Al fin tenemos el disco completo
cuyo EP de adelanto, “Ignition”, reseñamos
no hace mucho. Los que fantaseaban imaginando que estaríamos ante poco menos
que la cuarta parte de los “Keeper Of The
Seven Keys” ya se pueden ir quitando la idea de la cabeza. El trabajo tiene
canciones realmente geniales, pero es imposible volver un cuarto de siglo atrás
en el tiempo, y además de la formación clásica de Helloween faltan más de la mitad de los músicos.
Quien busque el
sabor de las antiguas calabazas tiene que seguir recurriendo a Gamma Ray. La caña desenfrenada de los
creadores del power metal no podía repetirse con Michael Kiske de por medio, quien, recordemos, si no ingresa en los
Rayos Gamma es porque le parecen
demasiado duros.
Resulta, no obstante, curioso que el vocalista intervenga tan
poco en las composiciones, Mandy Meyer
y Dennis Ward aportan mucho más que Michael, quien sólo firma “No One Ever
Sees Me”, un lentorro medio tiempo que es de lo más rollete de todo el
conjunto. Y eso que se suponía que el proyecto había partido de él. El peso de
la composición recae sobre Kai Hansen,
que interviene en ocho de los temas. Pero realmente estamos empezando por el
último corte.
El CD arranca con la genial “Unisonic”, ya comentada en su
momento junto a “My Sanctuary” y “Souls´Alive”, en la cual no apreciamos apenas
diferencia con la “demo version” del mini LP. Posiblemente la mejor de todo el
trabajo sea “Never Too Late”. Simpática, festiva, con una letra que rebosa
optimismo, es la que más recuerda a los viejos tiempos y podría encajar
perfectamente en un álbum de Gamma Ray.
No hace falta mirar los créditos para saber que el autor es Kai.
En la misma onda fiestera está
“Never Change Me” cuyas guitarras, aunque más pausadas, se asemejan a las del
olvidado tema de Helloween “Shit And
Lobster”. “Star Ryder” es una especie de himno melódico y majestuoso, y de
forma parecida podemos calificar “We Rise”, aunque es algo más cañera.
Hay dos
baladas, “Over The Rainbow”, y la ya mencionada “No One Ever Sees Me”. En
cuanto al resto de temas, “I´ve Tried”, “Renegade” y “King For A Day”, sin ser
malos, son del montón, casi de relleno, no
convencen del todo.
Al igual que pasara en el mini “Ignition” apenas se oye la voz de Hansen, sólo la creemos reconocer en algunos coros, únicamente se
le distingue con claridad en “King For A Day”. Aun con las objeciones que hemos
señalado, este no deja de ser un gran disco. Esperemos que Unisonic mejore en sus próximas entregas y que sus directos estén a
la altura.
Nacho Jordán
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