso sí, con un intenso y limpio solo de guitarra de Tolkki.
Vuelve Lione a escena para poner su voz a una simple “Stargate Atlantis” que recuerda un poco al power sinfónico de Stratovarius pero sin el dinamismo y brillantez de sus mejores tiempos, como sucede en la más pegadiza “The Paradise Lost” con una mejor interpretación aportando mayor lirismo a cargo de nuevo de Floor Jansen, que cede el testigo a otra fémina como la chilena Caterina Nix que nos deja bastante fríos en la balada “You’ll Bleed Forever”, muy plana y sin apenas brillo, como me ocurre prácticamente en con Simone Simons (Epica) en “High Above Of Me” la otra composición lenta del disco sin nada de ritmo y tremendamente lineal salvo por un breve y afilado solo de guitarra.
Entre medias tenemos el que es para mí de lejos el mejor tema del disco “Neon Sirens”, con un gran Zak Stevens a la voz encajando como un guante en su estructura dramatizada con algún toque power-progresivo al más puro estilo Savatage, tanto en las guitarras como en los giros vocales, consiguiendo la más ser recordable e inmediata.
El final con el tema título “Angels Of The Apocalypse” se hace muy largo y pesado, no solo por su duración de más de nueve minutos, si no por lo denso de su desarrollo a pesar de contar con la participación alterna de Floor Jansen, Simone Simons y Elyze Ryd (curiosa la escasa participación en este trabajo de la vocalista de Amaranthe después de tener el papel principal en el primer disco de Avalon) dentro de un entramado lírico, épico y pomposo que acaba por no llevar prácticamente a ninguna parte desembocando en la outro “Garden Of Eden” con un suave sonido de caja de música que tampoco aporta prácticamente nada.
Desafortunadamente parece que Tolkki se ha precipitado, seguramente para dar continuidad al proyecto Avalon, y ha sacado un segundo disco mucho menos redondo y elaborado, como si disco de descartes del primero se tratara, o bien simplemente sus musas estaban de vacaciones cuando se puso a componerlo.
Mariano Palomo

jueves, 22 de mayo de 2014

NEAL SCHON "So U"


(Frontiers / Mastertrax)
Ahora que parece que Journey están en un periodo relajado dentro de su carrera, el guitarrista y líder de la banda, Neal Schon, vuelve a ofrecernos un nuevo disco dos años después de su anterior obra en solitario “The Calling” que pasó bastante desapercibida para el gran público, como me temo que lo hará esta, a pesar de contener buenos momentos y sobre todo un tremendo nivel instrumental de todos los que en ella participan. Y es que cuando uno tiene el oído asociado este nombre a temas pegadizos y asequibles, resulta bastante complicado acostumbrarlo a las intrincadas composiciones que suele proponer Schon en sus aventuras en solitario fusionando jazz, blues, rock o new age.
En este caso acompañado por dos músicos de enorme talla y que conoce perfectamente, el batería Deen Castronovo compañero suyo en Journey, y el bajista Marco Mendoza con el que compartió alineación en Soul Sircus. Ambos también participan como voces principales en algún tema al igual que el propio Schon, mostrando un correcto nivel general que supera el notable en el caso de Castronovo como ya hemos podido comprobar tanto en estudio como en directo, que además es al que mejor se le distingue, ya que no aparecen en los créditos de los temas detallados los vocalistas de cada uno de ellos.
El disco me ha parecido tan variado como de irregular, por una parte algo bueno ya que no se repite y resulta más versátil, pero por otra parte con algunos momentos excesivamente densos y enrevesados, sonando todo muy bien pero resultando algo pesado en algunos tramos. Buen ejemplo de esto es el principio con “Take A Ride” una especie de blues rock con poco encanto que se pierde en su cadencia setentera pero, tornándose mucho más plomiza en el final del disco con la cargante y algo psicodélica “Big Ocean” que es un tostón instrumental ligeramente alegrado por algún acorde melódico de nivel.
Claro que tampoco ayuda que tras “Take A Ride” nos encontremos con casi diez minutos de desarrollos jazzies experimentales en “So U”, muy técnico, muy elaborado, con variedad de registros y voces susurrantes pero yendo cada uno por su lado resultándome muy deslavazado, con escasa consistencia y nula continuidad, muy apropiada para acompañar un viaje lisérgico, una señora fumada en toda regla. Afortunadamente en la parte central del disco nos encontramos con cortes bastante más interesantes y aprovechables, empezando a mejorar ya con la también jazzie pero mucho más asequible “Exotica” una bonita instrumental de regusto latino que recuerda a la etapa Santana de Schon y a las fases más experimentales de Journey.
De repente sorprenden rompiendo con el hard setentero y movido de “What You Want” que deja un aroma Thin Lizzy en líneas de guitarra-bajo y donde que supongo mucho habrá tenido que ver Marco Mendoza, al igual que en la groovie y algo funky con ciertas reminiscencias Glenn Hughes en su sonido “On My Way” que sin ser la más brillante si es de las más animadas del disco, junto a la potente “Shelter” que llega por sus coros festivos y por sus punzantes guitarras, aunque se alargan innecesariamente acabando por resultar algo machacona.
Los temas con  Castronovo a la voz son como podía preverse los más próximos al A.O.R. El primero de ellos “Love Finds A Way” es una delicada balada en la que el batería exhibe su tono característico cercano al de Perry-Augery con brillantez pero acabando por ser excesivamente larga y monótona, mejorada por un bonito y trabajado solo de Schon. El segundo “Serenity” es para mí el mejor tema del disco, seguramente porque es puro Journey, ritmo alegre, buenas guitarras melódicas, pegada marcada, arreglos dinámicos, voces ganadoras, vamos que no hubiera desentonado en discos como “Arrival” o “Generations”.
Resumiendo, temas redondos menos de la mitad, sonido y producción muy bueno, capacidad creativa notable, así que creo que podemos dejarlo en mitad y mitad más menos.
Mariano Palomo

CALIFORNIA BREED "California Breed"


(Frontiers / Mastertrax)
Tras la ruptura de Black Country Communion, dos de sus piezas fundamentales Glenn Hughes (bajo y voz) y Jason Bonham (batería) nos sorprenden con un nuevo proyecto junto al jovencísimo guitarrista Andrew Watt, todo un desconocido para el gran público que de la mano de estos dos veteranos da un salto superlativo poniendo de manifiesto su talento en este debut discográfico de California Breed. Un disco que en cierto modo podría considerarse continuación de la producción previa de Black Country Communion, pero con más carga puramente hard setentera y menos blues.
Empieza con un tema denso y de alto octanaje como  “The Way” con el bajo sonando gordísimo para que Hughes se exhiba con desgarro y suavidad con las guitarras altas y matizadas, no es fácilmente asimilable de primeras pero acaba por ser bastante adictiva. Más energía e inmediatez en la brillante y descerrajada “Sweet Tea” con la voz potente tirando de agudos sobre la punzante guitarra de Watt, que tira de arreglos psicodélicos en la envolvente “Chemical Rain” dotada de fuerza y distorsión sobre una línea vocal alternando momentos susurrantes y descarnados.
Cambian a un registro más inmediato y rockanrolero a lo Stones en la sensual “Midnight Oil” con un destacado apoyo de voces femeninas de textura negra y que termina con un breve solo de batería de Jason Bonham para redondear el tema más “radiable” del disco, junto a la apasionada balada “All Falls Down” en el que el trío exhibe todas su virtudes, y en menor medida en la festiva “Spit It Out” con unos buenos juegos vocales cortando su ritmo junto a un marcado bajo y unos ligeros golpes de pandereta. Misma viveza y potencia proponen con “The Grey” de pegada dura y técnica que sostiene un ritmo vivo con el que llegan matizando sus líneas vocales y sus buenas guitarras, aligerándose un poco para la rasgada “Scars” con un punto psicodélico curioso pero muy melódico, como se aprecia en “Strong” con las cuerdas de la acústica sonando al aire creando un curioso sonido, que engordan en el inicio de la final de rasgueo marcado “Breathe” para acabar subiendo dejando un ligero rastro zeppelinesco.
Antes muestran su cara más densa y stoner en dos cortes como “Days They Come” con sus subidas y bajadas de tono y distorsión a lo Black Sabbath, y en “Invisible” donde el sonido de guitarra es todavía más pesado, demasiado para mi gusto, pero con una melodía de voz limpia de regusto lisérgico que la aclara un poco. A día de hoy estos son los temas que todavía no acaban de entrarme, algo que me pasó en las primeras escuchas con el disco en su conjunto, pero que ahora una vez habiéndole sacado el jugo me parece bastante más dinámico e interesante.
Mariano Palomo

WALTER TROUT "The Blues Came Callin'"


(Provogue Records)
No sé si será porque uno va cumpliendo años, o por la excitación que supone descubrir cosas nuevas, en este caso más bien redescubrir y en absoluto nada nuevo, pero el caso es que últimamente disfruto mucho de algunos buenos lanzamientos de blues rock que están llegando a mis manos. Entre los más destacados sin duda este fantástico trabajo del bluesman de New Jersesy Walter Trout, un señor con cincuenta años de carrera del que, aparte de por referencias y alguna colaboración, no había escuchado nada en profundidad y que ahora ha despertado mi curiosidad por su obra.
Por lo que he podido investigar mínimamente la trayectoria de este señor se cruza con la de nombres tan destacados como los de Canned Heat o John Mayal, de los que me confieso casi un total ignorante, pero que siempre han estado ahí marcando la historia de blues rock, además de una prolífica producción con su propia banda con más de una docena de discos publicados. Una carrera que en los últimos tiempos se ha visto truncada por una grave enfermedad hepática y que tiene a Trout postrado en un hospital de Los Angeles a la espera de un trasplante de hígado que esperemos le llegue lo antes posible.
Aun así, sobreponiéndose a la adversidad el cantante y guitarrista norteamericano ha tenido fuerzas suficientes para sacarse de la manga un pedazo de disco como este que nos ocupa, escrito y grabado entre el final del pasado 2013 y principios de este 2014, y que se pondrá en circulación en menos de dos semanas. Y el caso es que los temas del disco no reflejan para nada angustia, depresión o tristeza, como pudiera ser previsible e incluso lógico dada la situación de su autor, todo lo contrario, la gran mayoría son composiciones alegres, chispeantes y con mucha esencia eléctrica.
Desde un principio con “Wastin’ Away” transmite luz y energía con un trabajo de guitarras punzante contrastado por la sinuosidad de los teclados acompañando a su voz limpia y arrastrada, transmitiendo un rollo más grave y polvoriento con la magnífica “The World Is Goin’ Crazy (And So Am I)” canción llena de clase y nivel técnico pero en absoluto fría, y que me recuerda mucho en su sonido de guitarra al Blackmore más blues, para transportarnos después a territorios sureños con la más acústica “The Bottom Of The River” a la que la armónica le da un embrujo especial.
Más fiesta propone en la ligera “Take A Little Time” con su ritmo clásicamente rockanrolero de salón con el piano bien marcado que te hace mover el pie, que llega a ser más rítmico con la entrada en escena de la armónica en cortes como “Willie” en el que Walter sujeta las notas de su guitarra junto a unos buenos sonidos de órgano, que crecen en la cálida y más lenta “Born In The City” de percusión austera pero con enorme solo de guitarra lleno de sentimiento.
Sigue embaucando con el tema título “The Blues Came Callin’” lleno de cadencia blues de manual con ese aire arrastrado de versos marcados que luce aún más con un tórrido duelo de solos de órgano y guitarra, envolviéndonos luego con “Hard Time” que entra seduciendo con un soberbio sonido de guitarra extendiéndose sin avasallar, para acabar arropándonos con un sentido blues de manual como es “Nobody Moves Me Like You Do” en el que destila pasión y que está dedicada a su mujer que lleva un montón de años con él.
Entre medias de todos estos temas propios nos deja dos perlitas ajenas, la primera “TheWhale” es una vibrante composición de J.B. Lenoir que crece sobre su electrizante solo de guitarra que no necesita correr para acabar convenciendo. La otra es una improvisada jam instrumental durante los ensayos en el estudio con John Mayal al piano como bien indica su título “Mayal’s Piano Boogie”, divertido momento perfectamente encuadrable en cualquier garito del delta del Mississippi lleno de humo y whisky, y que bien podríamos aplicar a la también instrumental “Tight Shoes” que completa el disco en clave clásica de marcado compás 3x4.
Gran disco de este músico al que intentaré investigar más a fondo y que, por supuesto, espero y deseo que encuentre pronto cura a su enfermedad y que pueda seguir dejándonos trabajos tan interesantes como este.
Mariano Palomo

miércoles, 21 de mayo de 2014

ELVENKING "The Pagan Manisfesto"

(AFM / Avispa)
Desde luego no es el folk metal el estilo que más me seduzca, pero dentro de él si hay alguna banda que todavía es capaz de hacerme pasar un rato entretenido con sus historias de elfos, enanos y bosques encantados, estos son los italianos Elvenking. Disco tras disco mantienen sus prestaciones diferenciándose de otras formaciones de su estilo sobre todo por su mayor calidad tanto instrumental como compositiva, además de por conseguir que sus trabajos no se me hagan excesivamente pesados y repetitivos.
Seguramente su variedad a la hora de incluir elementos folkies, la alta carga melódica aunque no exenta de potencia metalera en sus temas, y los trabajados juegos vocales que incluyen en los mismos, sean los factores más destacables de este nuevo disco, algo que por otra parte suele estar presente desde los inicios del grupo, con la destacada presencia a las voces de Damna que muestra un amplio registro vocal, siempre bien acompañado por los coros de sus compañeros de andanzas, todos ellos más que correctos a la hora de llevar a cabo su labor.
Son capaces de atreverse a reventar el disco desde el principio tirando primero de una breve y bucólica intro medieval como “The Manifesto” para explayarse luego durante casi trece minutos sin resultar cansinos con una compleja composición como “King Of Elves” en la que van desde el power acelerado y machacón hasta los sonidos acústicos llenos de delicadeza, pasando por partes orquestales grandilocuentes, pasajes guitarreros virtuosos, inquietantes ambientaciones, rematándolo todo con la siempre remarcable presencia de la bella voz de Amanda Somerville.
Luego casi hasta el final, el resto de los temas son mucho más directos y breves, desde la guerra y motivante “Elvenlegions” que es puro power acelerado dinámico y potente con su estribillo jarrero en todo lo alto, hasta la melódica “Black Roses For The Wicked One” con un punto más ligero y luminoso a lo Edguy, pasando por ataques más marciales y guerrero como “The Druid Ritual Of Oak”, “Pagan Revolution” o “Grandier’s Funeral Pyre” donde los arreglos de flautas y violines están por debajo de redobles y guitarras duras. Cambian algo las tornas en la no menos dura “Moonbeam Stone Circle” de aire bardo a lo Blind Guardian con esos coros pomposos que llenan los pocos huecos que deja su machacona base, mientras que “Twilight Of Magic” también tiene esa rotundidad, pero es mucho más ligera y melódica, más happy, suavizada con los arreglos flokies que comparecen en mayor medida en la más pesada y oscura con aportes guturales “The Solitaire” y sobre todo en la juglaresca “Towards The Shores” que es una agradable pieza llena de sonidos acústicos sin apenas ritmo.
En el final vuelven a dejarnos una composición extensa, algo menos que “King Of Elves” también con mucho trabajo compositivo pero con menor brillantez, alternando partes cañeras y sombrías llenas de fiereza con otras alegres y festivas, y donde el violín de Lethien deja su sello contrastando con los afilados rasgueos de guitarra de Aydan y Rafahel. Como decía en el inicio, Elvenking vuelven a convencerme y de vez en cuando tampoco está mal entretenerse un rato escuchándolos.
Mariano Palomo

THREE LIONS "Three Lions"


(Frontiers / Mastertrax)
Unas de las sorpresas más agradables que me he llevado últimamente dentro del hard melódico británico, tanto en estudio como en directo, ha sido la de este proyecto que bajo el nombre de Three Lions acoge dos ex Ten y Dare como Vinny Burns (guitarra y teclados) y Greg Morgan (batería) junto al hasta ahora desconocido cantante y bajista Nigel Bailey. Entre los tres y con la siempre inestimable colaboración de Alessandro Del Vecchio a la producción, han dado a luz a trece cortes llenos de melodía y elegancia que inevitablemente me recuerdan a las bandas matrices de Burns y Morgan, es decir, a Dare y a los primeros Ten, pero con aportes y detalles propios que enriquecen el resultado final.
Este sonido de las islas tan reconocible y nítido empezamos a encontrarlo en la animada “Trouble In A Red Dress” con una melodía vocal que es muy Gary Hughes pero con un punto más de profundidad y potencia dejando claro que estamos ante un señor vocalista como es Nigel Bailey, encajando a la perfección dentro de una estructura instrumental de guitarras y teclados que también me recuerda mucho a la míticos Praying Mantis. Esta mismas características las encontramos en otra gran canción como “Just A Man” igualmente pegadiza y llena de melodía seduciendo con su luminoso encanto, o en la no menos brillante “Magdalene” que transmite directa con su estribillo ganador pleno de fuerza y melodía.
El equilibrio de teclados y guitarras es una constante a lo largo del disco, creando en ocasiones ambientes envolventes como en las épicas “Twisted Soul” que recuerda mucho a los Ten más guerreros, y “Kathmandu” adornada de unos arreglos orientales que nos transportan al Tibet. O también en la más relajadas “Don’t Let Me Fall” que va creciendo en emotividad y ritmo para atraparnos dentro de sus enormes melodías en una onda algo más sinfónica, y “Two Hearts Beats As One” más suave e intimista muy sentida pero algo plana, al igual que “Winter Sun” que es puro Dare en su faceta más bucólica. Aumenta la intensidad, sin salirse mucho de esta línea, en la magnífica balada “Made For One Another” sencilla pero con unos preciosos detalles de guitarra y piano acompañando la apasionada interpretación vocal de Nigel.
En algunas fases Vinny rasga más su guitarra y sube la distorsión para mostrar una vena más hard rockera, caso de la dinámica “Hellfire Highway” que cabalga con fuerza sobre un potente riff y un contagioso estribillo, o de “Holy Water” que si me dicen que pertenece a los primeros discos en solitario de Gary Hughes o los más melódicos de Fastway me lo creo. Por el contrario son los teclados los que toman mayor protagonismo en cortes como la más A.O.R. “Hold Me Down” que suena entrañable con ese punto de ingenuidad ochentera que la hace tan fácil de escuchar convirtiéndola en una de mis favoritas.
El postre es de lo más sentido con la brillante instrumental “Sicilian Kiss” en la que se luce Vinny con su guitarra sobre un delicado colchón de teclas al más puro estilo K2 (Gary Moore-Don Airey), dejándonos con un excelente sabor de boca después de haber degustado un sabroso menú lleno de esencia y calidad, como para repetir sin dudar.
Mariano Palomo

WINGER "Better Days Comin'"

(Frontiers / Mastertrax)

A estas alturas no creo que nadie deba sorprenderse al escuchar la nueva entrega de los americanos Winger, otrora adalides del hard/A.O.R. de finales de los ochenta, pero desde hace ya bastante tiempo, mucho más experimentales y contundentes que antaño. Ya trabajos como “Pull” o su reentré con “IV” eran sustancialmente distintos a lo que nos dejaron en sus dos primera obras de culto, algo que se ha ido reafirmando tanto en estudio como en directo, sin ir más lejos hace unos días en el Frontiers Rock Festival.
Si bien la mayoría preferimos su primera etapa más comercial y melódica, no es menos cierto que sus discos posteriores han dejado cosas interesantes en mayor o menor medida, y en este caso con “Better Days Comin’” no iba a ser menos. Para empezar por su sonido, rotundo, sólido, brillante por momentos, aunque luego el desarrollo de los temas sea más irregular. El comienzo es auténticamente enganchante y frenético con “Midnight Driver of a Love Machine” crudo y adictivo corte en el que Kip Winger tira de garganta con fuerza, mientras que Reb Beach y John Roth se dedican a dinamizar su ritmo a base de riffs y solos incendiarios. El segundo tema con el que atacan “Queen Babylon” aun teniendo un deje más melódico y templado en su velocidad es incluso más descarnado y tórrido, creando un ambiente algo sombrío por momentos decadente, para acelerar con fuerza de nuevo en la áspera “Rat Race” de nuevo con un tremendo riff compensado por una buena melodía de voz afilada bien completada por unos coros altos y directos a lo “Colorado Bulldog” de Mr. Big, directa y efectiva.
Tras ponernos en marcha con estos tres trallazos iniciales se calman un poco con la pesada “Better Days Comin’” que se anima un poco por unos coros y palmas algo horterillas para mi gusto y por unos curiosos arreglos orientales diseminados entre rasgueo y rasgueo, para densificarse todavía más con “Tin Soldier” una especie de rock alternativo con toques progresivos donde sobresale la dramatizada interpretación vocal de Kip y sus líneas de bajo, y que podría haber encajado perfectamente en el track list de su LP “Pull” o de alguno de sus discos más intimistas en solitario. Esta línea intimista se acentúa en la extensa “Ever Wonder” agradable al oído, bien ejecutada, pero excesivamente monótona con su cadencioso rasgueo acústico sobre una tímida ambientación de teclados.
Se anima de nuevo un poco la cosa con “So Long China” de ritmo más vivo creando una envolvente melodía de voz y guitarras sobre todo en su desnudo estribillo que sin apenas necesidad de coros adicionales resulta bastante convincente, densificándose de nuevo pero con mayor brillo en  la setentera “Storm In Me” algo opaca pero interesante sobre todo por su evocadora ambientación zeppelinesca con un gran trabajo de guitarras de Beach y Roth.
El final lo ponen la desgarbada aunque expresiva “Be Who You Are Now” que acaba por hacérseme demasiado espesa con su cadencioso ritmo ambiental que no acaba de arrancar, y la también pausada pero más intensa “Out Of This World” con Kip mostrando mayor amplitud de registros desde algunos susurrantes hasta otros desgarrados sobrevolando sobre una elaborada instrumentación, donde se deja notar la pulsación de su bajo y los dibujos de guitarra de la pareja de hachas.
Cierre notable para un disco con altibajos, que empieza como un tiro, pero que luego va cayendo en cierta espesura monótona de la que se recupera en momentos puntuales y que en conjunto no está mal, más o menos a la altura de su predecesor “Karma”, pero por supuesto a notable distancia de las mejores obras del grupo.
Mariano Palomo

martes, 20 de mayo de 2014

SEBASTIAN BACH "Give 'Em Hell"

(Frontiers / Mastertrax)

Parece que Sebastian Bach intenta arreglar en alguna medida los desaguisados de sus trabajos anteriores en solitario, sobre todo el difícilmente digerible “Kicking & Screaming” publicado hace ya tres años, con esta nueva entrega que sin ser ni mucho menos para volverse loco, al menos si ofrece algo más de claridad y energía matizada, tanto en las composiciones como en la propia labor vocal del ex cantante de Skid Row. Este detalle es el que más me ha gustado, por fin podemos reencontrarnos con un Sebastian más brillante y convincente, sin llegar desde luego a los registros imposibles de antaño, pero ofreciendo una forma de cantar más inteligente y acorde con sus capacidades actuales, sin necesidad de estar forzando y desgarrando continuamente su voz.
También ayuda el sonido que aun dentro unas tesituras bastante actuales y con la distorsión como protagonista en muchas fases del disco, no deja de lado buenos arreglos y melodías que favorecen su variado desarrollo. Así las guitarras de John 5 (Marilyn Mason, Rob Zombie), Steve Stevens (Billy Idol) y Devin Bronson (Avril Lavigne, Pink) copan buena parte de la atención en los temas dejando buenos momentos sobre la rotundidad que siempre aporta un batería como Bobby Jarzombek (Halford, Riot) y la experiencia de un bajista como Duff McKagan (Load, Guns n’ Roses), que hacen que todo suene bastante gordo y con sentido, independientemente de la mayor o menor brillantez de los temas que de todo hay.
El comienzo es bastante fresco y divertido con el tema título “Hell Inside My Head” atacando con fuerza en una onda actual y juvenil pero con un regusto clásico hard-metalero bastante resultón, bien secundado por la no menos enérgica y curiosa “Harmony” con esos rasgueos noventeros que triunfaron cuando el grunge empezó a decaer pero además matizado con una buena melodía vocal que entra bien dentro del ritmo más rascón de sus guitarras.
Tras estos dos primeros ataques de púbera ingenuidad guitarrera llega la oscura “All My Friends Are Dead” que acorde a su título cae en ritmos pesados y densos pero aligerados por, de nuevo, una buena melodía vocal que acaba por dotarla de cierto encanto que se torna en desgarro en algunas fases del asequible medio tiempo “Temptation” afilado y matizado corte con el que bajan un poco el pistón para acabar de caer en la lenta y siniestra “Push Away” donde alternan distorsión embarullada, pasajes limpios y cierto desencanto melódico, notablemente mejorado en la balada “Had Enough” la mejor de las lentas con ligero halo Skid Row, sobre todo en su poderoso solo de guitarra, al igual que en la arrogante “Gun To A Knife Fight” otra de las mejores del disco
Vuelta de tuerca más maquinera y pesada para las guitarras de “Dominator” compensada por su expresiva melodía vocal que acaba por imponerse a sus cortantes rasgueos, algo que también consigue con poderío en “Taking Back Tomorrow” otra de las destacadas por su punzante riff central dentro su tórrida ambientación, bajando un poco el nivel con la más áspera “Disengaged” durita con buen balance de guitarras.
Se completa el disco con dos medios tiempos que poco tienen que ver entre sí, el primero de ellos “Rock n Roll Is a Vicious Game” choca entre tanta caña a base de acústica y armónica dentro de una melodía relajada de aires country-sureños para que Seb muestre su cara más tierna y sentimental. Por el contrario “Forget You” es un destartalado ejercicio de siniestra monotonía, perfectamente prescindible salvado mínimamente por un breve solo de guitarra.
Cierre obviable para un disco que aprueba sobradamente, pero al que todavía le sobran algunas fases excesivamente pesadas para llegar al notable. En cualquier caso, bastante más de mi agrado de lo que venía haciendo Sebastian Bach desde que dejó Skid Row.
Mariano Palomo

21 OCTAYNE "Into The Open"


(AFM / Avispa)

Curioso proyecto este que llega desde el sur de Alemania de la mano de cuatro experimentados músicos del panorama heavy-hard rockero: el vocalista Hagen Grohe (The Joe Perry Project), el guitarrista Marco Wriedt (Axxis), el bajista Andrew “The Bullet” Lauer (Paul Gilbert) y el batería Alex Landenburg (Rhapsody). Todos ellos se han unido en esta ocasión para dar forma a un disco en el que lo que nos ofrecen está bastante alejado de lo que venían haciendo hasta ahora con otras formaciones, y esto no es otra cosa que un hard rock actual, con algún toque de nu-metal, pero tratado con bastante melodía y versatilidad. Así podemos encontrarnos desde temas frescos y pegadizos que me recuerdan a sus compañeros de sello Shakra como la inicial “She’s Killing Me” para darnos de bruces después con una pesada “Dear Friend” con una distorsión oscura destilando amargura en sus notas, y luego pasar a una ingenua “Turn The World” en la que su tratamiento vocal me recuerda un poco a Harem Scarem con un punto romántico pero con unas guitarras más ligeras.
Sigue la montaña rusa que nos proponen 21 Octayne con “Don’t Turn Away” corte de ritmo vivo con un bajo tremendamente marcado tirando de pulsación funky y con unas incendiarias guitarras que parecen proponer una especie de cruce entre los setenta y los noventa, con groove y encanto. Sigue sacudiendo Andrew su bajo en la más pesada y moderna “My Teddy Bear” de distorsión gorda, para ceder el protagonismo a los sonidos acústicos en la relajada y apasionada “Into The Open” en la que también brilla un descarnado solo de guitarra de Marco, volviendo reaparecer las cuatro cuerdas con fuerza para abrir la evocadora “Me, Myself And I” con la voz de Hagen arrastrándose sobre una insinuante melodía de guitarra oriental pero introduciendo algunos cambios y elementos progresivos.
Vuelve el groove y el desgarro en la actual “My Heart Save Me” con un estribillo claro y coreado que junto a unas trabajadas guitarras hacen de este un tema bastante interesante, como lo es la balada acústica “I Will Always Be Right There” únicamente con la voz desnuda y profunda de Hagen junto a la guitarra pellizcada y rasgada y a unas ligeras aportaciones corales, o en una línea completamente distinta la animada y quedona “Come Alive”. Algo menores la curiosa “Your Life” en esa onda actual de riffs gordos y cortantes, o el medio tiempo “Leave My Head” sinuoso e intrigante ofreciendo dureza excesivamente desgarrada por momentos.
Disco variadito, ágil, con un muy buen sonido, y que puede gustar desde a los más inquietos buscadores de sonidos actuales, hasta otros más conservadores que todavía se dejan sorprender.
Mariano Palomo

ASFALTIKA "Rompiendo el Silencio"


(Duque Producciones)

Tras dejar atrás su faceta como banda tributo a Asfalto con la que se dieron a conocer hace ya unos años, los madrileños Asfaltika consolidan su producción e identidad propias con la salida de su segundo trabajo en estudio en menos de dos años. Un disco este “Rompiendo El Silencio” que, si bien se mueve más o menos por los mismos parámetros que se debut discográfico “Mundo de Cristal”, supone un paso adelante observándose una mayor compacidad en el desarrollo de los temas y en el sonido de los mismos.
Tras sufrir algunos cambios en su seno, la banda sigue estando liderada por su bajista y fundador Javi Canseco (ex Cuatro Gatos) que junto al vocalista José A. Alvarez continúan al frente de este proyecto al que se ha unido parece que ya de forma definitiva el gran Joaquín Arellano “El Niño” (Cuatro Gatos, Ñu, Mago de Oz, Muro) que se hace cargo de los tambores una vez más. Por su parte el guitarrista Ismael Gutiérrez aunque ha grabado el disco ya no pertenece al grupo, habiendo sido sustituido por el cantante David Requejado (Perfect Smile) que cambia el micro por las cuerdas. Por su parte Elena Alvarez aunque participa en la composición de algún tema ha dejado su puesto en la grabación de los teclados a Eduardo Ortiz.
Así pues, tras estas novedades y con la producción una vez más de Pepe Herrero, nos encontramos con trece cortes de heavy power melódico que se inician con “Desolación 3” una breve y melancólica intro de violín que enlaza con “El Día Después”, una composición épica y pegadiza con un ligero toque celta y oscuro en la que sus coros guerreros amortiguados rodean a unas buenas guitarras y a unos redobles marcados con precisión. Continuando en esta línea épica pero con una cadencia más pesada llega “Rompiendo el Silencio” de nuevo con los coros resaltando en una onda más dramática, que se torna barroca-progresiva con los teclados de Eduardo en “Amanecer” dentro de una línea más directa y ligera.
Con “Alzar El Vuelo”, se toman un pequeño respiro dejándonos un medio tiempo lleno de expresividad y emotividad con la participación de Tete Novoa (Saratoga) alternando su potente voz con la de José dando forma a uno de los temas más destacables e intensos del CD, rematado por un buen solo de guitarra de Ismael, que ofrece mayor sinfonismo junto al lirismo de las melodías de voz para envolver la teatral “El Sueño Mortal”, muy Cuatro Gatos pero algo más oscura y con menos teclados, que reaparecen con fuerza para adornar la bélica “Línea de Fuego” agresiva y afilada pero con buenos matices melódicos. Se densifica el sonido para “Un Día de Invierno” comenzando por unos sonidos de bajo cruzados con riffs de tinte progresivo que van subiendo de ritmo a golpe de batería y voces dentro de un ambiente sombrío pero con un mensaje positivo.
Continuando con ese toque progresivo, sobre todo en la guitarra de Ismael, pero dentro de una estructura bastante power “Lucha y Poder” supone un curioso ejercicio vocal con el enfrentamiento a modo de dueto entre José y la gran Gema Vau (Biosfear) al más puro estilo Pimpinela, suponiendo dentro de tanta épica un pequeño break que se prolonga en “Ven Hacia Mi” de esencia ochentera y hasta casi hard rockera con unas remarcables guitarras y unas fantásticas melodías de voz y teclados, otra de mis favoritas del disco.
En el final vuelve el espíritu guerrero y batallador con la cruda “Cruel Verdad” que se inicia tranquila para romper épica y acelerada afilándose en sus notas pero sin perder el gusto melódico, que se torna más cadencioso en la dramatizada “Oscuridad” salpicada de intensos ataques instrumentales entre rítmicos coros, que desaparecen para dejar que José luzca su potente y profunda voz en la bucólica “Ahora Toca Regresar” plena de evocador sentimiento astur.
Cierre bonito pero sombrío, como en general todo el disco que, aun estando bastante bien en lo que a composición e interpretación se refiere, creo que peca un poco de repetitivo por momentos con excesivas referencias musicales guerreras y épicas, aunque a nivel de textos no tenga nada de dragonero ni fantástico, ciñéndose a historias reales y cotidianas, algo que yo al menos prefiero.
Mariano Palomo