martes, 26 de septiembre de 2017

AUTOGRAPH “Get Of Your Ass”

(EMP Label Group)


Después de un buen número de actuaciones en directo desde 2013 por fin se ve materializado en forma de nuevo disco en estudio el regreso de Autograph, una de las bandas del denominado “hair metal” americano que tuvieron bastante presencia mediática en los 80’s publicando tres buenos discos, volviendo en 2003 con un más que correcto LP como “Buzz”, y participando en algunas bandas sonoras de películas menores.

En su momento estuvieron encabezados por el carismático y peculiar vocalista Steve Plunkett, que declinó la invitación a participar en esta nueva etapa de la banda, y por el guitarrista Steve Lynch único miembro fijo en toda su trayectoria junto al bajista Randy Rand, además de por el batería Kenny Richards que abandonó apenas un año después de la reunión y que falleció el pasado mes de abril.

Con el cincuenta por ciento de la formación original, amén del teclista Steven Isham también tristemente fallecido en 2008, faltaba por completarse la banda con un nuevo batería siendo el prácticamente anónimo hasta ahora Marc Wieland el elegido para el puesto. Y sobre todo hacía falta un nuevo cantante capaz de llenar el hueco de Plunkett, en este caso la elección creo que ha sido todo un acierto en la figura de Simon Daniels, ex vocalista junto varios ex Rough Cutt de la banda de culto Jailhouse, y que también se encarga de la guitarra rítmica.

A la vista de esta nueva alineación y del tiempo transcurrido desde que asaltaran las listas con pegadizos hits de hard melódico como “She Never Looked That Good For Me”, “Turn Up The Radio”, “Send Her To Me” o “Blondes In Black Cars”, quedaba la duda de cómo sonarían estas nuevas composiciones. Y la verdad es que sin seguir exactamente la misma línea, con un sonido endurecido y actualizado renunciando a los teclados pero manteniendo su base hard rockera con unas cuidadas melodías, han sido capaces de redondear un puñado de buenos temas con la figura de Daniels brillando con un timbre más áspero y menos agudo que el de Plunkett pero perfectamente empastado junto a las trabajadas guitarras de Lynch, y siempre con los coros cuidados como elemento enriquecedor.

Así atacan para empezar con el agresivo tema título “Get Off Your Ass” de ritmo vivo, guitarras afiladas, efectiva pegada e incendiario estribillo tan áspero como recordable, suavizándose un poco a continuación con la más melódica “Every Generation” con una distorsión alta y actual pero muy clara creando una contagiosa melodía que se pega sin ser tan directa y con la voz de Daniels menos cruda recordándome un poco a la de Jamie Row (Adriangale, Guardian), algo que me sucede en más tramos del disco. Ese barniz actual lo encontramos también en “All I Own” un correcto medio tiempo sin excesivo cuerpo que aprueba por sus buenas líneas vocales.

Coge más altura y pegada con “You Are Us We Are You” motivante hard rock de guitarras punzantes y melódicas a lo Leppard brillando junto a unas buenísimas voces creando un convincente corte con un estribillo magnífico, como lo tiene también en la misma onda la resultona “I Lost My Mind In America”, o la más cruda y rítmica “Meet Me Half Way” marcada por sus redobles y sus riffs con la suciedad precisa.

Más limpias y originales son las guitarras en “All Emotions” tema de hard melódico actual con unos magníficos armónicos y que me recuerda mucho a nuestros Show-Biz siendo de las que más me ha gustado, al igual que la más arrastrada “Watch It Now” que suena a los Extreme más macarras en sus guitarras y coros con un punto callejero y arrogante, bajando un poco el  nivel con la más opaca “Ready To Get Down” sin excesivo ritmo ni brillo en sus guitarras pero con algo en sus melodías vocales que la hace extrañamente adictiva.

Se completa el disco con una revisión actualizada en directo del clásico de la banda “Turn On The Radio” que a pesar de la ausencia de teclados y de sonar más duro a día de hoy sigue resultando igual de divertido y pegadizo que en su momento con el público coreando y palmeando. Buen colofón para un disco muy entretenido, algo menos directo de lo que nos tenían acostumbrado, pero perfectamente disfrutable.

Mariano Palomo

lunes, 25 de septiembre de 2017

HELL IN THE CLUB “See You On The Dark Side”

(Frontiers Music)


Los italianos Hell In The Club no son ningunos recién llegados a la escena hard rockera europea, de hecho este “See You On The Dark Side” supone ya su cuarta entrega en estudio y debería servir para confirmarles como uno de los combos más interesantes dentro del género. Sus anteriores trabajos ya eran bastante más que correctos, pero con este nuevo disco creo que han dado un paso más en lo que ha sonido y versatilidad se refiere, seguramente la mano de Simone Mularoni (DGM) a los controles tenga mucho que ver en este salto de calidad

Un disco plagado de temas pegadizos y divertidos, con mucha energía pero cuidando los detalles aportando elementos actuales con una base claramente enraizada en los grandes de los ochenta, con guiños glam que se mezclan con otros más melódicos o más heavies según el caso. Así comienzan de forma poderosa con “We Are On Fire” corte de base rotunda con la pegada del batería Lancs marcándose junto al bajo de Andy (Secret Sphere) creando un ritmo sencillo y pegadizo con la voz de Dave desafiante junto a las afiladas guitarras de Picco para completar un tema fresco ideal para abrir fuego.

Sigue la senda potente con un deje más sleazy en “The Phantom Punch” de ritmo alto que llega pleno de fuerza con unas guitarras punzantes entrando como cuchillos entre sus melodías vocales con unos magníficos coros, relajándose en el inicio de la polvorienta “Little Toy Soldier” que tras unos suaves acordes de slide guitar rompe rotunda con unas buenísimas guitarras y un deje a los Tesla más duros, incluida la voz de Dave áspera y poderosa.

Continua el ritmo desenfrenado con “I Wanna Swing Like Peter Parker”,  hard crudo con una línea vocal arrogante a lo Skid Row que se rompe con un breve fragmento de sonidos de viento en clave swing a lo Pat Boone dándole un toque de lo más cachondo, como lo tiene también la glamera “Houston, We’ve Got No Money”, bailonga, festiva, vacilona, pero con mucho peso en su base y guitarras con unos apropiados toques de pandereta entre sus desafiantes voces muy a lo Crazy Lixx. Una banda, la sueca, que aparece como referencia en más momentos, como en “A Melody, A Memory” con unas buenísimas voces, unos claros y rotundos riffs y una base poderosísima sobre la que se desarrollan unas excelentes melodías.

Por su parte “Show Time” aparece original con unos aires noventeros a lo Lillian Axe con un contagioso ritmo cortado y unos buenísimos coros que acaban enganchando a cada escucha, haciéndolo de forma más inmediata con la más garajera “The Misfit” con un rollo arrastrado que la hacen bastante efectiva dentro de su sencillez, algo que no sucede con “Withered In Venice” cavernosa y pesada, creando una atmósfera angustiosa que no me dice nada hasta que llega el solo de guitarra de Picco arreglándolo un poco.

Vuelve el brío y la diversión con “Bite Of The Tongue” otro tema pegadizo y directo lleno de energía y ritmo, descarada en sus partes vocales con un deje callejero y macarra que nos hace movernos antes de llegar al final con la extensa “A Crowed Room”, casi ocho minutos que comienzan profundos y melancólicos para romper con un rasgado riff sobre el que se desarrolla a ritmo alto entrecortado por coreos y golpes de percusión incluyendo unas originales partes teatrales que rompen y enriquecen la dinámica hard rockera del corte.

Original cierre para este entretenidísimo trabajo que se posiciona como uno de los más destacados del año dentro de su estilo mostrando una clara progresión por parte de Hell In The Club para seguir avanzando con paso firme en su trayectoria discográfica.

Mariano Palomo

DIRTY THRILLS “Heavy Living”

(Frontiers Music)


Parece que los sonidos retro están cada vez más presentes dentro del rock actual, otra buena muestra de ello es la ópera prima de los ingleses Dirty Thrills. Una joven formación que cuenta en sus filas como cantante a Louis James, que dicho así sin más no dice gran cosa, pero que lleva en sus genes la tradición musical ya que su padre Nicky fue vocalista de Mood Blues. Una voz potente y personal la de Louis que encaja con las distorsionadas melodías que salen de la guitarra de Jack Fawdry sobre las rotunda base rítmica que forman el bajista Aaron Plows y el batería Steve Corrigan.

Entre los cuatro sacan un sonido pesado y nítido con elementos blues, soul y rock clásicos pero con una producción actual con tintes hard y stoner como muestran en la enérgica inicial “I’ll Be With You” con una gordísima base con el bajo de Plows llevándonos por sus vaivenes rítmicos lisérgicos y psicodélicos que le dan cierto encanto acelerando al final para desembocar en unos curiosos palmeos. Sigue la misma línea con la polvorienta “Go Slow” de nuevo con la distorsión arriba complementada por la poderosa voz de James dejando tonos agudos que sobresalen junto a sus riffs y a una armónica llena de esencia.

Más groove y rítmicas setenteras con “Law Man” de guitarras ácidas de la mano de Fawdry que también luce a los coros aligerando un poco su pesado ritmo con un embrujador toque blues-soul que seguimos encontrando en la magnífica “Hanging Around” con unos detalles melódicos muy logrados en sus partes relajadas, que se tornan profundamente envolventes en la suave “Lonely Soul”, un delicioso corte intimista con la voz de James plena de calidez y sentimiento junto a unas guitarras con el pellizco preciso para seducirnos.

Retornamos a terrenos densos cercanos al stoner con “No Resolve” muy rítmica, sinuosa, algo tétrica y monótona para mi gusto, como lo es la lisérgica “The Brave 1” a la que precede la breve “Interlude” que  parece una especie de rezo sombrío sin más, entrando luego en la inquietante “Rabbit Hole” que aporta algo más de ritmo y pegada aunque me sigue pareciendo excesivamente densa a pesar de su melodía vocal más suave que sube aguda por momentos.

Tras este tramo menos atractivo llegamos final con dos cortes que me han convencido más, el primero “Drunk Words” que empieza lento y profundo para atacar después con un bajo retumbante pleno de groove junto a una voz descarnada y cavernosa pero tremendamente clara y expresiva recordando al maestro Glenn Hughes perfectamente apoyada por unos orgánicos arreglos de guitarra. El cierre definitivo lo pone “Get Loose” tema divertido de ritmo alto y vacilón con un rollo soul magnífico a base de palmas creando el tema más festivo y bailón del disco.

Buen disco, con algunos momentos demasiado pesados para mi gusto como ya he señalado, pero en general bien construido mostrando categoría en sus composiciones que supongo que serán del gusto de los seguidores de bandas como Rival Sons o Vintage Trouble por poner un par de ejemplos.

Mariano Palomo

viernes, 22 de septiembre de 2017

WAYWARD SONS “Ghsots Of Yet To Come”


(Frontiers Music)

La figura de Toby Jepson siempre me ha llamado la atención desde que a mediados de los ochenta destacó como frontman de los maravillosos Little Angels. Tras la separación de la banda inglesa en 1994 Toby intentó afrontar su carrera en solitario pero una inoportuna neumonía le alejó de los escenarios hasta que retomó la actividad en 2002 sacando adelante a su propia banda, grabando el LP “Popkiller” (2009) de Gun y el LP “Dog Eat Dog” (2011)  de los Fastway de Fast Eddie Clarke, antes de registrar su último disco en solitario “Raising My Own Hell” (2013). Desde entonces ha estado más centrado en tareas de producción con alguna aparición esporádica en directo con Dio’s Disciples (banda de tributo a Dio).

Ahora reaparece con nuevo material liderando a una banda que bajo el nombre de Wayward Sons publica su primer trabajo en una onda de hard rock clásico de raíces setenteras donde Toby desarrolla una fantástica labor vocal además de hacerse cargo de la guitarra rítmica. Junto a él cuatro músicos poco conocidos de la escena británica, el guitarrista Sam Wood, el bajista Nic Wastell (Chrome Molly), el batería Phil Martini (ex Quireboys, Joe Elliot’s Down & Out) y el teclista Dave Kemp con el que ya trabajó tanto en la esporádica reunión de Little Angels hace unos años como en sus discos  en solitario. Todos ellos ofrecen un buen nivel aportando fuerza y calidad, aunque sin resultar excesivamente llamativos ni originales por nada en particular.

Como decía el hard de los 70’s marca bastante el sonido del disco, comenzando por “Alive” un corte con peso en su ritmo cercano al stoner pero sin resultar tan denso, con una afinación de guitarra gorda y un bajo y batería marcados entre los que incide la personal y poderosa voz de Jepson. Se aligera el ritmo y el sonido en “Until The End” más actual y dinámica con una arrogante y melódica interpretación vocal que empasta perfectamente con sus crudas guitarras completadas por un acertado aporte de órgano que engancha fácil.

También lo hace la divertida “Ghost” de ritmo alegre, chisposa melodía de voz y guitarra de nuevo bien acompañada de teclados resultando bastante atractiva, como lo es la más cruda “I Don’t Wanna Go” básica en sus rítmicas, rasgando y llegando con la voz más áspera pero clara dándole un guapo toque callejero. Siguen rascando y pegando con poderío en la seductora “Give It Away” con una buena melodía vocal que se afila agresiva en algunos momentos.

Con “Killing Time” incorporan un ligero barniz lisérgico y psicodélico a su sonido dentro de un ritmo cadencioso con las guitarras densas haciéndose un poco pesada dentro de su compacidad que se mantiene con un ritmo algo más movido en la sinuosa “Crush” con un curioso sonido de guitarra típicamente británico que puede recordar a bandas actuales del pop rock de las Islas, correcta pero no me acaba de llenar.

Más interesante me resulta “Be Still” con un deje divertido a los últimos Little Angels donde la voz y las guitarras empastan muy bien creando un contagioso ritmo completado por los teclados de Kemp, que desaparecen para dejar que irrumpa Wood con unos poderosos riffs que cortan el enérgico ritmo de “Small Talk”, para completar la obra de forma más relajada con “Something Wrong” polvoriento y sinuoso medio tiempo con un rollo Stoniano que seduce sin excesos envolviendo más que golpeando.

Buen cierre para este buen trabajo que sin acabar de rematarme del todo sí se deja escuchar bien y que sobre todo nos devuelve a un gran músico al que echábamos en falta y que ha sabido volver más que dignamente con esta nueva aventura que esperemos que pueda seguir creciendo y ofrecernos obras más redondas en el futuro.

Mariano Palomo

KEE OF HEARTS “Kee Of Hearts”


(Frontiers Music)

Dada la irregularidad mostrada dentro del hard melódico y A.O.R. con algunos lanzamientos recientes ciertamente decepcionantes, resulta muy agradable reencontrarnos con la mejor versión de uno de los vocalistas más competentes del género en el panorama europeo, el señor Tommy Heart (Fair Warning, Zeno, Soul Doctor) que de un tiempo a esta parte estaba pasando algo desapercibido sin acabar de integrarse en ningún proyecto interesante, amén de su participación en el musical del Queen “We Will Rock You” y de un simplemente correcto disco en solitario publicado hace unos meses de forma casi clandestina. Y lo hace además acompañado por un guitarrista como el sueco Kee Marcello (Easy Action, Europe) que tan buen sabor de boca nos dejó el año pasado con su última entrega en solitario “Scaling Up”.

Además de los dos titulares del grupo que le dan nombre, aparecen en los créditos los siempre dispuestos Ken Snadin (Alien) al bajo y Alessandro Del Vecchio (Hardline, Revolution Saints) a los teclados y coros, junto al también italiano Marco Di Salvia a la batería. Todos llevando a cabo su labor de forma impecable dejando que se luzca el dúo principal pero dejando patente su buen hacer. Entre todos han dado a luz un magnífico disco lleno de fuerza y clase en el que las referencias a sus bandas madre son inevitables, resultando variado e intenso. Comenzando por la potente con tintes sinfónicos “The Storm” con la apasionada voz de Heart llena de fuerza y melodía acompañada por los siempre brillantes coros de Del Vecchio cogiendo vuelos sobre sus teclados y entre las incisivas notas de Marcello.

Tras esta primera aproximación entramos de lleno en el hard melódico a lo Fair Warning/Zeno de “A New Dimensión”, con ese sonido de guitarra perfecto y nítido que se mezcla dentro de su misteriosa ambientación con una intensa melodía vocal que sube con clase y sin estridencias dentro de un atemperado ritmo, que se mantiene tendido en “Crimson Dawn” aunque algo endurecido con una línea de guitarra más marcada y  unas acertadas teclas amortiguando y rodeándola con un aire evocador a lo Malmsteen de la era Turner-Edman.

Más cercana al A.O.R. pero con igual intensidad nos ofrecen “Bridge To Heaven” marcada por unas rítmicas y un bajo muy potentes sirviendo como sostén a las fantásticas melodías de voz y guitarra que la adornan, tremendamente nítida, enganchando sin ser excesivamente directa, siéndolo en mayor medida la poderosa “Stranded” con unas enormes armonías de voz y teclados junto con unas guitarras incisivas y melódicas dando cobertura a un pegadizo estribillo que se queda con facilidad de nuevo con los coros como elemento fundamental.

Se relaja el ambiente con el profundo medio tiempo “Mama Don’t Cry” otro muy buen tema con la voz doblándose de forma brillante en su claro y pegadizo estribillo, atemperado pero con mucho cuerpo aliándose teclados y guitarra para crear una atmósfera acogedora con discretos detalles sinfónicos. Sube la nota más aun con “Invincible” delicioso corte de puro A.O.R. a lo Alien en el que la elegancia brilla por encima de todo con unas buenísimas melodías de voz y unas preciosistas guitarras, siguiendo la misma línea pero con un par de puntos más de intensidad y ritmo en la sólida y efectiva “S.O.S.”, una vez más con el estribillo sobresaliendo sin necesidad de subir excesivamente de tono.

Sin abandonar la base A.O.R. vuelven los aires épicos y sinfónicos con “Edge Of Paradise” con unos coros y teclas magníficos marcando sus sencilla melodía central rematada por un magnífico solo de Marcello que se desdobla brillando con intensidad en la vibrante y luminosa “Twist Of Fate” otro señor temazo en el que el influjo Journey queda patente con unas melodías de voz y guitarra tremendas, antes de cerrar definitivamente con “Learn To Love Again” en la que las ochenteras teclas de Del Vecchio dan un tremendo poderío a su intenso ritmo resultando adictiva y potente para dejarnos un excelente regusto tras tres cuartos de hora de disfrute que se pasan volando.

Un muy buen disco que como sucede con este tipo de proyectos no sabemos si se quedará en flor de un día, lo que sería una lástima, o, como sería deseable, tendrá continuidad en el futuro, esperemos que así sea y que podamos tener más entregas de este nivel, de momento el listón está muy alto.

Mariano Palomo

jueves, 21 de septiembre de 2017

H.E.A.T "Into The Great Unknown"

(Ear Music)

Pocos lanzamientos han levantado últimamente tanta polvareda como este nuevo trabajo de los que pasan por ser uno de los grandes del hard melódico del siglo XXI, los suecos H.E.A.T. Una banda que no ha parado de crecer desde que sorprendieran hace casi una década con su delicioso debut homónimo y que desde entonces lanzamientos y giras cada vez con mayor repercusión, con un cambio de vocalista y de algún miembro más de la formación que a la larga parecen haber sido fundamentales en la evolución de su sonido, hasta llegar a este “Into The Great Unknown” con el que muestran un cambio de registro que a muchos, entre los que me incluyo, nos parece un error.

Y me parece un error porque por mucho que se quiera experimentar, tantear o probar nuevos elementos a la hora de crear música, creo que se deben conservar algunas señas de identidad básicas y sobre todo hacerlo con una calidad y talento que resulten lo suficientemente atractivas y creíbles tanto para los fans de siempre como para el nuevo público al que parece estar destinado mayoritariamente este nuevo disco. A mí desde luego no me convence esta nueva orientación, la mayoría de los temas me resultan anodinos, huecos, sin cuerpo, “Cheese” que dirían los anglosajones. Con exceso de protagonismo de los sonidos sintetizados, algo que no tiene por qué ser negativo necesariamente si se hace con gusto y equilibrio, con las guitarras en muchos momentos meramente testimoniales o simplemente postizas, como metidas con calzador dentro de unas melodías por lo general simplonas y sin gracia.

Quizá el que más se luce, aunque tampoco acaba de convencerme, es el vocalista Erik Gronwall, mostrando un amplio rango de registros vocales con momentos rockeros y potentes, más cercano al pop en otras ocasiones, e incluso con alguna licencia lírica y teatral. De la mano del teclista Jone Tee marcan la mayoría de las composiciones, aunque curiosamente comienzan de forma bastante enérgica y convincente con el tema más crudo y rockero del disco “Bastard Society”, uno de los pocos salvables en mi opinión, sonando a los H.E.A.T frescos, directos y descarados que nos seducían, con la guitarra del repescado Dave Dalone dejándose notar junto al bajo de Jimmy Jay y a la seca pegada de Crash a la batería, todo ello redondeado por una buena línea coral y a una poderosa interpretación vocal de Erik.

A partir de aquí la cosa empieza a decaer por momentos, comenzando por la ultra sintetizada “Redefined”, con unas voces poppies que no me dicen nada, una batería hueca y sin punch, unas guitarras casi ausentes hasta un solo metido con calzador sonando tremendamente artificial, vamos, perfectamente prescindible, al igual que “Time In Our Side” llena de arreglos electrónicos sin gracia con unas voces lamentables, más propia del tecno pop del siglo XX, si quieres parecerte a A-Ha o a Duran Duran, por lo menos hazlo bien.

Algo más de cuerpo tiene “Shit City” intentando subir con la voz más arrogante y con un solo de guitarra salvable, pero ahogada entre unos teclados y unos coros mediocres, como le sucede a “Best Of Broken”, de nuevo sonando sin una definición clara, algo más intensa en su propuesta vocal y rítmica pero sin pegada terminando por ser bastante sosita.

Parecía que llegábamos a un tramo algo más salvable con “Eye Of The Storm” que sin estar entre los mejores cuarenta temas del grupo por lo menos aporta algo de pasión en su interpretación vocal aunque con una alarmante falta de ritmo y concreción en su desarrollo, por momentos parece que va a romper épica y teatral pero de repente aparecen unos teclados que no pintan nada, un mini solo de guitarra de nuevo metido a capón, vamos, que parecía que sí, pero vuelve a ser que no. Por el contrario en “Blind Leads The Blind” si aparece la guitarra con más fuerza y llegada empastando bien con la base rítmica y la melodía de voz, pero estropeada un poco una vez más por unos teclados excesivos.

La vena lírica de Erik se plasma en la envolvente “We Rule”, compuesta a mayor gloria suya con un sonido in crescendo suave y teatral, agradable en un principio, creando una especie de cruce entre una versión cortita de los Queen más barrocos y la banda sonora de Frozen, para tenerla de fondo no está mal pero poco más, y mejor no fijarse en su vulgar solo de guitarra que la hacer bajar algún punto más. De “Do You Want It?” poco que decir, una insulsa horterada popera y simplona perfectamente olvidable con unos teclados y unos falsetes de juzgado de guardia.

El cierre lo pone el tema título “Into The Great Unknown”, un extenso corte con tintes sinfónicos y dramáticos que en sus más de siete minutos de desarrollo acaba por cansar sin terminar de rematar la faena aunque cabe resaltar su cuidada melodía vocal y esta vez sí un correcto tratamiento de teclados, algo que no se puede decir de sus monótonas guitarras y de su bajo que aparece de repente con un mini solo que no aporta nada.

Lo dicho, una pena que un grupo que había conseguido un estatus tan grande dentro del hard melódico pueda empezar a echar por la borda su reputación con experimentos como este, me da la sensación que como sigan por este camino van a perder a muchos fieles y que quizá deberían ir pensando en denominarse Erik Gronwall’s H.E.A.T o algo así. Me temo que el ex guitarrista del grupo Eric Rivers ya empezaba a olerse la tostada, y mucho antes el cantante original Kenny Leckremo, esperemos que puedan trabajar juntos de nuevo para recuperar tiempos mejores, o que los mantienen el nombre de la banda vuelvan a la senda anterior, o las dos cosas, por pedir que no quede. Y recordar, esto es solo un deseo y una opinión personal.

Mariano Palomo

miércoles, 20 de septiembre de 2017

STEELHEART “Through World Of Stardust”


(Frontiers Music)
Lejos, muy lejos, quedan los tiempos de esplendor de los norteamericanos Steelheart cuando a principios de los noventa se marcaron dos notables trabajos que les hicieron recoger el reconocimiento de un público que les llevó a lograr unas muy respetables cifras de ventas convirtiéndose en uno de los grupos más reconocidos de los últimos coletazos de la escena hard rockera antes del lamentable cambio de escena que se produjo con la irrupción del deprimente grunge. Y a la vista, más bien a la escucha, de lo que nos vienen ofreciendo últimamente con su vocalista, líder y único miembro original que permanece en la banda, Miljenko Matijevic, parece que se quedaron más en aquella etapa oscura que ya iniciaron con su tercer trabajo “Wait” (1996) que poco tenía del brillo de sus predecesores.
Ahora, acompañado por una formación que empezó a gestarse en 2006 con Uros Raskovski a la guitarra, Rev Jones al bajo y Mike Humbert a la batería, nos ofrece este “Through a World a Stardust” que desde luego no creo que satisfaga excesivamente a los seguidores de los primeros Steelheart, más bien todo lo contrario. Poco o nada queda del dinamismo y pegada que había en sus composiciones primigenias, ha desaparecido la diversión que proponían aquellos temas plenos de ritmo y llegada con los que sin complicarse excesivamente la vida y sin necesidad de ser los mejores músicos del mundo eran capaces de hacernos mover el pie y el cuello siguiendo su ritmo.
Lo que nos encontramos en este nuevo disco es otra cosa, que a mí no me dice prácticamente nada, pero que seguro que habrá a quien pueda convencerle, unas ambientaciones en general opacas, sin chispa, y donde los sonidos alternativos y sombríos prevalecen sobre los elementos hard rockeros que, aunque en mucho menor medida, también los hay. Comenzando por la voz de Matijevic, que sin ser tan excesiva e histriónica como la de hace veinticinco años, por momentos pasa por ser de mejor del disco en unos tonos más discretos pero consiguiendo algunos registros interesantes, aunque perdiéndose en la mediocridad de sus composiciones. De hecho, el inicio con “Stream Lines Savings” parece querer ser un intento de recuperar la energía de antaño recordando ligeramente a algún tema de la banda sonora de Rock Star por cómo ataca su comienzo pero se queda en eso, en un infructuoso intento, embarullado, angustioso, pastoso que no llega a nada.
Con “My Dirty Girl”, tres cuartos de lo mismo, con la voz sinuosa y matizada entre opacas guitarras que se dinamizan mínimamente subiendo el ritmo con un solo del recientemente fallecido Kenny Kanowski, pero con un resultado bastante insulso, como lo es la cadenciosa y pesada “Come Inside” con un rollo alternativo monótono y sin gracia que me recuerda a una versión pobre de Smashing Pumpkins que no es que sean precisamente santos de mi devoción, así que imaginaros lo que me gusta el temita en cuestión. Casi lo mismo que “My World” pesada, oscura, cavernosa, de guitarras monocordes y pesadas, un tostón.
Se suaviza y aclara el sonido en la lenta electroacústica “You Got Me Twisted” que sin ser nada del otro mundo destaca por su descarnada interpretación vocal a pesar de su linealidad, como sucede en la más elaborada “Lips Of Rain” que ha terminado por ser la más rescatable por sus melodías de voz y sus acertados arreglos orquestales de cuerda a cargo de Anthony Weeden y Stockholm Strings, que también aparecen en la intimista “With Love We Live Again” donde la acústica se rasga junto a la engolada voz de Matijevic resultando al menos agradable.
Este pequeño oasis desaparece para volver al rollo moderno con la insustancial “Got Me Running” en la que las guitarras son de lo más discreto sobre una base marcada pero sin fuste, seguida por la no menos hueca “My Freedom” en la que los arreglos orquestales vuelven a ser lo más remarcable dentro de su sosería, antes de cerrar definitivamente con otra pieza lenta e intimista “I’m So In Love With You” irrumpiendo con cuerpo la atormentada voz del líder de la banda pero resultando sosa como ella sola.
En fin, una pena de disco, con un par de momentos rescatables y que en mi opinión hubiera sido mejor que hubiera sido lanzado como un trabajo en solitario de Miljenko Matijevic más que como esta versión 2.0 de Steelheart que no hace más que provocar una enorme añoranza de la original.
Mariano Palomo