lunes, 30 de septiembre de 2019

FLYING COLORS “Third Degree”


(Mascot Records)
Conformados desde hace siete años como uno de los súper grupos más interesantes del panorama progresivo mundial, Flying Colors continúan añadiendo brillantes piezas a su discografía con este tercer trabajo en estudio, quinto en total, oportunamente titulado “Third Degree”. Un disco en el que el talento creativo e interpretativo de cada uno de los cinco miembros de la banda está al servicio de unas trabajadas pero asequibles composiciones en las que siguen los patrones de sus anteriores entregas brillando instrumentación y melodías vocales, y donde sería tan injusto como complicado destacar a alguno de sus creadores por encima del resto.
Comenzando por la maravillosa ejecutoria vocal de Casey McPherson, el menos conocido y con menor currículo del quinteto, pero clave en el mismo, dotando de una melodía y expresividad tremenda a los temas como perfecto complemento del rey de las armonías de teclados progresivos Neal Morse ayudando también a las voces y formando una tremenda pareja junto al gran Steve Morse a la guitarra que me da la sensación de que aquí puede explayarse aún más que con sus Deep Purple. Todo ello sobre la prefecta base rítmica formada por el bajista Dave LaRue y por el prolífico batería Mike Portnoy, para conjuntar una precisa maquinaria sónica.
Abren en clave casi metalera con “The Loss Inside”, el corte más rotundo y directo del trabajo en el que groove, emotividad y rotundidad marcan su desarrollo entre sinuosos cambios de ritmo y poderosos golpes de percusión y bajo para acompañar la descarnada interpretación vocal de McPherson. Continúa la intensidad con la intrigante “More” de ritmo más atemperado y oscuro a base de riffs entrecortados, arreglos cibernéticos con embaucadores aires espaciales y teatrales ambientaciones con pasajes lentos y recitantes, resultando bastante más luminosos en la bucólica “Cadence”, con un ligero aire Jethro Tull en sus preciosistas melodías y arreglos, que se prolongan en el comienzo de “Guardian” rock progresivo suave con encanto y clase, delicado e intenso en su melodía de voz rodeada de evocadoras partes corales, explayándose y exhibiéndose en su instrumentación sobre todo de la mano del bajo de Dave LaRue y de los teclados de Neal Morse.
Aunque para explaye instrumental el que se marcan en “Last Train Home”, una de las composiciones más extensas del disco que en sus más de diez minutos de duración nos lleva a pasajes sinfónicos y acústicos, pasando por momentos de percusiones étnicas, cabalgadas de teclados y delicadas aportaciones eléctricas de Steve Morse, siempre con la expresividad vocal como baza fundamental. Sube el ritmo con “Geronimo” a base de golpes de slap de bajo, elegantes y sensuales melodías de voz, incisivas guitarras y técnica batería, quedando bastante curiosa fusionando jazz y progresivo, dejando un ligero regusto a lo Toto.
Mucho más relajada e intimista resulta “You Are Not Alone”, delicada pero con cuerpo en su voz y piano que envuelve con ternura sus bonitos arreglos de guitarra, para pasar después a un registro más comercial cercano a los Beatles o los Beach Boys en la optimista “Love Letter” resultona con unas armonías muy cuidadas y un bonito solo de guitarra llegando a un divertido final entre palmas y voces a capela.
El cierre lo pone “Crawl”, el corte más largo del disco que comienza lenta con una inquietante combinación de voz y piano, para ir cogiendo cuerpo con una sólida percusión y unas oscuras teclas dotándolo de cierto dramatismo, pasando por un melódico sinfonismo sobre todo en la guitarra de Steve Morse que se marca un gran solo lleno de pasión y desgarro, volviendo a terrenos intimistas y grandilocuentes, creando un atractivo conjunto pleno de nivel, sensibilidad y versatilidad, que bien podría servir como perfecto resumen de todo el trabajo.
Altamente recomendable para los seguidores del rock progresivo de altura y también, aunque tengan que darle alguna vuelta más, para los menos iniciados en el género.
Mariano Palomo