viernes, 21 de noviembre de 2008

DEADLOCK “Manifesto”

(Lifeforce Records / Avispa)

Desde Alemania llega a nuestras manos la tercera entrega del sexteto de death metal melódico Deadlock. Como bien sabéis no es este un estilo al que demos prácticamente cobertura en este medio, pero si algo está bien hecho y muestra cierta calidad y originalidad merece la pena ser reseñado, aunque no nos llegue a tanto como otro tipo de lanzamientos. En este disco encontramos los elementos básicos del metal extremo melódico, adornado con algunos toques progresivos y sobre todo por el duelo permanente que mantienen a lo largo del disco la voz gutural y desagradable por momentos de Johannes Prem y de la dulce Sabine Weniger que también ayuda en los teclados. El resto de la formación se muestra solvente, con alguna que otra ida de olla, como la electrónica inicial a modo de intro “The Moribunbd Choir vs. The Trumpets Of Armaggedon”, pero en general sonando bastante bien, con solidez y limpieza. Tras la referida intro y a rebufo de la misma con algún guiño electrónico, atacan con la pesada y cruda “Matrtyr Of Silence” en la que la batalla la gana la voz de Johannes, aunque Sabine también se deja ver, repitiéndose la fórmula en las más atropelladas “Slaughter’s Plage” y “Dying Breed” con algún toque gótico tras el intranscendente interludio instrumental “Manifesto”, o en la agresiva “Deathrace” que cierran con un fragmento rapero fuera de lugar en mi opinión. Los sonidos vocales se equilibran más en la atmosférica “The Brave / Agony Applause” donde destacan las guitarras de Sebastian Reichl y Gert Rymen (el primero también encargado de teclados y programming), en la cañera y más asequible “Seal Slayer” donde se marcan con fuerza los cambios de voz, o en la dinámica y potente “Fire At Will” de buena instrumentación con sonidos de saxo incluidos. En la parte final del disco afortunadamente sale victoriosa Sabine dotando de melancolía y dulzura a la suave “Altruism” en la que la acompaña una delicada percusión y teclas, para cerrar definitivamente siguiendo la línea melódica con “Temple Of Love” de reminiscencias orientales y en la que apenas aparecen sonidos guturales, donde guitarras, teclas y voces sobresalen con limpieza conformando una hermosa composición. Sin duda para mí lo mejor del disco, esta parte final y la instrumentación en general, y lo peor el excesivo protagonismo de los sonidos guturales en muchas fases del mismo.
Mariano Palomo

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