(Frontiers / Mastertrax)
Una de las voces referentes, si no la voz, del heavy rock en los últimos años sigue demostrando su tremenda capacidad de trabajo ofreciéndonos un nuevo álbum en estudio, décimo ya, apenas un año después de su anterior entrega en directo “Live In Black”.
En esta ocasión el señor Jorn Lande se ha decantado por un sonido menos distorsionado y más cercano al hard & heavy tradicional, con sus toques de metal, pero con una construcción y sobre todo con unos sonidos de guitarra menos pesados de lo que nos tenía acostumbrados. Algo que por una parte me agrada bastante ya que en discos previos había momentos en los que llegaba a saturarme, pero que por otra, no sé exactamente si por esta razón, hace que el disco se me haya hecho algo plano y previsible por momentos.
En cualquier caso el disco suena muy bien, el rubio noruego sigue cantando todo lo que quiere y más, derrochando clase en cada corte, bien acompañado por los guitarristas Tore Moren y Jimmy Iversen, por el bajista Nic Angileri y por el batería Willy Bendiksen que cumplen con buena nota, sobre todo los dos primeros.
La falta de ritmo queda plasmada claramente en la inicial casi a modo de intro “My Road” con Jorn llenando de pasión sus casi tres minutos de sonidos electroacústicos, como reafirma en el tema título “Bring Heavy Rock To The Land” mandando con fuerza y expresividad dentro de una cadencia pesada su mensaje de evangelización heavy rockera en onda Dio total, como sucede en “I Came To Rock” primas hermanas ambas pero esta última con un punto más de crudeza y ritmo.
Este ritmo más vivo y afilado lo tienen la dinámica “Chains Around You” con unas guitarras tremendas, o la más clásica hard “Ride The Guns” que acaba atrapando por el veneno que suelta la voz de Lande en su fiero estribillo y por sus riffs a lo Thin Lizzy, acabando por convertirse en mi favorita del CD.
También me ha convencido, aunque en menor medida, la extensa “A Thousand Cuts” que en sus más de ocho minutos de duración desarrolla una trabajada composición con momentos épicos, melódicos e intensos, contrastando unas limpias melodías vocales con unos punzantes cruces de guitarras muy ochenteros.
Por su parte “The World I See” tras un arranque lento casi susurrante no acaba de arrancar creando una atmósfera densa pero nítida con Jorn mostrando su tremenda calidad vocal con desgarro y suavidad a partes iguales, para poner un punto más de emotividad a lo Coverdale en la magnífica balada “Black Morning” compartiendo brillante protagonismo con los sonidos de guitarra acústicas y eléctricas creando una entrañable calidez.
Se completa la obra con dos versiones. La primera prácticamente es una autoversión ya que se trata del tema que daba título al último disco de Masterplan “Time To Be King” en el que estaba involucrado el propio Jorn y que no se diferencia mucho de la original con su matizado ritmo, empaque y personalidad, con ese deje atormentado marca de la casa. La otra cover es casi una re-cover del clásico “Ride Like The Wind” de Christopher Cross cercana a la revisión hecha por Saxon en su “Destiny” del 88, incluso con algo más de potencia pero con la misma carga melódica.
Mr. Lande no suele fallar en sus discos, y en esta ocasión no es una excepción, pero quizá este trabajo necesite de más atención que los anteriores para poder valorarlo en toda su amplitud, y al final acaba convenciendo.
Mariano Palomo
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