viernes, 17 de octubre de 2014

TEN “Albion”

(Rocktopia / Cargo Records)
Hace un par de años comentaba en esta misma sección que “Heresy & Creed” me había parecido el mejor disco de Ten desde el magistral “Babylon” del 2000 y que esperaba que tras tantos cambios y parones la formación pudiera consolidarse para seguir ofreciéndonos buen material a la altura de una de las bandas de culto del hard melódico británico. Una vez escuchado este nuevo “Albion” parece que Gary Hughes y sus chicos han seguido por la buena línea dejándonos un disco a la altura de su predecesor, aunque algo menos inmediato en sus primeras escuchas.
Y eso que una vez más Hughes ha vuelto a realizar cambios en la banda, menos que otras veces, pero al más puro estilo hipermercado nos ofrece un dos por uno en el puesto de guitarrista, permaneciendo el habitual John Halliwell y entrando los desconocidos Dann Rosingana y Steve Grocott por el hierático Dan Mitchel que a pesar de haber hecho una buena labor en “Heresy & Creed” nunca me pareció que encajara demasiado en la filosofía y el estilo de Ten. El resto de la banda sigue siendo la misma con Steve McKenna al bajo, Darrel Treece-Birch a los teclados y Max Yates a la batería.
Una vez más Hughes expone su pasión por la historia dedicando esta obra a Albión, primer nombre con el que se conoció la isla de Gran Bretaña, y que, ya desde su llamativa y atractiva portada obra del ilustrador italiano Gaetano Di Falco, nos sumerge en su leyenda histórica. Todo con un sonido en el que los pasajes épicos son predominantes, pero con las habituales estructuras melódicas y hard rockeras del grupo dentro de unas composiciones que arrancan de forma dinámica y más que competente con “Alone In The Dark Tonight”  buen tema con todos estos elementos marca de la casa en la que la personal e inconfundible voz de Hughes nos va introduciendo de forma casi narrativa en el desarrollo de la obra junto a unos buenos coros, unas guitarras marcadas y unas teclas más emboscadas que dan el toque sinfónico.
Sigue creciendo el disco con la más hard rockera “Battlefield” que impacta en su inicio con un riff muy similar al de “All She Wrote” de Firehouse, aunque luego el tema poco tiene que ver con el hit de los noreteamericanos, siendo un corte plenamente épico y novelero creando una guerrera ambientación de campo de batalla como indica su título pero siempre dentro de unos parámetros muy melódicos y delicados por momentos, que se mantienen pero con un giro más directo en “It’s Alive” con más viveza y menos carga rítmica, más cercana a la primera época del grupo pero con unos espectrales arreglos de teclas esporádicos que me chirrían un poco.
Vuelta al contexto puramente épico con “Albion Born” que se inicia con unas monacales voces dobladas a capela que llevan a una instrumentación de aromas medievales-celtas con redobles y sonidos de guitarra marciales que parecen invitar al combate motivando con unos coros magníficos, que se apagan para llevarnos luego hasta la sobrecogedora “Sometimes Love Takes The Long Way Home” en la que la voz de Hughes muestra su indisimulada admiración por Coverdale en su forma de encarar el tema controlando las respiraciones, dentro de una instrumentación que va creciendo cadenciosa y expresiva para envolvernos con su melancólica melodía.
Tras esta primera mitad baja un poco el nivel de intensidad con “A Smuggler Tale” un corte atemperado con retazos sinfónicos evocadores reforzados por unas líneas corales marcadas en su parte central, para recordarnos de nuevo a Whitesnake con la sugerente “Die For Me”, acertadamente elegida como primer single, y que se sale de la temática más épica para sonar mucho más clásicamente hard rockera con una potente melodía vocal marca de la casa doblándose y con unas buenas guitarras repuntando sobre unas teclas que por momentos se disparan. Se ensombrece un poco el panorama con “It Ends This Day” con un tratamiento de guitarras más crudo y con un punto progresivo actual que es suavizado por su buena melodía de voz y por unas teclas algo horterillas pero con encanto creando un conjunto bastante curioso.
Llegamos al final con la romántica balada “Gioco D’Amore” delicada y apasionada pieza con un punto lírico aumentado por la inclusión de parte de su letra en italiano y que además está adornada por un bonito solo de guitarra que repunta sobre su tranquilo desarrollo, para cerrar recuperando la épica y el sinfonismo con “Wild Horses” con escaso ritmo pero con notable carga emotiva, de nuevo con las voces como mejor activo.
Como decía al principio Gary Hughes y sus Ten han redondeado un muy buen trabajo, que, aunque se acerca, todavía no llega al nivel de sus mejores tiempos, pero desde luego me parece que mantiene la calidad de sus dos trabajos anteriores. Además en esta ocasión con el aliciente añadido de haberlo publicado en edición limitada también en vinilo, siendo el primero de la banda en este formato, y que sin duda será toda una golosina para sus fans más acérrimos.
Mariano Palomo

jueves, 16 de octubre de 2014

FLYING COLORS “Second Nature”


(Mascot Label Group / Music Theories Recordings)
Esperaba con curiosidad y ganas esta segunda entrega en estudio del súper grupo Flying Colors, ya que dentro del sinfónico progresivo su debut discográfico y su siguiente directo han sido de los discos que más me han convencido últimamente dentro del género, ya que me resultaron mucho más dinámicos y entretenidos de lo que suelen hacerlo este tipo de discos. Y aunque el nivelazo instrumental y la pulcritud siguen siendo las señas de identidad del grupo, en este “Second Nature” la escucha se me ha hecho algo más espesa y cuesta arriba.
Y eso que a pesar de un tema de más de doce minutos como “Open Up Your Eyes” no se me ha hecho de los más complicados de escuchar ya que está lleno de brío, clase y pegada, con un sonido de guitarra espectacular de Steve Morse (Deep Purple) que resalta sobre todo al principio para ir cediendo protagonismo a las teclas de Neal Morse (Transatlantic, Spock’s Beard) y a la personal y fabulera voz por momentos de Casey McPherson, todos ellos jugueteando entre los cambios de ritmo que marcan los geniales Dave LaRue al bajo y Mike Portnoy (ex Dream Theater, Transatlantic) a la batería.
Curiosamente se me hacen más difíciles de digerir temas con la mitad de duración, como la oscurilla de aires futuristas “Mask Machine” que suena a continuación con la voz de Casey tratada en algunos pasajes con un eco medio robótico que no me convence al igual que algunos arreglos sintetizados mejorados por la técnica percusión de Portnoy. Giro curioso el que nos ofrecen con “Bombs Away” un corte progresivo en su base y estructura con unos riffs y dibujos de guitarra melódicos cortados por toques de slapping con el bajo de LaRue y que acaban decorando con unos sonidos de violines que recuerdan a los Kansas más sinfónicos.
Se relajan mucho más en el comienzo de “The Fury Of My Love” pieza lenta con el piano muy presente junto a la voz suave de Casey creciendo creando una delicada ambientación rota en parte por un atemperado solo de guitarra de Neal Morse. Aportan más ritmo y claridad a la asequible y tremendamente melódica “A Place In The World” de guitarras ligeras pero eficaces sobre una línea vocal optimista y algo pop salpicada de buenos aportes de teclas, siendo la que mejor me ha entrado a la primera del disco. También me ha convencido aunque algo menos “Lost Without You” marcada por sus coreadas subidas de voz sobre una sutil base en la que se infiltran agudos y nítidos dibujos de guitarra.
Otros temas resaltables son “One Love Forever” que rompe con unos aportes acústicos con sonidos de violín, acordeón y percusiones folk-celtas muy animadas sobre una compacta base junto a una melodía de voz brillante y optimista a la que completa un evocador solo de guitarra, y la más enrevesada pero tremendamente lograda “Peaceful Harbor” que con sus voces lejanas y profundas, sus sonidos electro-acústicos lentos, sus emocionantes coros femeninos casi líricos llenos de soul y sus fantásticos punteos crea una ambientación que hace que nos acordemos irremediablemente de los creadores Pink Floyd.
La final “Cosmic Symphony” es otro ejercicio de expresión progresiva de larga duración dividido en tres partes, iniciándose con la lenta e intimista “Still Life Of The World” que durante algo más de tres minutos muestra la voz desgarbada de Casey dentro de un ritmo cansino y acompasado adornado por unos discretos teclados, hasta desembocar en “Searching For The Air” donde van entrando unas bucólicas voces melódicas, de nuevo recordando a Kansas o incluso a los flokies America, que empastan con una relajada pero sólida instrumentación en la que percusión y guitarra van creciendo hasta llegar a un preciosista solo de Steve Morse lleno de sentimiento y virtuosismo, volviendo a caer para llegar al final con “Pund For Pound” con la voz de nuevo intimista pero más expresiva y dramatizada aumentando la intensidad con la entrada de algunos coros esporádicos.
Cierre un tanto complejo para un disco que aun estando muy bien ejecutado y producido me resulta menos atractivo y entretenido que sus predecesores.
Mariano Palomo

PAUL GILBERT “Stone Pushing Uphill Man”


(Mascot Label Group / Music Theories Recordings)
Una vez más el genial guitarrista estadounidense Paul Gilbert vuelve a sorprendernos. En este caso con disco compuesto en su mayoría por versiones instrumentales de temas más o menos conocidos de grandes nombres de la música contemporánea abarcando desde el soul al rock melódico, pasando por el pop. Además de esos ocho temas revisados y adaptados al estilo Gilbert, también nos deja tres nuevas composiciones igualmente interesantes
Entre estas novedades destaca para mi gusto la vacilona y divertida “Shock Absorber” que con su ritmo cortado de aire funky nos hace mover el pie sin olvidar la habitual carga de virtuosismo con unos magníficos fraseos. Tampoco está mal, sobre todo por su originalidad el tema título “Stone Pushing Uphill Man”, según parece basado en el mito griego de Sísifo que fue condenado por los dioses a empujar perpetuamente una piedra por una montaña, y que Gibert ha musicalizado en el único tema no instrumental del trabajo dando forma a un extravagante blues electro-acústico cantando él mismo con una voz grave y seca que se ve adornado por unas voces femeninas góspel quedando de lo más sorprendente. Menos me ha llamado la atención la breve y relajada “Purple Without All The Red” agradable al oído pero sin mucha chicha.
Entre las versiones también nos encontramos cosas sorprendentes, pero todas ellas tratadas con gusto y calidad. Comenzando por una luminosa “Working For The Weekend” de Loverboy con Gilbert dándole un punto más velocidad y dureza con una rítmica cabalgante pero respetando tremendamente su melodía perfectamente “cantada” por su guitarra, ayudado además nada menos que por Mike Portnoy (Flying Colors, Transatlantic, ex Dream Theater) a la batería. Algo similar sucede con la más cruda “Back In The Shaddle” de Aerosmith, con unos sonidos más agudos haciendo las veces de la voz de Tayler, con una base de bajo muy marcada y con un final más experimental marca de la casa.
Llegamos a uno de los momentos más impactantes con la espectacular adaptación de “I Got The Feelin’” del Padrino del Soul James Brown, absolutamente original con un groove funky tremendo en su “marciano” sonido de guitarra que me recuerda mucho al que suele tener Mattias Eklund (Freak Kitchen, ex Fate). Contrasta con la más delicada y melódica recreación de “Goodbye Yellow Brick Road” de Elton John en la que la guitarra suple las partes de piano y orquestadas con gusto y encanto sin perder solidez, como ocurre en otra pieza más suave como es la menos conocida “Wash Me Clean” de la cantautora K.D. Lang que con sus sonidos acústicos envuelve una melodía de guitarra eléctrica que me recuerda un poco a las partes lentas de Mark Knopfler.
Energía y crudeza para la polvorienta “Why Don’t We Do It On The Road”, probablemente uno de los temas más sucios de los Beatles que Gilbert ataca a ritmo de blues eléctrico de nuevo con Portnoy apoyando a los tambores. Unos tambores de los que se ocupa dejándose notar el experimentado Kenny Aronoff (John Mellencamp, John Fogerty, Chickenfoot…) para recrear con rollo y encanto en clave jazzy “Murder By Numbers” de The Police marcando su ritmo junto a un bajo muy presente sobre el que se deslizan unos virgueros punteos.
Se completa el CD con la romanticona e ingenua “My Girl” de Eric Carmen que dentro de su estructura pop a lo Beach Boys-Beatles deja como curiosidad una parte clásica del compositor ruso Rachmaninoff. Una más dentro de un conjunto de temas de lo más curioso y que no me importaría que tuviera continuidad en forma de segunda parte con más versiones si están hechas como estas.
Mariano Palomo

miércoles, 15 de octubre de 2014

HOUSTON “Relaunch II”

(Livewire / Cargo Records)
Una de las bandas que mayor expectación han generado entre el público A.O.R. desde su aparición en 2010 han sido los suecos Houston, con un disco de debut bastante prometedor bien sucedido el año pasado por su segunda entrega, dejándonos entremedias su primer “Relaunch” que no era otra cosa que un notable tributo algunos clásicos ochenteros del género (Michel Bolton, Touch, Airrace, Dakota, New England…). Desde entonces ha habido muchas idas y venidas en la formación, permaneciendo únicamente en la misma su vocalista Hank Erix que sin duda sigue pareciéndome lo más destacado de la misma. Pero me da la sensación de que estos cambios, al menos en este último disco que nos ocupa, no han beneficiado excesivamente al grupo, sobre todo en lo que a la elección y ejecución de algunos temas se refiere.
El disco está dividido en versiones y temas propios nuevos que van intercalándose, aunque dentro de las versiones yo también haría una clara diferenciación entre las adecuadas e incluso brillantes y las postizas prácticamente obviables. Entre estas últimas especialmente chirriantes y desacertadas me han parecido “Do What You Want” de Lady Gaga que a pesar de la colaboración de una potente voz femenina junto a la de Hank me resulta bastante insustancial, al igual que la más movida “Counting Stars” de One Republic que me con su sonido sampleado discotequero me parece de lo más pastosa. En un término medio situaría la dulzona “Cruise” de Florida Georgia Line que con sus acústicas de aires country al menos resulta agradable aunque excesivamente edulcorada.
Afortunadamente hay tres covers realmente brillantes que consiguen hacernos olvidar las anteriores. Las tres a cual mejor interpretadas, respetando su esencia y melodía con un grandísimo trabajo vocal e instrumental, comenzando por la pausada “Justice For One” de John Farham que nos transporta a los mejores tiempos del A.O.R. de finales de los setenta y principios de los ochenta, con las teclas del productor Ricky Delin mandando con intención aunque echo en falta algo más de pegada del batería Oscar Lundström.
Suben el nivel si cabe para la revisión de la menos conocida “Love Is Blind” de John O’Banion, una delicia fronteriza entre el A.O.R. y el West Coast llena de fuerza y sentimiento con una elegancia espectacular donde los coros y los teclados no pueden estar mejor empastados. Más presencia guitarrera para la romántica e intensa “Souls” de Rick Springfield de nuevo con unos enormes coros en sus estrofas, quedándoles también muy conseguida.
En cuanto a los temas propios nuevos también hay un poco de todo. Uno lento y sosón “Standing On The Moon” con unos arreglos sampleados-electrónicos muy artificiales y monocordes. Otro más animado e ingenuo “Downtown” que no está mal pero me resulta un poco hueca. Y dos buenos temas de A.O.R. ochentero  con clase y llegada, “Don’t Look Back” donde las guitarras de Calle Hammar  se dejan notar junto a un gran estribillo, y “Our Love” elegida como primer single y en la que colaboran miembros de Reckless Love, Crazy Lixx, Casablanca y Reach, siendo la más pegadiza aunque también algo poppy, pero con gracia y cierto encanto sobre todo en sus crecientes coros.
Disco irregular en su conjunto, con momentos más que notables, y que esperemos que en entregas posteriores Hank y compañía sean capaces de orientarlas con mayor compacidad y homogeneidad, si siguen la línea sobre todo de temas como “Don’t Look Back” creo que irán por el buen camino.
Mariano Palomo

SKYSCRAPER “Elevation”

(Ghost Dancer Music / Cargo Records)
Grata sorpresa la que ha supuesto para mí la aparición en escena de este proyecto británico-noruego encabezado por el experimentado vocalista inglés Lee Small (Shy, Phenomena), que acompañado por el bajista Dave Boyce (Airrace, The Quireboys) y por el guitarrista Tor Talle (JLT, Fergie Frederiksen, Overland) se ha marcado un fantástico disco de rock melódico de altura en el que melodía, sentimiento y energía se dan cita para dar forma a una docena de pulidas composiciones que van desde el hard rock melódico al West Coast con el A.O.R. como ingrediente principal.
La personal voz de Small resalta desde las primeras estrofas de la alegre “Sail Away” dotando de potencia y clase a su instrumentación puramente A.O.R. con la guitarra de Tor delicada pero presente junto a unas teclas más discretas pero acertadas que tienen mayor protagonismo seguidamente en la más West Coast “Monday Morning” en la que marcan su ritmo curiosamente con una ejecutoria vocal más potente donde fuerza y elegancia conviven con acierto.
Técnica y feelin’ en “Far Away” destilando ese sonido típico de los grupos europeos de A.O.R. con los teclados sujetando por debajo las melodías de guitarra y de nuevo una fantástica interpretación vocal llena de intención y calidad que por momentos desliza un deje a lo Glenn Hughes, como sucede en la más suave “Sweet Little Sister” que a pesar de su escaso ritmo es capaz de convencer en su creciente desarrollo. También en clave tranquila y recordando al ex vocalista-bajista de Deep Purple nos dejan las sentidas “Everybody Cries Sometimes” adornada de los rasgueos acústicos del gran Bruce Gaitsch (Chicago, Richard Marx), “Runaway Hearts” preciosa pieza lenta llena de gusto y sentimiento, y “Through The Eyes Of Liberty” envolvente y suave composición escrita a mayor gloria de Small que exhibe su amplio rango vocal con elegante calidez.
Continúan en clave evocadora con “The Sky Is Turning Blue” que va creciendo sobre su buen estribillo sin acabar de acelerar creando una relajante ambientación a lo Open Skyz pero en versión británica. Se animan un poco más en la nítida pero algo falta punch “Across The Barricades” que, al igual que me sucede con la más descarnada “Playing With Fire”, aunque aumenta de ritmo no me termina de rematar, algo que sí consiguen con la animada “Skyscrapers” de tremendo estribillo lleno de melodía y encanto sonando muy real sobre todo la batería de Imre Daun (Salute), nada de sampleados ni programaciones, y con la más guitarrera “Walk Through The Fire” de las más pegadizas del disco de nuevo con Small acercándose a los tonos rasgados de Hughes.
Más que interesante la propuesta de Skyscraper, tanto los seguidores del A.O.R. más clásico y purista como los que tengan inquietudes algo más rockeras creo que pueden encontrar en este “Elevation” un trabajo más que recomendable.
Mariano Palomo

martes, 14 de octubre de 2014

MIRACLE MASTER “Tattooed Woman”

(GoldenCore Records / ZYX Music)
Este “Tattoed Woman” probablemente debía haber sido el cuarto trabajo de los germanos Pump pero ha resultado ser el primero de Miracle Master. Este cambio de denominación se debe a la salida del grupo del vocalista Marcus Jürgens que decidió abandonarlo tras una década en sus filas, siendo sustituido por Oliver Weers un versátil y experimentado cantante afincado en Dinamarca que parece haber encajado perfectamente en el engranaje elaborado por el resto de sus compañeros durante todos estos años.
Con las guitarras de Axel “Aki” Reissmann y de Marcel “Selly” Bernhardt pesadas y afiladas pero también nítidas y trabajadas penetrando sobre el muro que forman Andreas Minich a la batería y Michael Vetter al bajo, Weers despliega su potente chorro de voz creando unas composiciones rotundas y sólidas donde heavy metal y hard rock se entremezclan y donde la melodía por supuesto también tiene su espacio, aunque algo más de dinamismo creo que tampoco les hubiera venido mal.
Arranca el disco con la directa “Come Alive” perfectamente adecuada para atraparnos con unos riffs y fraseos de guitarra venenosos que enganchan junto a la embaucadora voz de Oliver dejando una línea melódica y que en su conjunto podría definirse como un cruce entre Lynch Mob y Ozzy (era Wylde). En esa misma línea se desarrollan la polvorienta “Highway To Heaven” llena de rollo y melodía, o la más densa y algo setentera “Fly Away” con encanto pero escaso ritmo, como le sucede a la insinuante “Stay With Me” más intensa y melódica siendo de las más asequibles y destacadas junto a la arrogante “Forgive Yourself” con una voz atormentada y limpia sobre una base llena de intención y pegada.
Con “Miracle Master” pisan el acelerador dotándola de un ritmo alto, pegadizo, más crudo y hard rockero haciéndonos mover el pie con su buen estribillo y sus guitarras tan sencillas como efectivas transmitiendo actitud, al igual que en la más actual “Tattoed Woman” con el bajo de Vetter marcadísimo y con unas voces y una distorsión alta a lo Shakra bastante interesantes que también se aprecian en la tortuosa “Why Religion” con Oliver modulando su voz de forma sinuosa y agria pero sin perder calidad, llegando a un punto casi lisérgico en el medio tiempo “Tear Down The Walls” con unos tonos envolventes pero excesivamente pesados para mi gusto.
Más ágil y resultona me parece “Will To Survive” que sin ser el cénit del hard rock sí tiene un sonido original bastante interesante sobre todo por el buen trabajo de guitarras que encierra y por su estribillo claro. Se cierra este trabajo de forma intensa con “We All Touch Evil” corte de ritmo medio y arreglos actuales en el que la voz cavernosa funciona bien sobre una distorsión más ligera de lo que pudiera indicar su ambientación algo tétrica.
Cierre correcto para un disco potente y entretenido que sin acabar de rematarme me parece lo suficientemente correcto como para prestarle atención, sobre todo por parte de los seguidores del hard-heavy centroeuropeo actual.
Mariano Palomo

IN FAITH “There’s A Storm Coming”


(Rocktopia / Cargo Records)
Muchas y muy buenas referencias me habían llegado de esta nueva formación británica cuyo primer lanzamiento algunos incluso se aventuraron a calificar como el mejor disco de debut de una banda de las Islas en muchos años. Hombre, yo creo que no llegaría a tanto, pero lo que es indudable es que este “There’s A Storm Coming” de In Faith es un muy buen disco, con todo el sabor y la esencia del hard melódico clásico pero con un sonido actualizado sin llegar a moderno, algo que siempre suele echarme para atrás.
La espina dorsal de la banda la forman dos experimentados músicos de la escena inglesa como son nuestro viejo conocido Tony Marshall (ex Contagious, Pride, Vaughn) a la guitarra y Pete Newdeck (Tatinted Nation, Newman, ex Eden’s Curse) a la batería, acompañados ambos por un absolutamente desconocido hasta la fecha Pete Godfrey a la voz. Un vocalista que no sé dónde ha estado metido hasta ahora ya que sin ser ningún jovenzuelo me parece todo un descubrimiento por su brillante ejecutoria a lo largo de todo el trabajo, siempre bien acompañado eso sí por unos magníficos coros.
El disco rezuma clase y estilo, pero sin dejar de lado la potencia cuando es necesario y sin duda está marcado el mejor hard melódico de finales de los 90’s y principios del 2000, sin olvidar por supuesto los referentes ochenteros, más centrados en Inglaterra pero también con aromas del otro lado del Atlántico sobre todo en el tratamiento de algunas líneas vocales. Algo de esta influencia americana puede vislumbrarse en la inicial “Radio” un enérgico corte de guitarras crudas y buenos juegos de voz donde Godfrey y las guitarras de Marshall me recuerdan por momentos a los Winger de los últimos tiempos, con el añadido de un buen solo de guitarra de Pat Heath (ex Furyon).
Ese influjo Winger también aparece en la más pesada “All Or Nothing” que a pesar de ser de las más opacas y ásperas del disco también es de las más atractivas por su rotundidad y facilidad de llegada sobre un melódico estribillo, y en menor medida en la atormentada “Bitter End” donde sus pesadas guitarras son suavizadas por unos coros más cercanos a bandas como los alemanes Frontline, intensificándose esta referencia germana en la fantástica “Does It Feels Like Love” temas ultra melódico en el que sus intensos coros dominan sobre un atemperado ritmo creciente apoyado por unos bonitos teclados llenos de suavidad y que ha sido elegida acertadamente como primer single para las radios siendo de las más A.O.R. del disco.
También más cerca del A.O.R. que del hard tenemos la preciosa balada a lo Danger Danger “Where I Wanna Be” marcada por su apasionada melodía de voces y en la que el guitarrista de Tyketto Brooke St. James deja su sello con un gran solo, el romántico medio tiempo “If That’s What Love Means” algo menor aunque al final crece por otro original solo de Marshall, la magnífica “A Million Ways” que arranca con un piano melancólico para luego romper con ritmo y fuerza sobre todo con unas muy buenas guitarras, y la curiosa acústica “Leave Me Now” que sin necesidad de electricidad ni apenas percusión es de lo más expresiva.
La vena más hard rockera e incendiaria la encontramos en la tremendamente pegadiza “Church Of Rock N’ Roll” que estaba destinada a ser el himno del Firefest donde es colaborador habitual Marshall y que sin duda hubiera sido un perfecto referente del festival inglés por su energía transmitida desde unas guitarras de alto octanaje junto a un estribillo matador lleno de melodía y fuerza. No se quedan atrás tampoco “Addicted” siguiendo los mismos parámetros aunque con algo menos de inmediatez y con un sonido muy cercano a los mejores Adriangale rebajado por un solo algo denso de Chris Green (Rubicon Cross, Furyon, ex Pride), ni por supuesto la hímnica “In Flames” que mata sin hacer prisioneros con un toque épico en sus coros y guitarras que se clavan a la primera escucha.
Lo dicho, un gran trabajo, que en los primeros acercamientos no me convenció tanto, pero que sin duda tiene mucha calidad su conjunto y con algunos temas que están llamados a integrar los recopilatorios de lo mejor del hard melódico del 2014.
Mariano Palomo

miércoles, 8 de octubre de 2014

DENNIS DEYOUNG “…And The Music Of Styx Live In Los Angeles”


(Frontiers / Mastertrax)
Nos encontramos ante un nuevo lanzamiento de uno de los grandes del A.O.R. norteamericano que prometía ofrecer a sus fans una velada muy especial recordando todos los clásicos de la banda con la que conquistó el dial desde mediados de los setenta hasta principios de los noventa. Y es que cuando hablamos de Dennis DeYoung, y sobre todo de Styx, lo hacemos de uno de los nombres más queridos y reconocidos de la música de Estados Unidos, autores de himnos atemporales que han recorrido el continente de costa a costa durante décadas, y que cuando llaman a filas a sus fieles, ya sea en conjunto o por separado alguno de sus miembros, siempre obtienen el respaldo mayoritario de éstos.
En este caso el que fuera vocalista del grupo, en su época más gloriosa junto a Tommy Shaw (Damn Yankees), tuvo a bien volver a Los Angeles por primera vez en su carrera en solitario para reunir a sus fans que llenaron el Teatro El Rey de la ciudad californiana para disfrutar durante casi dos horas de la magia de los clásicos de Styx, acompañado por una banda realmente competente que no hizo que se echaran en falta en exceso a los hermanos Panozzo y compañía. Me ha gustado especialmente la labor a las guitarras y la voz de August Zadra y del percusionista Tom Sharpe. El sonido es fantástico, nítido, compacto, brillante, todo suena en su sitio, las voces lucen y los arreglos no se pierden sobre unas bases rítmicas son rotundas y dinámicas.
Y en cuanto al set pues es más que previsible, no faltan todos los clásicos de Styx, centrándose más en su etapa setentera desde la pomposa “Grand Illusion”, pasando por la delicada “Lady”, la alegre “Lorelei”, la intensamente sinfónica “Blue Collar Man” con su entrada clásica a lo Rainbow, la acústica “Crystal Ball”, la entrañable balada “Babe” dedicada a su mujer desde hace cuarenta y cuatro años, la  bucólica “Foolin’ Yourself”, la evocadora y preciosista “Suite Madame Blue” llena de detalles instrumentales, o la rockera “Renegade”, hasta llegar a la emocionante “Come Sail Away” en la que el público se entrega sin condiciones.
De su etapa ochentera también hay nos deja alguna menos, comenzando por “Mr. Roboto” que con su rollo tecno-pomp y su guiño japonés sigue chocándome, resultándome curiosa pero algo fuera de lugar, todo lo contrario que himnos como la enorme “Best Of Times”, la no menos intensa “Rockin’ The Paradise” que con su rollo teatral a lo Meat Loaf sigue siendo de mis favoritas del grupo, al igual que “Too Much Time On My Hands”. Se completa esta etapa intermedia con dos preciosas baladas como “Show Me The Way” dedicada a su hijo (qué familiar es este hombre) y “Don’t Let It End” en clave acústica y dulzona.
Como única concesión a su carrera fuera de Styx, al parecer a petición de un fan, incluye el tema título de su primer disco en solitario de 1979 “Desert Moon” encajándolo perfectamente dentro de un delicioso set que seguro que supuso una gran experiencia para los que pudieron disfrutar en directo del mismo. Como lanzamiento puro y duro para el gran público no deja de ser una versión ligeramente aumentada y remozada del directo “Caught In The Act” de 1984 de Styx, que como suele pasar con estas cosas no aporta prácticamente nada novedoso pero siempre es un gusto recodar estos temas cuando están tan bien hechos y escogidos.
Mariano Palomo

DALTON “Pit Stop”


(Frontiers / Mastertrax)
Estamos ante el típico disco que suelo poner en cuarentena antes de enfrentarme a él ya que cumple varios condicionantes que me hacen tomar esta actitud: grupo ochentero que vuelve después de un montón de años, experiencia reciente no demasiado convincente en directo, estilo algo desfasado para músicos de una cierta edad… en fin que, la verdad, no esperaba demasiado del regreso de estos suecos que crecieron con dos interesantes trabajos a finales de los ochenta a la sombra de paisanos suyos como Europe, Alien, Talisman o Treat.
Pero mira por donde han conseguido resucitar aquel sonido melódico fresco y fiestero de antaño haciéndolo además de forma sencilla y pegadiza pero sin perder esencia y fuerza, eso sí, con un guitarrista como Leif Wastfahl bastante normalito como ya pudimos comprobar en directo en su aparición del Frontiers Festival del mayo pasado. Sus mejores armas siguen siendo unos estribillos contagiosos, unos buenos teclados y una actitud positiva que se transmite a lo largo y ancho del disco.
El vocalista Bo Lindnark cumple bastante bien, rasgando y tirando de registros más duros por momentos, bien rodeado siempre por el resto del grupo que cumple correctamente sin ser ningunos virtuosos ni falta que les hace para hacer lo que hacen, sobresaliendo el teclista Ola Lindstrom.
El inicio es de lo más alegre con “Ready Or Not” tema divertido sin excesivas pretensiones de cuidada melodía vocal y con buen ritmo y pegada, como sucede con la ultra pegadiza “Hey You” himno party A.O.R. escandinavo total de estribillo coreado ganador, inmensas teclas ochenteras y perfecta para sonar sin descanso en las FMs hace treinta años.
Sin llegar a ese nivel de brillantez pero por los mismos parámetros se mueven cortes como “Up & Down” más simple pero igualmente resultona a lo Sha-Boom con las teclas jugueteando dentro de su ritmo cortado lleno de coros festivos, al igual que la ingenua “One Voice”, o la eurovisiva “Something For The Pain” a la que añaden una distorsión wawa más marcada que complementa su fantástico estribillo coreado.
Mención especial para la terriblemente adictiva “TGIF” acrónimo de “Thanks God Is Friday” (Gracias a Dios es viernes) divertida a más no poder y en la que Bo arrastra y desgarra más su voz para dotar al tema de fuerza e intención. Un recurso vocal este que utiliza también para la sinuosa “50/50” de ritmo más amortiguado y algo pomposo donde guitarras y teclados comparten solo resultando vencedores una vez más los segundos. En el único tema en el que la guitarra parece ganar la partida es precisamente el que menos me ha llamado la atención del disco “Bad Love”, un corte áspero y melódico que no está mal pero me resulta menor respecto al resto.
Los momentos más relajados los encontramos en los medios tiempos “Don’t Tell Me Lies” de buen estribillo y envolventes melodías vocales  y “Here We Are” con tintes épicos e hímnicos, y en la balada “Follow Your Dreams” donde la guitarra acústica resalta aunque le falta algo de chicha para mi gusto para acabar de redondearla.
Buen disco este de Dalton, perfecto sucesor de sus dos primeras entregas, y con el que parecen querer recuperar el tiempo perdido justamente desde donde lo dejaron, algo complicado dado que han pasado ya veinticinco años y el panorama musical ha cambiado mucho, pero no nunca es tarde y sin duda el primer paso no puede ser más acertado, ahora a pulir un poco los directos.
Mariano Palomo

VEGA “Stereo Messiah”

(Frontiers / Mastertrax)
Uno de los nombres que más está sonado dentro del hard melódico británico en los últimos años es el de Vega. Una banda que desde que apareció en escena a finales de 2010 con su primer trabajo ha ido sumando adeptos a su causa, pero yo no me encuentro yo entre ellos. No me sedujeron con aquel primer “Kiss Of Life” ni con su sucesor “What The Hell”, ni ahora lo consiguen con este “Stereo Messiah”, no sé, hay algo en su sonido que no me convence, demasiado enlatado, demasiado sintetizado para mi gusto eclipsando las buenas melodías que insinúan y sobre todo la personal voz de Nick Workman que es prácticamente lo único que realmente me convence del grupo, como ya hiciera a finales de los noventa con su anterior banda Kick.
No es que crea que el disco sea un desastre, ni mucho menos, hay momentos perfectamente rescatables, sobre todo en el tema “10 x Bigger Than Love” que Joe Elliot regaló a la banda y que es de largo para mi gusto el mejor que han grabado en su carrera. Un corte rockero, divertido, vacilón, con gacho y ese inevitable poso Leppard de su creador, con las guitarras de Marcus Thurson sonando más reales que nunca.
Y esa artificialidad es precisamente uno de los factores que más rebaja mi consideración hacia el grupo, aun admitiendo que han sido capaces de crear un sonido bastante reconocible al final todo me suena excesivamente cibernético, echo en falta más solidez y más frescura, algo que sí consiguen por momentos con temas como la luminosa “All Or Nothing” dotada de fuerza y llegada, al igual que la apasionada “Ballad Of The Broken Hearted” que si no fuera por su sonido iría para temazo como sucede con la pegadiza “Neon Heart” más cruda y con mayor intención.
También están bien las animadas “Gonna Need Some Love Tonight” y “The Wild The Wired The Wonderful” con buenos repuntes rítmicos salpicados de teclas dispersas a lo largo del tema dejando que la voz de Workman crezca con algunos momentos más relajados y que las guitarras de Thurson tengan mayor protagonismo, sobre todo en la segunda que ha sido la que más me ha convencido del disco junto a “10 x Bigger Than Love”.
El resto me dice más bien poco, con algunos retazos interesantes como los estribillos y las melodías de voz de la inicial “Stereo  Messiah” y de la actual “The Fall” que se pierden en los teclados sintetizados de James Martin, o los detalles de guitarra española de la apasionada balada final “Tears Never Dry”. Se completa el disco con la insustancial “With Both Hands” agradable al oído pero vacía, “My Anarchy” que intenta ser grandilocuente pero que se desparrama en arreglos sin consistencia, como le sucede a la actual “Wherever We Are”.
Como decía antes, algo tendrá el agua cuando la bendicen, y si Vega están teniendo la repercusión que parece por algo será, pero desde luego a mí me da la impresión que a pesar del potencial que se les intuye todavía les queda mucho camino por recorrer para poder ser considerados como un referente dentro de un estilo tan exigente como el hard melódico o el A.O.R.
Mariano Palomo

ALLEN-LANDE "The Great Divide"

(Frontiers / Mastertrax)

Después del éxito cosechado con su trilogía inicial en la segunda mitad de la pasada década, dos de las voces más importantes del hard & heavy del siglo XXI vuelven a unir sus fuerzas y talento para ofrecernos cuatro años después una nueva entrega del proyecto Allen-Lande. Tras trabajar en sus primeros discos con musicazos de la talla de Magnus Karlsson o Dennis Ward, ahora cuentan con la colaboración del intermitente Timo Tolkki que realiza un trabajo a la altura encargándose de la producción además de tocar todos los instrumentos salvo de la batería que corre a cargo de su compatriota Jami Huovinen (Ring Of Fire).
No se observan grandes cambios en el sonido respecto a otros discos, si acaso un mayor protagonismo de Russell Allen sobre Jorn Lande, destacando más las melodías e interpretaciones teatrales del norteamericano que las partes más descarnadas del noruego. Heavy melódico lleno de calidad, toques progresivos, momentos épicos, guiños hard rockeros, todo ello con una gran solidez y compacidad dentro de unos temas dinámicos y atractivos, aunque por momentos algo previsibles.
El comienzo es de lo más brillante, con la tremendamente melódica y accesible “Come Dream With Me” con un Allen tremendo en su ejecutoria vocal sobre las sencillas líneas de guitarra que propone Tolkki, dejando en un plano bastante secundario a Lande que toma las riendas a continuación para rasgar más en la épica “Down For The Mountain” con unos aires Virgin Steele tanto en sus guitarras como en su ambientación guerrera pero sobre todo con un enorme duelo vocal en su estribillo doblado que entra a cuchillo.
Ritmos más power para la más relajada “In The Hands Of Time” con Allen mostrando su tremenda técnica sin necesidad de acelerar ni subir en exceso, devolviendo el protagonismo a Lande para que explote su carismático timbre en la envolvente “Solid Ground” de aires evocadores en la que sus sinfónicos sonidos de teclados y su buena pegada palían su falta de ritmo, junto a un bonito solo de guitarra de Tolkki que luce de nuevo en la destacada “Lady Of Winter” power teatral a lo Savatage que me recuerda muchísimo en su comienzo de piano y guitarra a su “Edge Of Thorns” con la pareja de vocalistas interpretándolo con poderío y desgarro dotándola de un gran dramatismo.
Siguen en clave misteriosa pero más dinámica en “Dream About Tomorrow” de estribillo descarnado y buenas melodías de guitarra, para tornarse luego un poco más cadenciosa en “The Hymn To The Fallen” más elaborada instrumentalmente y con cierto regusto a los primeros Masterplan, densificándose notablemente para dar forma a la oscura “The Great Divide” en la que Lande exhibe su indisimulada pasión por Black Sabbath dulcificada por unos magníficos aportes de guitarra de Tolkki.
En el final lucimiento total para Allen que se muestra expresivo y convincente en la intensamente hard melódica “Reaching For The Stars” y en la profunda balada “Bitter Sweet” donde arrogancia y tristeza se parecen mezclarse creando uno de los momentos más apasionados del disco suponiendo un fantástico cierre para el mismo.
Una vez más estos dos genios, bien apoyados por Tolkki, han vuelto a dejarnos un gran trabajo, quizá algo menor respecto sobre todo a sus dos primeras obras, pero en cualquier caso bastante recomendable.
Mariano Palomo