Tras más de dos décadas desparecidos sucedidas últimamente
de algunos años de rodaje en directo, de ensayos y de horas de local y de
estudio, uno de los nombres que con apenas dos LPs en su haber, surgió con
fuerza en la época dorada del heavy rock nacional, nos presenta un nuevo disco
con su sello propio e inconfundible.
Y es que Sobredosis han vuelto con el mismo sonido que recordamos los que siendo
unos incipientes púberos coreábamos himnos ya atemporales de nuestro rollo como
“Alíate”, “Chico”, “Sangre Joven”, “Dinero, Mujeres y Rock” o “Dinosaurio del
Rock”, con los que crecimos y nos enganchamos ya sin remedio, importándonos
bien poco su muy mejorable producción o
lo limitado de su técnica.
Ahora, con un mejor sonido pero
tampoco volviéndose locos ni complicándose la vida en exceso, han parido nueve
composiciones que son dignas sucesoras de aquellas que a mediados de los
ochenta llenaban los surcos de “Caliente
Como Un Volcán” (1984) y de “Sangre
Joven” (1985), manteniendo ese encanto inconformista y reivindicativo de
antaño pero algo más maduro sustentado en la sencillez de unas composiciones
firmadas prácticamente en su totalidad por los cinco componentes actuales de la
banda.
De los músicos que grabaron los
dos primeros discos del grupo únicamente aparecen en éste el bajista Salva Narváez y el cantante Santi Alonso “Sasa”, acompañados por
los guitarristas José Casado y Miguel Angel G. Sánchez que desarrollan
una muy buena labor, al igual que el batería Osckar Bravo, recientemente también reclutado por los death
metaleros Avulsed.
Sasa sigue cantando con personalísimo estilo, al borde del ahogo
por momentos, resultando algo angustioso en ocasiones, pero perfectamente
reconocible y claro en los mensajes que quiere transmitir con sus interesantes
letras, y Salva también se deja
notar desde el inicio en la absolutamente ochentera “Esclavo” que destaca por
su solidez.
Esta onda de heavy rock ochentero
impregna todo el disco, con temas de ritmo vivo y estándar como “Soñaré
Despierto” sencilla pero con enganche por su curioso estribillo, al igual que
la absolutamente contagiosa “Grita” que me tengo la sensación que dará mucho
juego en directo por su motivante mensaje rockero.
Más duras tenemos “Angel Negro”
con una gran melodía vocal eficaz y pegadiza sobre unas muy buenas guitarras,
que siguen brillando en la más rítmica y dinámica “Ultimo Cartucho” que ya
habíamos tenido ocasión de poder verles descargar en directo en alguna ocasión,
y que se hacen más pesadas en la áspera “Siempre Igual” en la que luce más el
trabajo de la base rítmica.
Se completa el disco con la añeja
“Si Piensas Pagas” con una currada melodía de guitarras que me suena a
Schenker-Scorpions junto a un estribillo claro y áspero que creo podían haber
pulido un poco más, algo que si hacen en la más heavy “Batalla Final” en la
cuentan una historia con tintes épicos, algo poco habitual en las letras del
grupo. Pone el cierre la divertida “Días De Vino y Rosas” que no es otra cosa
que una interpretación instrumental del “Cumpleaños Feliz” para dejarnos con
una sonrisa en los labios.
Disco correcto sucesor de los
clásicos del grupo, en el que descubrimos a tres interesantes nuevos músicos
que aportan su buen hacer, y que perfectamente podría haber salido en el 86 ó
el 87 ya que además de por su sonido tiene todos los elementos de entonces, más
encanto que virtuosísimo, mensajes claros, nueve temas, menos de cuarenta
minutos de duración, en fin: Sobredosis.
Mariano Palomo
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