miércoles, 30 de octubre de 2019

THE VAL “King Ocelot”


(The Fish Factory)

Se ha hecho esperar, pero la espera ha merecido la pena. Por fin, cinco años después de la publicación de “Heading For The Surface”, The Val vuelven a escena con un nuevo y flamante trabajo para disfrute de sus fieles. “King Ocelot” supone la tercera y más completa en mi opinión de todas las obras discográficas del grupo, un disco elaborado con gusto, variado, lleno de momentos brillantes, y en el que una vez más el quinteto encabezado por la vocalista Gabrielle De Val y el guitarrista Alfonso Samos nos deja un puñado de grandes composiciones con el A.O.R. ochentero como base, pero enriquecido con multitud de matices que nos llevan del rock sinfónico a la new age, pasando por detalles folk o pop. Además del citado dúo que se encarga de la composición de los temas, encontramos una vez más junto a ellos al bajista Alex Morell (Júpiter), al batería Rubén Berengena (Elisma) y al teclista Tony Ortega que sustituyó a David Erick Criado hace unos años, mostrando todos ellos una enorme solvencia y nivel.

Comenzamos a disfrutar del CD (a la espera de la próxima edición en vinilo) tras la evocadora intro “Electric Jungle” con “Crying On The Bedroom”, magnífico tema lleno de intención y matices desarrollado sobre una bonita melodía de voz y guitarra marca de la casa que crece espectacularmente en sus aportes con fuerza y precisión llegando a momentos muy Neal Schon en su tratamiento de las seis cuerdas, sobre todo en su parte final que me recuerda ligeramente a “Separate Ways” de Journey. A todo esto con Gaby transmitiendo de manera magistral con esa voz que la naturaleza le ha dado y que ella tan bien sabe manejar, algo que seguimos comprobando en modo más relajado con la atemperada “Crazy World” que envuelve llena de armonía y delicadeza en su parte inicial para ir cogiendo ritmo hasta llegar a una inmensa demostración instrumental llena de dramatismo y sinfonismo a lo Boston con Tony sacando brillo a sus orgánicas teclas, sencillamente tremenda.

En “Symphony” muestran su cara más ingenua y entrañable con ese A.O.R. luminoso que rezuma optimismo y buen rollo, con esas melodías de voz características con cierto aire Stevie Nicks (Fleetwood Mac) sobrevolando y envolviendo la marcada pulsación de bajo de Alex completada por la excelente y técnica pegada de Rubén a los tambores, y por un vibrante aunque corto solo de Alfonso. Mayor protagonismo coral en el agradable medio tiempo “Son Of Mine” elegante en su interpretación para embaucarnos con su estribillo de voces dobladas, todo armonía y acogedora pasión rematada por un bonito fade out de guitarra.

Vuelven los aires sinfónicos con “Lilly and the Old Man” de base más sólida y cabalgante plena de cuerpo con tintes épicos y medievales a lo Blackmore’s Night pero con más carga hard rockera sobre todo por los acordes de guitarra que marcan su continuidad por debajo de la melodía principal de voz y teclados. Cambio de tercio total con la suave “Inner Voice”, intimista y sensible de base jazzie acariciando con sus melodías de voz y piano pero sin dejar de lado una fuerte expresividad, para pasar seguidamente a la divertida “High Heels” A.O.R. festivo que engancha con su ritmo alegre y su claro estribillo sobresaliendo sobre los acertados toques de cencerro de Rubén y los equilibrados teclados y guitarras de Tony y Alfonso.

Nuevo tramo relajado con la balada “Wings of an Angel” que destila espiritualidad y sentimiento, con una deliciosa melodía de voz y piano sobre la que aparece con cuerpo y clase la guitarra de Alfonso, al igual que en la intimista y apasionada “Kill The Noise” con Gaby una vez más transmitiendo con poderío y sensibilidad. Entre medias retoman la vena más rockera con “Save a Little Love” perfectamente reconocible y recordable por su clarísimo estribillo y sus oportunos coros.

Llegamos a la parte final encontrándonos con “You Break The Silence” tema vivo con encanto a tempo medio para transmitir su despechado mensaje donde la interpretación vocal resulta más teatral sobre su elegante base instrumental incluyendo otro gran solo de Alfonso que, una vez más, se me queda algo corto. Se explaya más en la luminosa “Say Goodbye” uno de los temas con más ritmo del disco en el que brillan unos vibrantes dibujos de guitarra entre sus nítidas melodías de voz antes del breve y bucólico alegato ecologista que da título y cierre al disco.

Disco absolutamente recomendable que vuelve a mostrar a The Val como una de nuestras mejores bandas de A.O.R., aunque echemos en falta mayor continuidad en sus lanzamientos.

Mariano Palomo