miércoles, 27 de febrero de 2013

BUCKCHERRY “Confessions”

(Eleven Seven Music / Emi)

Uno de los nombres más representativos de la escena hard rockera moderna de California son sin duda los cada vez más veteranos Buckcherry, que tras irrumpir con fuerza desde L.A. en la segunda mitad de los noventa se tomaron un descanso de unos añitos, volviendo con fuerza en 2005 para seguir dando caña hasta ahora. Encabezados siempre por el carismático vocalista Josh Todd han ido sacando unos trabajos correctos que nunca me han atraído en exceso, dotados de más adrenalina que de virtuosísimo, y que por lo que dicen los que les han visto en directo ganan muchos enteros sobre las tablas con sus enérgicas actuaciones.
Con todo lo expuesto la verdad es que no esperaba demasiado de este “Confessions”, sexto disco en estudio del grupo, pero en el que he encontrado más cosas positivas de las que pensaba a priori. Comenzando por un tratamiento de guitarras por parte de Keith Nelson y Stevie D., bastante limpio y melódico sin olvidarse de meter buena caña distorsionada, mientras el bajista Jimmy Ashhurst y el batería Xavier Muriel desarrollan su labor correctamente haciendo lo que saben hacer sin complicarse la vida pero dejándose notar, para que Todd lidere los temas con su áspera voz bien acompañado en los coros por el resto del grupo.
Empiezan de forma divertida con la descarada “Gluttony” de ritmo contagioso y sencillo en una onda casi punk rockera sobre su reiterado estribillo, repitiendo la fórmula en la vacilona “Seven Ways to Die” haciéndola de lo más resultona con un sonido de caja y pandereta que repiten en la convincente a lo The Cult “Water”, para tirar más de distorsión en la macarra “Greed” cruda pero con encanto y profundidad, al igual que la enérgica “Lust” desafiante con su rotundo estribillo arriba.
Son capaces de mantener la intensidad con menor velocidad en temas como la melancólica “The Truth” en clave de balada, como sucede en la desgarrada “Sloth” apasionada y un poco engolada incluyendo unas buenas guitarras arrastradas junto a toques de piano, o en la desgarbada y polvorienta “Pride” con la voz de Todd recitante sobre un añejo ritmo medio con detalles de guitarras acústicas y slide.
Hay otros cortes de aires más actuales que me dicen menos, caso de “Wrath” más seria y plana, mientras que enganchan algo más “Nothing Left But Tears” por su ritmo marchoso y cortado con una melodía limpia pero moderna, y “Air” donde su guitarras dejan un ligero aroma sleazy quedándoles curiosa. Se completa el disco con los dos temas más sosos del mismo, el embarullado y plomizo medio tiempo “Envy” demasiado “alternativo” para mí, y la romántica lenta “Dreaming Of You” que no está mal pero tampoco parece que sea el terreno en el que mejor se desenvuelvan metiendo unos arreglos de cuerda y una acústica agradables pero sin gracia.
Como decía al principio nunca he sido seguidor de Buckcherry, y con este nuevo disco sin volverme loco sí me han hecho pasar un rato entretenido y me han parecido algo más interesantes, supongo que a sus fans más acérrimos es gustará aún más.
Mariano Palomo

HELLOWEEN “Straight Out Of Hell”

(Sony Music)

Vuelve la banda de las calabazas, en una entrega en la que nos parece percibir un intento de recuperar el sabor de la época dorada, que todos conocemos y cuyos discos no merece la pena ni mencionar.
La obra no arranca muy bien con “Nabataea”. Es bastante rara, no convence y con sus siete minutos es demasiado larga. Sin embargo, la impresión mejora con “World Of War” que aunque tiene un comienzo en el que Andy pone una voz muy extraña, según avanza la canción gana muchos enteros con un excelente y cañero estribillo. “Live Now!” sin llegar a ser una maravilla, es marchosa y se deja oír muy bien. La cosa sigue en línea ascendente en “Far From The Stars”, rápida, cañera, bonita, una de las que más recuerdan a los tiempos gloriosos.
Lamentablemente, volvemos a la realidad en “Burning Sun”, bastante rarita, en la mayoría del tiempo Andy más que cantar parece que chilla. Sin embargo la cosa mejora el medio tiempo “Waiting For The Thunder”. Seguimos con ritmos lentos, pues a continuación viene la majestuosa balada “Hold Me In Your Arms”. En octavo lugar, un corte rarísimo de sólo dos minutos, “Wanna Be God”, que parece un canto de los indios norteamericanos.
Uno de los mejores momentos del redondo llega con la cañera, poderosa, y casi diría genial “Straight Out Of Hell”. La han elegido con muy buen criterio para dar nombre al álbum. A su lado “Asshole” no está a la altura, quiere ser vacilona pero no acaba de convencer. Sin embargo “11 Years”, es mucho más agradable al oído, más acelerada a la vez que melódica, resulta bonita.
Por desgracia lo que queda por escuchar no es ni mucho menos lo mejor del álbum. Tanto “Make Fire Catch The Fly” como “Church Breaks Down” son cañeras pero les falta chispa, los estribillos no resultan. Hay que añadir dos “bonus tracks”, la machacona “Another Shot Of Life” y una versión de “Burning Sun” con fuerte presencia de teclados. En total son quince cortes, y la verdad es que terminan siendo demasiados. Quitando los más rolletes habría sido un muy buen disco. Es una pena que tanto relleno termine desmereciendo el conjunto, porque hay canciones que son de lo más memorable que ha compuesto Helloween en sus últimos 15 años.
Nacho Jordán

martes, 26 de febrero de 2013

EL REGRESO “El Regreso”


Tras una demo de presentación cuatro temas y de un posterior cambio de nombre, los hard rockeros valencianos El Regreso, antes conocidos como Fucktory, ponían en circulación el pasado mes de enero su primer CD oficial homónimo con el que les descubrimos y que ahora os presentamos. Un disco lleno de enérgicos sonidos guitarreros sin dejar de lado la melodía, en los que la pareja formada por JP Belda y Charlie Rodríguez rasgan con crudeza o pulsan con sensualidad las cuerdas de sus instrumentos (Gibson, supongo), mientras el bajista Roberto Calpe y el batería Federico de la María marcan el ritmo con contundencia, dejando que José Ventura se explaye con su personal voz, a la que en un principio me costó cogerle el punto, pero que con el tiempo me ha acabado convenciendo más, ayudado también por la buena participación en los coros del resto del grupo.
Siempre con el hard rock como base, no se cortan a la hora de salpicar sus temas de matices bluesies, sleazies, setenteros e incluso funkies, enriqueciendo el resultado final dinamizando el desarrollo del disco que empieza con la arrogante “Pecando”, un corte crudo y claro, muy guitarrero con ese ritmo medio arrastrado que me recuerda a sus paisanos Uzzhuaia o Babylon Rockets, como la más insinuante “La Noche No Acabará” con unas guitarras muy Guns n’ Roses que van atrapando desde sus riffs y sus festivas líneas vocales, o la fresca “Sacrificio” más cañera con un incendiario solo en sus entrañas dando réplica al profundo sonido de bajo que la marca y a su claro estribillo coreado.
Sigue la línea potente con la vigorosa “Rencor (Tu Miedo)” ligeramente ralentizada en algunas partes de aires lisérgicos, con la contagiosa “Lejos de Aquí” de riffs penetrantes desembocando en un acelerón bastante heavy suavizado por un currado solo melódico, o con la vacilona y bailable “Dame Más” llena de arrabalero descaro de reminiscencias Burning adornada por un guapo solo bluesie relajándola en su parte central con una cadencia lenta llena de sabor, volviendo a subir el ritmo al final.
Los toques setenteros se dejan sentir claramente en composiciones como la enérgica “Concurso Mental” con un muy buen trabajo de guitarras funkies cortadas, que suenan algo menos en la chispeante “Deprisa” rasgada con el cencerro marcando el ritmo, decayendo en la densa “Dime Que Sí” creando una curiosa pero pesada mezcla de ritmo pesado casi stoner y de sonidos de slide guitar profundos, dinamizándose notablemente con “Fuera de Control” que arranca lenta y desgarbada para romper rotunda con un potente rollo sureño a lo M Clan-Eldorado, que comparece en menor medida también en el intenso medio tiempo “El Regreso” con la voz de Jose Ventura grave junto a unas guitarras de nuevo muy Guns n Roses alternando partes duras y cañeras con gusto.
Disco realmente entretenido, con un muy buen sonido de la mano de Roger García y de la masterización de Mika Jussila en sus Finnvox, que aumenta la cada vez más atractiva oferta hard rockanrolera del levante español, y que debe servir para que El Regreso empiecen a hacerse un hueco entre las preferencias del público nacional.
Mariano Palomo

lunes, 25 de febrero de 2013

THE NEW BLACK “III: Cut Loose”

(AFM / Avispa)

No soy yo muy partidario de los experimentos, ni de las mezclas de sonidos, y menos si en ellas intervienen elementos modernos o excesivamente chirriantes, pero con estos alemanes puedo hacer una excepción. The New Black ya me pareció una banda bastante interesante con sus dos anteriores entregas, y ahora con este “III: Cut Loose” han dado un paso más ganando en frescura, pegada y nitidez para redondear el que para mí es su mejor disco hasta la fecha. Han perfeccionando esa mezcla de metal actual, con ritmos hard rockanroleros clásicos, pisando territorios industriales o stoner por momentos pero sin ser lo cargantes que suelen resultarme las bandas de estos géneros, respetando mucho las melodías vocales y de guitarra aunque estén descerrajando riffs y estribillos pesados. No sé, tienen un cierto encanto que hacen que me gusten.
Comienzan de forma arrolladora con la frenética “Innocence Time”, puro rock & roll aberrao a lo Motörhead, con el bajo de Günter Auschrat marcadísimo indicando el camino junto al batería Chris Weiss, para que la voz de Markus Hammer se abra paso con poderío, mientras que los guitarristas Christoff Leim y Stefan Schwarz tiran de distorsión pero sin saturar. En esa misma línea recordando a Lemmy y Cia. nos dejan también el tema título, “Cut Loose”, lleno de dinamismo adornado por unos toques de armónica fantásticos sobre unas líneas vocales y de guitarras claras haciéndola mi favorita del disco.
Con una cadencia más pesada encontramos “Superhuman Mission” dejando unas líneas vocales más recitantes junto a unas guitarras afiladas con mayor distorsión, como sucede en la más actuales “Count On Me” una de las más curiosas y directas con un rollo motivado cercano a Foo Fighters, o en las menos inmediatas “Muzzle Blinkers” que sin estar mal me resulta un poco seca, y “Any Colour You Like As Long As It’s Black” en la que bajan el ritmo con unos registros vocales más ásperos pero melódicos, que mantienen en la atormentada “Burning D” con unas guitarras tranquilas pero igualmente punzantes.
El sonido sólido, gordo para entendernos, que cubre todo el trabajo queda especialmente patente en cortes como “No Quite Simple” en el que su ritmo vivo y actual engancha con unas guitarras bastante rasconas pero muy curradas, como “”The Unexpected Truth” donde logran un acertado balance de densidad y melodía contrastando bases marcadas, riffs duros, voces actuales a lo Nickelback, y suaves pulsaciones de guitarra, o como la rápida y agresiva “Antidote” con mucho groove rítmico que supongo será de las que más hará botar en directo.
Entre medias de estos tres temas, otros menos atractivos por su densidad, la chirriante “Sharkpool” que mejora algo por su acelerón final, y la plomiza “One Thing I Know” demasiado gris con su base marcadísima pero monótona, desprendiendo cierto tufillo alternativo que me echa para atrás. Dos cortes que bajan un poco la valoración final de este buen disco, pero no lo suficiente como para desmerecerlo llegando finalmente al notable sin problemas.
Mariano Palomo

LORDI “To Beast Or Not To Beast”

(AFM / Avispa)

Lo que empezó hace más de dos décadas como una curiosa y original propuesta, tanto estética como musicalmente, ha ido cayendo en la monotonía y el olvido tras llegar a  unas cotas de popularidad prácticamente inimaginables para sus propios protagonistas, llegando a su culmen con el eurovisivo “Hard Rock Hallelujah” con el que sorprendieron al gran público del viejo continente.
Desde entonces la producción discográfica de Lordi me ha resultado cada vez más decadente, cayendo poco a poco en la reiteración de los mismos esquemas teatrales mezclando el hard rock claramente influenciado por Alice Cooper, con las guitarras clásicamente heavies de bandas como Accept o Judas Priest, pero ya sin la chispa ni capacidad de sorpresa con la que llamaron nuestra atención a través de aquel magnífico “Get Heavy” con el que les descubrimos en 2002, ni en sus sucesores “The Monstericiam Dream” y “The Arockalypse” que todavía mantenían bien el tipo.
Posteriormente otros dos trabajos correctos sin más a los que no hice mucho caso la verdad, para llegar ahora a este “To Beast Or Not To Beast” en el que, sin recuperar el nivel inicial, me resultan algo más asequibles, gracias a algunos cortes rescatables e interesantes. Entre ellos la inicial “We’re Not Bad For The Kids, We’re Worst”, con la voz de Mr. Lordi muy agria y dramatizada bien rodeada de coros para salvar su instrumentación algo embarullada salpicada de arreglos electrónicos dentro de un ritmo vivo y directo, y con ese toque humorístico habitual. Más o menos por la misma senda pero con algo más de brillo guitarrero nos encontramos con “I Luv Ugly” coral y fiestera con mejores coros más clásicamente heavies, y con la supuestamente obvia “The Riff” en el que no sólo las guitarras de Amen resaltan, ya que teclas y efectos electrónicos introducidos por su nueva teclista Hella también se dejan notar, resultando intensa y compacta.
Si los cortes comentados anteriormente resultan correctos y cumplidores un poco por encima de la media del disco, mejora algo la nota con la rápida “I’m The Best” de las más efectivas, con un estribillo doblado claro y directo, como sucede en mayor medida con la pegadiza “Candy For The Cannibal”, teatral con gran protagonismo de teclas pero con una distorsión muy marcada sujetando su histriónico estribillo cortado, o con la cachonda “Sincerely With Love”, marcada por un arrogante y teatrero soniquete “Fuck You Asshole, Fuck You Asshole” que mete en la cabeza a la primera.
Con ese mismo aire de musical nos dejan también la curiosa “Horrifiction” más simplona perfectamente encajable en la banda sonora de Los Monsters con sus resultones coros limpios y con sus teclados agudos marca de la casa, que se tornan góticos-industriales para la pesada “Happy New Fear” que crea un ambiente terrorífico aunque algo infantil, incrementándose estos elementos, con la inclusión de voces blancas y con mayor densidad instrumental, en la elaborada "Schizo Doll", que por momentos me recuerda a sus casi paisanos Clawfinger.
Se completa el disco con “Something Wicked This Way Comes”, muy rítmica, densa y plomiza a más no poder, y con “SCG6 Otus Butcher Clinic” una ralladita en directo en forma de solo del fallecido ex batería de la banda Otus, con el que supongo querrán rendirle homenaje, pero que creo que podían haberse esmerado un poco más a la hora de recordarle. Actualmente la base rítmica la forman Mana a la batería y Ox al bajo, que son los que han grabado este disco que se me queda en correcto sin más por lo previsible y pesado que resulta, aunque algunos cortes por separado si me han agradado.
Mariano Palomo

viernes, 22 de febrero de 2013

CIRCLE II CIRCLE “Seasons Will Fall”

(Ear Music / Edel Music)

Después del buen recopilatorio que nos dejaron Circle II Circle hace unos meses, ahora vuelven con nuevo material para seguir engordando un cada vez más completo y competente currículum discográfico. Continuando su línea habitual, sin hacer experimentos, manteniendo sus señas de identidad, se han marcado un más que correcto trabajo en el que las melodías de voz, teclados y guitarra salpican unas estructuras compactas y elaboradas para crear ambientaciones y momentos llenos de embrujo, con un toque ligeramente más hard rockero que anteriores entregas.
Siguen dominando el heavy-power de raíz americana como pocos, siempre con la alargada sombra de Savatage cerniéndose sobre ellos, pero obteniendo ya con el tiempo un status y jerarquía que hace que cada vez nos acordemos menos de la banda de Jon Oliva. Buena parte de culpa de esta personalidad propia adquirida por el grupo la tiene su elemento más representativo, el vocalista Zak Stevens que en este disco canta con más matices, más moderado, no tan exagerado, dejando unos registros melódicos magníficos sin olvidarse de la potencia que le ha llevado hasta donde está.
Muy resaltable también el trabajo de los guitarristas Christian Wentz y Bill Hudson, creando buenísimos momentos de virtuosismo con clase y elegancia pero también con fuerza y profundidad cuando la composición lo requiere, siempre bien arropados por los teclados de Henning Wanner que aporta esos matices tan característicos que dotan de teatralidad algunos pasajes, mientras que Adam Sagan con su potente pegada a la batería y Mitch Stewart con su sólida aportación al bajo dejan los detalles más progresivos por su técnica ejecutoria.
Se abre el CD de forma rotunda con “Diamond Blade”, muy Savatage, con los tambores y los riffs llevándonos a la profundidad de voz de Stevens llamando nuestra atención manejándose perfectamente tanto en tonos altos como medios en una parte lenta junto al piano, para volver a subir acabando arriba con poderío. Baja el ritmo en la más pesada “Without a Sound”, con unas guitarras más rasgadas y una cadencia media rota por un agudo solo de unas guitarras, que brillan más en la melódica y misteriosa “Killing Death” que sin correr mucho resulta embaucadora.
Más reminiscencias Savatage en la extensa y teatral “Epiphany” una brillante composición en la que explotan su veta más progresiva y dramática con claros matices vocales e instrumentales que transmiten con sentimiento, sobre todo con unos magníficos aportes de piano a cargo de Wanner, que continua brillando junto a la pareja de guitarristas en la hard rockera “End of Emotion” con una melodía de voz fantástica haciéndola de las más pegadizas.
Se endurece el sonido, sin perder la melodía, con la trabajada “Dreams that Never Die” en la que alternan ritmos rápidos y lentos con acierto llegando a su parte final de forma relajada enlazando con el inicio melancólico de “Seasons Will Fall” en la que de nuevo el piano lento y la voz profunda de Zak se rompen por unas duras guitarras en clave prog-power suavizadas por retazos suaves y acústicos.
Aumenta el ritmo con “Never Gonna Stop”, un corte dinámico de ritmo alto y potente, dotado de un brillante estribillo resultando pegadiza y eficaz trayéndonos los mejores sonidos del heavy-power americano, al igual que la más rítmica “Isolation” marcada por su ritmo marcial resaltando una vez más el magnífico trabajo de guitarras de Went y Hudson, que tiran de registro electro-acústico seguidamente para dar forma a la relajada “Sweet Despair” afilada e intensa por su repuntes vocales.
Llegamos a parte final con la densa “Downshot”, para mí el tema más flojo del disco, pesadote y lineal, aunque mejora algo con un acelerón en forma de punzante solo de guitarra, para cerrar definitivamente con la bella y algo descarnada balada “Only Yesterday” de nuevo con el piano y con la cálida voz de Stevens como protagonistas principales creando una intensa pieza. Magnífico sabor de boca el que nos dejan Circle II Circle para despedir otra notable entrega que vendrán a presentar en directo a nuestro país el próximo mes de mayo.
Mariano Palomo

CHROME MOLLY “Gunpowder Diplomacy”

(Ear Music / Edel Music)

Uno de los muchos grupos que surgieron en los ochenta en Gran Bretaña en plena efervescencia creativa de la NWOBHM fueron Chrome Molly, una banda de la que únicamente tenía referencia nominal ya que no recuerdo haberme parado a escucharles en su momento, y que ahora descubro en mayor medida al retornar con este cumplidor trabajo, prácticamente con su formación original al completo. Al no recordarles en sus origines no puedo comparar este nuevo “Gunpowder Diplomacy” con ninguno de sus trabajos anteriores, el último de ellos publicado en 1990, pero me da la sensación que no deben haber cambiado mucho desde entonces, ya que estos nuevos temas destilan esencia tradicional por los cuatro costados, con más regusto de hard rock clásico del que esperaba, pero con ese sonido tan básico y con tanto encanto del heavy metal primerizo.
La producción, a cargo de Toby Jepson (Little Angels, Fastway), siendo correcta no es brillante, y creo que está intencionadamente orientada a sacar ese sonido añejo que mencionaba, sin artificios ni efectos, yendo a lo esencial, guitarras bien ejecutadas sin carreritas por el mástil, base rítmica solvente en su sitio con buena presencia de bajo, y unas líneas vocales a cargo de Steve Hawkins melódicas y con la arrogancia precisa, recordándome por momentos bastante a la época intermedia de sus paisanos Saxon.
Como decía en este disco encontramos puro heavy metal clásico, con algunos matices que lo aproximan al hard rock, pero con ese encanto especial que tienen temas como la inicial “Corporation Fear” con una afinación un poco sucia en las guitarras de John Antcliffe sobre un ritmo cañero perfectamente encuadrable en la NWOBHM, con el bajo de Nick Wastell bastante presente, formando pareja rítmica junto al recientemente incorporado Greg Ellis a la batería.
Ese mismo espíritu sigue presente en la más atemperada “TV Corps” con un deje zeppeliniano en los riffs de Antcliffe que sobresale en su aparición más compleja del CD, dejando mayor protagonismo al estribillo y coros de la hard rockera “Stop Love!” un corte fresquito y pegadizo que me ha gustado mucho, al igual que la sencilla “Short Shrap Shock” que entra con facilidad de nuevo con las cuatro cuerdas de Wastel dejándose notar, creando una composición dinámica y eficaz.
Pierden chispa en la más pesada “Clean Outta Luck” correcta por su melodía vocal y guitarra pero sin enganchar, consiguiéndolo con la alegre “Supercharged”, guitarrera, con buenos coros hard rockeros, para volver a caer un poco, en ritmo que no en pegada, con la cruda “Complicated” en la que voz de Hawkins recuerda mucho a la de Byfford, y con el medio tiempo “All In My Mind” el tema más lento del disco con una entrañable cadencia casi beatleliana, brillando de nuevo la labor del guitarrista Wastel.
Giro decadente para la densa “Billion Dollar Heart Attack”, con ritmo pesado que endulzan con unos curiosos coros que se quedan algo cortos, y para la machacona “Bulletproof” que parece querer arrancar pero que no acaba de matar, cerrándose el disco con otro corte denso como “The Runner” en el que rozan el stoner con una línea rítmica bastante pesada en el que el bajo resalta muchísimo. Una parte final que acaba dejándome algo frío, bajando la nota media de este correcto larga duración que sin ser la quintaesencia del heavy rock puede hacernos pasar un buen rato y que nos interesemos por la historia de esta veterana banda.
Mariano Palomo

martes, 19 de febrero de 2013

W.E.T. “Rise Up”

(Frontiers / Mastertrax)

Qué larga se nos ha hecho la espera, pero pocas veces habrá merecido tanto la pena. Cuatro años esperando al sucesor de aquel maravilloso debut discográfico con el que W.E.T. nos conquistó gracias a la unión del talento inmenso de Jeff Scott Soto (Talisman), Erik Märtensson (Eclipse) y Robert Säll (Work Of Art), para dar vida a uno de los proyectos más brillantes surgidos últimamente en el panorama hard melódico. Un lanzamiento el de este segundo disco del que algunos podíamos dudar por lo apretadas de las agendas de sus creadores, pero que finalmente ha visto la luz con un resultado para mí al menos tan satisfactorio como el de su predecesor.
La clase, fuerza, calidad y magia de aquel quedan refrendados y aumentados si cabe con las composiciones de éste, una docena de perlas engarzadas para completar una nueva joya en la que el influjo de las bandas que le dan forma a las iniciales de W.E.T. queda perfectamente reflejado, pero consiguiendo un sonido compacto y propio dentro del A.O.R. yendo de la intensidad más guitarrera de Eclipse, a la elegancia de Work Of Art, pasando por la originalidad de Talisman, redondeando un claro candidato a disco del 2013.
Empiezan a poner el listón muy alto con un temazo como es “Walk Away”, con unas voces ultra melódicas registrando un matador estribillo y un sonido durito y actual cercano a Eclipse, pero con un Soto enorme que mantiene un nivelazo espectacular a lo largo y ancho de todo el disco tirando de sus registros más A.O.R. Continua la exhibición de poderío con la rotunda “Learn To Live Again”, directa, pegadiza, perfecto primer single con unos arreglos de teclas que le dan un toque original y donde Märtensson se deja notar doblando a Soto en el estribillo.
Después de este arrollador comienzo en el que Säll demuestra que también sabe meter caña con su guitarra cuando es preciso, se relajan mínimamente con el tema título “Rise Up” que va creciendo con claridad sobre un marcado ritmo de bajo, para llegar al primer momento tranquilo con la emotiva balada “Love Heals” en la que Soto se sale literalmente derrochando pasión con su voz, recuperando el A.O.R. más estándar con la correcta “What You Want” que acaba convenciendo sin alardes.
Se dinamiza la historia con un par de temas tremendamente enganchantes y alegres como la brillante “The Moment” festiva, contagiosa, casi bailonga, muy Soto, al igual que la positiva “Bad Boy” más guitarrera con unos coros a lo H.E.A.T, pegadiza, directa, tremenda y perfecta para el directo. Tampoco se quedan atrás “On The Run” con una base más hard cercana a Talisman, de nuevo con el bajo muy marcado y con un rasgueo de guitarra característico de la banda del añorado Marcel Jacob, ni la más atemperada “Broken Wings”, con unas melodías de voz espectaculares dejando un emotivo regusto evocador .
Giro de nuevo más actual con unas guitarras bastante duras recordando a Eclipse en la cortada y contundente “Shot” menos directa pero igualmente competente, y en la final “Still Unbroken” con otro enorme estribillo melódico, claro y directo rompiendo con poderío, después de habernos dejado otra intensa balada como “Still Believe In Us” en la que piano y acústica dejan su sello con clase junto a unas buenísimas voces.
Alguno podéis pensar que exagero, que era muy difícil superar el primer disco de W.E.T., pero afortunadamente creo que lo han conseguido dejándonos un trabajo redondo se mire por donde se mire, lleno de calidad, y que ya sólo falta que tenga mayor continuidad tanto en estudio como en directo para poder disfrutarlo de primera mano.
Mariano Palomo

PLAYER “Too Many Reasons”

(Frontiers / Mastertrax)

Uno de los grupos de culto dentro del A.O.R./West Coast más clásico vuelve a la actualidad con un nuevo trabajo después de más de tres lustros sin publicar material nuevo, aunque prácticamente desaparecieron del mapa en 1982 con su cuarto disco “Spies of Life” que cerraba su etapa más exitosa que comenzó a mediados de los setenta, encabezados siempre por multinstrumentista y cantante titular Peter Beckett y por el bajista y vocalista ocasional Ronn Moss.
Ambos retoman el pulso de la banda que les dio un nombre dentro de la escena melódica acompañados de un grupo de instrumentistas, más o menos conocidos, y con los que se han marcado un elegante y competente larga duración en el que los sonidos cuidados y suaves predominan, pero sin dejar de lado un veta rockera que asoma por momentos para dotarlo de mayor energía y dinamismo.
Así nos sorprenden con la inicial “Man On Fire” un corte magnífico lleno de ritmo guitarrero contagioso, sin salirse del A.O.R., cuidando mucho las melodías vocales y sobre todo con un rotundo estribillo ganador que atrapa a la primera. En esta línea pero con menor ritmo y mayor presencia de teclados nos encontramos con la magnífica “Life in Colour” con mucho cuerpo y melodía, o con la electro-acústica “To The Extreme” en la que el trabajo de voces resalta sobre unos buenos acordes rasgados.
La elegancia se apodera de la profunda “Precious”, rozando el sinfonismo con la voz de Beckett casi susurrando a lo Cannata sin perder nada de solidez dentro de su suavidad, como sucede en la intensa “Tell Me” que envuelve con sus efectos de teclados, o en la final “Baby Come Back” que recuperan de su primer disco de 1977 y que fue su primer gran hit con ese regusto añejo setentero del west coast que gente como Toto o Chicago han llevado a sus cotas más altas, bonito recuerdo.
Como decía los temas relajados suponen gran parte del contenido de este “Too Many Reasons”, comenzando por el propio tema título que atrapa con su gran estribillo a dos voces transmitiendo con fuerza sobre una instrumentación compacta mezclando sonidos eléctricos y acústicos. También me ha gustado bastante el medio tiempo “I Will” en clave más puramente acústica pero con el mismo gusto e intensidad a la hora de ejecutarla, o la preciosa balada “Sins of Yesterday” en la que su suave percusión acaricia con delicadeza acompañando buenos detalles de guitarra y teclados.
Envolvente y preciosista resulta “Kites” con un aire de cuento sinfónico en el que la cálida voz de Ron Moss parece recitar dentro de una suave sucesión de sonidos de guitara y teclados evocadores. Repite Moss como cantante principal en la menor “You’re My Addiction” que a pesar de tener algo más de ritmo no me dice tanto recordándome un poco en sus arreglos de guitara a la última etapa pegajosa de Bon Jovi, lo cual os aseguro que no supone ningún halago por mi parte.
Se me quedan a medias otros temas lentos muy west coast, como las románticas “The Words You Say” y “Part Of Me” que dentro de su elegancia me resultan algo huecas y excesivamente edulcoradas, y la más animada “Nothing Like You” que aun teniendo un ritmo más alegre se estropea por sus entonaciones y arreglos horterillas.
En cualquier caso disco muy agradable de escuchar, con buenos momentos que nos devuelven a los tiempos en los que los pantalones de campana, las camisas imposibles de cuellos interminables y los chalecos blancos eran ley, de la mano de una de las bandas más veneradas por los fanáticos del los sonidos melódicos tradicionales completando un más que correcto retorno.
Mariano Palomo

jueves, 14 de febrero de 2013

GREAT WHITE “30 Years – Live From Sunset Strip”

(Frontiers / Mastertrax)

Después de dos buenos trabajos en estudio como “Rising” y “Elation”, este último publicado hace tan solo unos meses con Terry Ilous sustituyendo a Jack Russell a la voz, estos clásicos de la escena hard rockera californiana presentan ahora este directo conmemorando sus treinta años en la carretera. Un disco que en principio supone todo un ejercicio de nostalgia, desde su título hasta el local donde se grabó el pasado 22 de marzo de 2012 pasando por su contenido, pero que por otro lado aporta la novedad de escuchar a Ilous interpretando los clásicos de la banda ocupando el lugar de alguien tan carismático como Russell, saliendo bastante airoso del envite.
Con un sonido bastante cálido y crudo, sobre todo en las guitarras de Mark Kendall y Michael Lardie, despliegan buena parte de su repertorio más clásico, comenzando con la hard rockanrolera “Desert Moon” perfecta para empezar a atraparnos con el bajo marcado de Scott Snyder y los golpes de caja de Audie Desbrowm, mientras Lardie y Kendall aportan la suciedad precisa para dar ritmo al asunto. Tras una presentación muy “americana” de Ilous, que además de adaptarse perfectamente a los temas dándoles su propio toque personal se muestra como un buen frontman y comunicador (aunque algo histriónico como pudimos comprobar con sus XYZ en el pasado Firefest), continúan con “Lady Red Light” en la que se dejan notar levemente unas teclas a modo de colchón que soportan su melodía de guitarra y su buen estribillo.
Nueva charlita de Ilous y aires más polvorientos para el intenso y seco medio tiempo “Face The Day” donde se insinúan con sonidos setenteros, para pasar directamente al blues lento de “House Of Broken Love” que hacen como pocos dentro del hard rock dejando un intenso momento lleno de esencia, para llevarnos después hasta uno de sus mayores hits a nivel mayoritario como fue la preciosa balada “Save Our Love” en la que los sonidos electro-acústicos sobresalen con clase y feeling.
Vuelta a territorio bluesy con las guitarras hablando e insinuándose en la extendida “Mista Bone” que deja un rastro tórrido y aguardentoso, por el que crece la enérgica “The Big Goodbye” en la que se redoblan ritmo y guitarras, como en la convincente “Back To Rythm”, única concesión a los trabajos posteriores al regreso de la banda tras su prolongado parón en los noventa, y que a pesar de la distancia temporal que la separa del resto de temas de este directo, encaja perfectamente dentro su sonido y estructura con su contagioso rollo rockanrolero.
Llegamos al tramo final con sugerente sensualidad que propone en sus primeros acordes, armónica incluida, otro de los grandes hits de Great White, “Rock Me” que rompe a golpe de redoble para relajarse y acelerarse en su desarrollo, alargándose hasta la primera despedida antes de volver con la también extensa “Can’t Shake It” que ataca con su ritmo vivo y festivo, pero que prolongan en exceso con parones y mayor protagonismo instrumental, hasta llegar al cierre con la siempre efectiva “Once Bitten Twice Shy” de Ian Hunter de la que se apropiaron hace ya muchos años y que sigue funcionando bien aunque en este caso apreciándose una respuesta bastante más tímida de lo habitual por parte del respetable.
Disco que como tal no aporta gran cosa (aparte de ser la primera grabación oficial en directo del grupo con su nuevo cantante), uno más de sus muchos directos con un sonido bastante creíble y correcto (parece que han aprendido de la experiencia milivanilesca), y que a modo de grandes éxitos en vivo siempre resulta entretenido como recuerdo.
Mariano Palomo

DIAMOND DAWN “Overdrive”

(Frontiers / Mastertrax)

Precedido de una notable expectación en los mentideros melódicos, en estos días se pone en circulación el debut discográfico del joven sexteto sueco Diamond Dawn. Una expectación más que justificada una vez escuchado lo que nos ofrecen estos chicos en que es nada más y nada menos que un buen puñado de temas de A.O.R. escandinavo, con un sonido bastante correcto, limpio pero algo hueco por momentos, y que se deja escuchar con facilidad, lo cual no quiere decir que sea simplón, ni mucho menos.
Siguiendo la senda marcada por los grupos de rock melódico ochentero (Return, Da Vinci, Alien, Treat, Dalton…) que tan buenos discos nos dejó desde Escandinavia, nos encontramos con unas composiciones frescas, ultramelódicas, y bien elaboradas, en las que las líneas vocales del y los teclados de Niklas sobresalen sobre el trabajo de guitarras de Olle y de Johnny que en cualquier caso también se dejan notar. Hablaba de líneas vocales, y no sólo de la voz del cantante Alex, muy buena por otra parte, ya que los coros que meten tanto Olle como Niklas son fundamentales en el sonido de la banda, creando melodías ganadoras tremendamente pegadizas, sustentándose sobre la correcta base rítmica que forman el bajista Micke y el batería Effy.
Se abre el disco con “Into the Overdrive” tema scandi A.O.R. de manual, con ese sonido de teclas envolviendo y resaltando sobre su ritmo optimista y festivo, pero también con un toque elegante en voces y guitarras, siguiendo la misma línea en las insinuantes “Take Me Higher” y “The Hunter” que me recuerdan a los Treat más melódicos con sus enormes estribillos embaucadores, que se torna más directo en la buenísima “Cryin’” que va creciendo dentro de su tempo relajado para terminar siendo de las más pegadizas del trabajo, junto a la resultona “Standing As One” en la que destacan sus buenos repuntes de voces.
Flirtean con el hard en las más guitarreras “Turn It Up” festiva y positiva a golpe de cencerro con un gran estribillo coreado, y “California Rush” con la voz de Alex más potente acompañada por un técnico y melódico trabajo de guitarras de Olle y Johnny, que brillan también aunque compartiendo más protagonismo con las teclas de Niklas en la más lineal “Indestructible”, y en la engánchate “Give It All”, también con un gran estribillo y con un buen solo de guitarra doblado dentro de un sonido nítido totalmente A.O.R.
Llegamos casi al final con la lenta “Don’t Walk Away” en la que Alex luce su apasionada voz con unos buenos coros en segundo plano y una instrumentación suave pero con cuerpo dejando unos delicados detalles sobre todo de guitarra, para cerrar definitivamente con “Powergames” que me resulta algo artificial y discontinua por sus teclados un poco deshilachados, aunque va ganando en ritmo e intensidad en su desarrollo sobre todo por la labor de voz y coros. Final un poco más flojo que no desmerece en absoluto a este buen trabajo que creo que se ganará a los seguidores del A.O.R. más clásico y ochentero facturado desde el norte de Europa, conmigo por lo menos lo han conseguido.
Mariano Palomo

lunes, 11 de febrero de 2013

STRATOVARIUS “Nemesis”

(Ear Music / Edel Music)
 
Los finlandeses nos ofrecen esta nueva entrega con un puñado de canciones con cierta variedad, aun sin salirse de su power metal melódico. Los cortes con los que comienza el CD son lo mejor del trabajo, y además los más comerciales.
El disco arranca con “Abandon”, cañera y con unos muy buenos coros. La siguiente canción, “Unbreakable”, no es tan acelerada, pero funciona muy bien, me atrevería a calificarla de majestuosa. “Stand My Ground” recupera el ritmo acelerado, con un aire que me ha recordado mucho a los Hammerfall de los buenos tiempos. “Halcon Days” continúa con la onda cañera, con un excelente estribillo. Seguimos con los “chorus” con gancho en “Fantasy”, que con su comienzo pausado engaña un poco. “Out Of The Fog”, aunque buena, le falta un poco para estar a la altura de sus predecesoras. El estribillo es demasiado largo, y se hace un poco pesada con sus casi siete minutos. “Castles In The Air” es un medio tiempo muy bueno, el único defecto es que también se alarga un poco más de la cuenta hasta los seis minutos.
Aunque más cañera, “Dragons” no acaba de convencer, es de las más flojas. La cosa empieza a pintar mal con “One Must Fall”, quizá la más insulsa y aburrida de todo el trabajo. Después de dos canciones poco afortunadas, lo que menos apetece es una balada como “If The Story Is Over”, que sin ser mala tampoco pasa de ser del montón.
Cuando ya estás convencido de que han dejado las peores composiciones para cerrar, llega “Némesis” la que da título al disco, y deja un sabor de boca final mucho mejor.
Una entrega más en la trayectoria de Kotipleto y compañía, con sus luces y sus sombras, pero que en líneas generales gustará a los seguidores de Stratovarius.
Nacho Jordán

viernes, 8 de febrero de 2013

HARDREAMS “Unbroken Promises”

(Perris Records)

Ya había ganas de poder escuchar el nuevo trabajo, cuarto ya en su carrera, de los barceloneses Hardreams, sin duda una de nuestras mejores bandas de hard melódico. Ganas aumentadas después de poder asistir a su buena actuación abriendo para Alien hace unos meses en Madrid, demostrando su versatilidad y buen hacer a la hora de ejecutar su música.
Si bien sus discos anteriores ya me gustaron bastante, echaba en falta algo más de solidez y por momentos hasta de enganche en su sonido, algo que creo que ha mejorado en buena medida con este “Unbroken Promises” en el que la variedad y compacidad de sus temas lo hacen de lo más atractivo, sin olvidar que su base fundamental el rock melódico, o el A.O.R., como lo queramos llamar.
El quinteto sigue estando integrado por el vocalista Manu Esteve mostrándose como una de las voces más personales del panorama nacional, el guitarrista David Agüera capaz de acariciar con delicadeza las cuerdas de su instrumento o de rasgarlas con fuerza según lo requiera la ocasión, el teclista Sergi Segarra que sigue siendo fundamental para el sonido del grupo con sus buenos aportes, al igual que la sólida base rítmica que forman Víctor Muiño al bajo y Sergi Hormigó a la batería.
Como decía el disco es bastante variado, con temas muy A.O.R. como la animada inicial “Count On Me” combinando con acierto guitarras rasgadas y teclas arropando su gran melodía vocal, ideal para empezar a engancharnos, al igual que la deliciosa “It’s Only Love” que atrapa seduciendo marcada por los habituales buenos coros de la banda, la brillante “Woman in Black” de ritmo envolvente a lo Open Skyz-Journey llena de clase y encanto como ya pudimos disfrutar en la citada actuación capitalina de septiembre, o el tema título “”Unbroken Promises” que arranca lento para ir cogiendo cuerpo y altura sobre unas cuidadas guitarras y teclas acompañando la cautivadora voz de Manu.
Se acercan más al hard en la dinámica “A High Mountain to Climb”, de buen ritmo con un ligero toque amargo en sus líneas vocales sobre unos originales arreglos de guitarra y teclas insinuado algo más de lo que muestra, en la más densa y áspera “The War Is Over” con unas guitarras más pesadas rebajadas por las melodías de voz y teclados con un tremendo estribillo y con un espectacular solo a cargo de David, que luego tira de distorsión y velocidad para imprimir ritmo a la motera “Goin’ Fast” recordando muchísimo a Van Halen o a los White Lion más hard rockeros creando un corte absolutamente contagioso que al final ha sido uno de los que más se me ha quedado grabado, demostrando que pueden meter buena caña cuando es preciso, llegando incluso a rozar el heavy en la más oscura “Cross the Line” con unos riffs pesados junto a la voz grave y más áspera de Manu, sorprendiendo pero sin perder su esencia melódica.
Si decía que “Goin’ Fast” era uno de los temas que más me ha enganchado del disco, otro de ellos en una onda muy distinta ha sido “The Land Inside Our Souls” llena de elegancia y clase dentro de un ritmo envolvente y nítido en el que la guitarra de David brilla con luz propia plena de técnica y elegancia, como sucede en la suave “All and Now” que cierra el disco casi en clave soul con la voz de Manu transmitiendo emotividad creando una ambientación mágica que me recuerda a Fair Warning-Zeno, y en la balada “Now You’re Mine” vibrante e intensa en la que piano y acústicas toman mayor protagonismo.
Interesantísimo redondo el que se han marcado Hardreams, para mi sin duda la más completa y brillante de sus cuatro entregas hasta la fecha y que, de una vez por todas, debería hacerles ascender unos cuantos peldaños dentro del panorama hard melódico tanto nacional como internacional.
Mariano Palomo

jueves, 7 de febrero de 2013

HELKER “Somewhere in the Circle”

(AFM / Avispa)

Después de quince años de trayectoria, con tres álbumes previos a sus espaldas más algún que otro EP, los argentinos Helker parecen encontrar ahora con este “Somewhere in the Circle” la difusión y reconocimiento internacionales que, tras su escucha, creo que tienen más que merecido. Hasta que el sello alemán AFM no nos ha hecho llegar este disco no tenía la menor idea de la existencia de esta potente banda, algo que me resulta algo extraño a la vista de la gran calidad que atesoran los once cortes que lo componen.
Bebiendo de las fuentes del heavy metal europeo más clásico enraizado en el sonido de bandas como Judas Priest, Black Sabbath o Accept, pero con un barniz más potente en cuanto a producción que les acerca a los nombres más interesantes del siglo XXI dentro del género, este combo liderado por el guitarrista Mariano Ríos y por el sorprendente vocalista Diego Valdez, se han marcado un gran trabajo pleno de fuerza, técnica y buenas melodías. A la pareja fundadora les acompañan el también guitarrista Leo Aristu (también desde el incio del grupo), el bajista Christian Abaca y el batería Herman Coronel, estos dos últimos incorporados recientemente.
Como decía me ha sorprendido sobre todo el poderío y capacidad del cantante Diego Valdez, que bien podría pasar por angloparlante nativo, con unos dejes que indefectiblemente recuerdan por momentos al gran Ronnie James Dio, pero mostrando también otros registros y colores en su voz. Por su parte la instrumentación es más que correcta, sin grandes demostraciones de virtuosismo gratuito pero con un engranaje sónico perfectamente engrasado en el que las melodías de guitarra se alternan con punzantes riffs, sobre una base que siempre está en su sitio dando sustento pero sin avasallar.
El influjo de Dio queda patente desde el inicio en la contundente “Modern Roman Circus”, con una estructura y ritmo pesados pero dinamizados por las melodías de voz y guitarra, siguiendo en una línea más rápida con la rítmica y enganchante “Just Be Yourself” con un original y afiliado solo de guitarra y en la que la voz de Valdez se muestra tan agria como limpia, recordándome a Patrik Johansson (Astral Doors), al igual que en la más melódica “No Chance To Be Reborn” asequible y enérgico corte en el que entran muy bien gracias a sus buenas guitarras y estribillo alto.
Por si quedaba alguna duda a cerca de las influencias de la banda, sobre todo de su cantante, cuentan como invitados para el tema “Begging For Forgiveness” con la participación de dos de los referentes vocales del heavy metal, Ralph Scheepers (Primal Fear) y Tim “Ripper” Owens (Judas Priest, Beyond Fear). Ambos aportan su toque personal a un buen tema que, sin ser el que más me haya atraído del disco, cumple perfectamente dentro de un ritmo menor y más denso, pero con el aliciente de esos cambios de voces que le dan hasta un cierto toque teatral. Esa densidad y la sombra de Ripper se prolongan sobre “Wake Up” con mayor distorsión matizada por unas voces más melódicas pero algo planas, acelerando seguidamente con la clásica “At the End of the Journey” que desarrollándose a golpe de caja y guitarras dobladas a lo Primal Fear con aires épicos.
Llegamos uno de los temas más melódicos del disco, “Ghosts From The Past”, con unas guitarras limpias a ritmo medio rompiendo su linealidad con un elaborado solo y con un ligero repunte final que nos lleva hasta la rasgada “Still Alive”, que a pesar de su ritmo pesado y marcado no está exenta de chispa y melodía clásica, como ocurre en la animada cercana al power “Inside of Me” donde la voz de Valdez tira hacia arriba con potencia y técnica junto a unas guitarras agudas, que se tornan más hard rockeras en “Dreams” que cierra el trabajo recordando a Edguy por sus competentes melodías. Se completa el trabajo con la lenta y melancólica “Flying” en la que el sentimiento florece en voces envolventes y sonidos acústicos sin olvidarse de dejar un sentido solo eléctrico.
Creo que, independientemente de lo “exótico” de su procedencia, nos encontramos ante un producto a la altura de lo mejorcito del género en la actualidad, perfectamente exportable, confirmando que afortunadamente en cualquier parte del mundo todavía se sigue haciendo buen Heavy Metal, y los chicos de Helker son buena muestra de ello. Aunque algo tarde, interesante descubrimiento.
Mariano Palomo

miércoles, 6 de febrero de 2013

VOODOO CIRCLE “More Than One Way Home”

(AFM / Avispa)

Después de dejarnos dos buenísimos trabajos de hard rock clásico que destilaban esencia Blackmore por los cuatro costados, el guitarrista alemán Alex Beyrodt nos ofrece dos años después otra magnífica entrega que, sin abandonar completamente las enseñanzas del guitarrista de Rainbow y Deep Purple, muestra un claro influjo coverdaliano, acentuado por la espléndida labor vocal de David Readman que se encuentra un tremendo estado de forma, como ya deja patente también en el último disco de Pink Cream 69.
Basta con escuchar la rompedora “Graveyard City” que da apertura al CD para traer a primer plano la imagen de los Whitesnake más rotundos de finales de los ochenta con un ritmo dinámico y poderoso marcado por dos máquinas rítmicas como Mat Sinner (Primal Fear, Sinner) al bajo y Markus Kullman (Dezperadoz) a la batería. Todos ellos junto al teclista Zlatko “Jimmy” Kresic, y por supuesto al propio Beyrodt crean un tema convincente y llegadero que nos introduce en la montaña rusa de ritmos y sensaciones que propone este “More Than One Way Home”.
En esta misma línea cercana (quizá demasiado) a la etapa Vai-Vandenberg-Campbell de la Serpiente Blanca, nos encontramos con la insinuante “Tears in the Rain” en la que su melodía vocal envuelve unas sinuosas incursiones guitarreras a ritmo medio, con la potente y sentida “Cry For Love” que comienza casi a cappella para ir creciendo en ritmo e intensidad en una línea más relajada con un precioso solo de Beyrodt y con un Readman dejando constancia de su clase y categoría, al igual que en la rasgada y directa “Bane of my Existence” marcada por el ritmo vivo y acentuado del bajo de Mat Sinner y por unos buenos detalles de hammod a cargo de Kresic, o en las punzantes “The Killer In You”, la matizada de ritmo variable “The Saint and the Sinner”, y la delicada “Victim of Love”, estas últimas con más regusto actual a lo Pink Cream 69 logrando esa buenísima mezcla de energía y melodía marca de la casa de los germanos.
Las teclas cobran también relevancia en la más zeppeliniana “Heart of Babylon” atemperando su base dura y su línea vocal Whitesnake total junto a unos sonidos de guitarra a lo Page, haciendo que bien pudiera encajar dentro de aquel maravilloso álbum de Coverdale-Page, como sucede con la lenta acústica “Alissa” aportando un matiz más romántico rematado por otro gran solo eléctrico, o en la igualmente relajada “More Than One Way Home” que da título al disco creando una atmósfera impresionante.
Como decía, al señor Beyrodt no se ha olvidado del todo del sonido Blackmore, y como muestra nos deja dos buenos cortes como son la brillante “The Ghost in your Heart” con unos sonidos de hammond y de fender que nos transportan a la mejor época de los Purple, y la más enérgica “Open Your Eyes” que parece estar registrada en directo con unas guitarras más duras y un ritmo clavado por momentos al de la mítica “You Fool No One”, doblándose con acierto la voz de Readman ofreciendo tonos altos y medios.
Un muy buen cierre para un gran disco en el que todo lo que le falta de originalidad le sobra de calidad, clase e intensidad. Si mezlcamos este trabajo de Voodoo Circle y el recientemente publicado de Snakecharmer seguramente tendríamos la mejor versión de Whitesnake en el siglo XXI.
Mariano Palomo