(Frontiers / Mastertrax)
Uno de los grupos de culto dentro del A.O.R./West Coast más clásico vuelve a la actualidad con un nuevo trabajo después de más de tres lustros sin publicar material nuevo, aunque prácticamente desaparecieron del mapa en 1982 con su cuarto disco “Spies of Life” que cerraba su etapa más exitosa que comenzó a mediados de los setenta, encabezados siempre por multinstrumentista y cantante titular Peter Beckett y por el bajista y vocalista ocasional Ronn Moss.
Ambos retoman el pulso de la banda que les dio un nombre dentro de la escena melódica acompañados de un grupo de instrumentistas, más o menos conocidos, y con los que se han marcado un elegante y competente larga duración en el que los sonidos cuidados y suaves predominan, pero sin dejar de lado un veta rockera que asoma por momentos para dotarlo de mayor energía y dinamismo.
Así nos sorprenden con la inicial “Man On Fire” un corte magnífico lleno de ritmo guitarrero contagioso, sin salirse del A.O.R., cuidando mucho las melodías vocales y sobre todo con un rotundo estribillo ganador que atrapa a la primera. En esta línea pero con menor ritmo y mayor presencia de teclados nos encontramos con la magnífica “Life in Colour” con mucho cuerpo y melodía, o con la electro-acústica “To The Extreme” en la que el trabajo de voces resalta sobre unos buenos acordes rasgados.
La elegancia se apodera de la profunda “Precious”, rozando el sinfonismo con la voz de Beckett casi susurrando a lo Cannata sin perder nada de solidez dentro de su suavidad, como sucede en la intensa “Tell Me” que envuelve con sus efectos de teclados, o en la final “Baby Come Back” que recuperan de su primer disco de 1977 y que fue su primer gran hit con ese regusto añejo setentero del west coast que gente como Toto o Chicago han llevado a sus cotas más altas, bonito recuerdo.
Como decía los temas relajados suponen gran parte del contenido de este “Too Many Reasons”, comenzando por el propio tema título que atrapa con su gran estribillo a dos voces transmitiendo con fuerza sobre una instrumentación compacta mezclando sonidos eléctricos y acústicos. También me ha gustado bastante el medio tiempo “I Will” en clave más puramente acústica pero con el mismo gusto e intensidad a la hora de ejecutarla, o la preciosa balada “Sins of Yesterday” en la que su suave percusión acaricia con delicadeza acompañando buenos detalles de guitarra y teclados.
Envolvente y preciosista resulta “Kites” con un aire de cuento sinfónico en el que la cálida voz de Ron Moss parece recitar dentro de una suave sucesión de sonidos de guitara y teclados evocadores. Repite Moss como cantante principal en la menor “You’re My Addiction” que a pesar de tener algo más de ritmo no me dice tanto recordándome un poco en sus arreglos de guitara a la última etapa pegajosa de Bon Jovi, lo cual os aseguro que no supone ningún halago por mi parte.
Se me quedan a medias otros temas lentos muy west coast, como las románticas “The Words You Say” y “Part Of Me” que dentro de su elegancia me resultan algo huecas y excesivamente edulcoradas, y la más animada “Nothing Like You” que aun teniendo un ritmo más alegre se estropea por sus entonaciones y arreglos horterillas.
En cualquier caso disco muy agradable de escuchar, con buenos momentos que nos devuelven a los tiempos en los que los pantalones de campana, las camisas imposibles de cuellos interminables y los chalecos blancos eran ley, de la mano de una de las bandas más veneradas por los fanáticos del los sonidos melódicos tradicionales completando un más que correcto retorno.
Mariano Palomo
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