(Frontriers / Mastertrax)
Después de comprobar el excelente estado de forma de estos cuatro monstruos en su venida a Madrid presentando su regreso de reunuión de la formación original hace un año había muchas ganas de echarnos a la oreja nuevo material en estudio de los de San Francisco. Han pasado casi tres lustros desde que Gilbert, Torpey, Seehan y Martin se metieran en un estudio para registrar “Hey Man” y parece que el tiempo no pasado por ellos y la fórmula magistral sigue funcionando a la perfección. Temas llenos de calidad y virtuosismo intrumental, de composiciones elaboradas y de líneas vocales inimitables que hacen que el nivelazo de cada uno de los miembros del grupo se ponga al servicio de las maravillosas canciones que finalmente son eso, canciones. No todas igual de directas y llegaderas, pero perfectamente entendibles por si mismas y en algunos casos candidatas a singles revienta emisoras, ordenadores, ipods y demás variantes tecnológicas. El sonido es tan compacto y nítido como de costumbre, marca Mr. Big 100% y además sin recordar a una época concreta de la formación y recordando a todas ellas. El incio con “Undertow” me suena a la etapa intermedia de “Bump Ahead” o “Hey Man”, con un corte potente y sólido cuyo ritmo tendido que me trae a la cabeza a la célebre “Take Cover” y que al igual que ésta acaba por convertirse en una de mis favoritas a cada escucha. La vena más rokanrolera y alegre comparece en “American Beauty”, más directa y sencilla pero con un protagonismo tremendo de los típicos fraseos de bajo de Billy Seehan que parece haber tenido mucho que ver en el sonido final de este disco por su continuas apariciones y primeros planos llenos de brillantez y agilidad. A continuación se relajan un poco y me suenan menos atractivos en la intimista y profunda “Stranger In My Life” y en la más actual y embarullada “Nobody Takes The Blame”. Vuelve el atque de bajo con la orginal y viva “Still Ain’t Enough For Me” en la que también Paul Gilbert muestra su versatilidad con sus experimentales arreglos de guitarra algo saturados pero llenos de dificultad, volviendo a dejarse notar en “Once Upon A Time” de cierto aire setentero y, que al igual que sucedía que con “Undertow”, gana con las escuchas. Menos dificultades tiene para convencer a la primera la directa de estrofas largas “As Far As The Eye Can See” en la que a ritmo de hard melódico de manual la voz de Eric Martin sobresale más personal al no está tan arropada por los coros del resto del grupo, algo que si sucede en el cáilido medio tiempo “All The Way Up”. Intensa y desafiante rompe la “I Won’t Get In My Way”, otra de mis favoritas por su compacta melodía y sus buenos detalles y matices guitarreros, intensificándose seguidamente en la alegre “Around The World” que nos lleva a la primera época del grupo en la que sus coros y brillantísimo estribillo llenan sobre la cortada y precisa percusión de Pat Torpey y las marcianadas de bajo de Seehan. Casi en el final subimos aun más la nota para encontranos con la inmensa “I Got The Feeling”, puro Mr. Big de manual en la que el hard melódico comercial alcanza altas cotas en sus melodías vocales que brillan con excelencia tanto en su tremendo estribillo como en sus estrofas perfectamente engarzadas. Temazo absoluto que no sabemos que pasará con él ahora, pero que seguramente si hubiera visto la luz en los inicios de la banda sería a estas alturas otro de sus clásicos a la altura de “Daddy, Brother, Lover, Little Boy”, “Just Take My Heart”, “Green Tintes Sixties Mind”, o “Colorado Bulldog”. Ponen el broche a este “What If...” con el bonus track "Unforgiven", una composición setentera a lo Hendrix, sobre todo por las guitarras de Gilbert, más pesadas pero igual de brillantes junto a la base más densa que proponen la dupla Seehan-Torpey, y a la voz más matizada y elevada de Martin. A mi entender la expectación creada por este disco ha sido satifecha con creces, la espera ha merecido la pena, y una de las mejores bandas de la historia del hard rock mundial han vuelto por la puerta grande. ¡Qué bien se pusieron el nombre!, muy grandes estos señores.
Mariano Palomo
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