martes, 1 de noviembre de 2011

CHICKENFOOT “III”

(Ear Music / Edel)

Tras la buena acogida de su debut discográfico, el póker de estrellas que se reunen bajo el nombre de Chickenfoot, vuelven con nuevo trabajo que en mi opinión incluso supera a su predecesor. Mantenienen sus señas de identidad clásicamente hard rockeras enraizadas en un sonido básicamente setentero, con un punto más de frescura y crudeza, pero sin olvidar la clase de cada uno de sus protagonistas. Desde la magnífica labor a la guitarra de Joe Satriani que no necesita perderse en interminables solos para resaltar, junto a la técnica y rotunda pegada de Chad Smith, la solida aportación al bajo de Michael Anthony, hasta la inconfundible voz de Sammy Hagar siempre bien respaldada por los coros de sus compañeros. Los temas suenan sólidos y limpios, pero sin la sobreproducción que muchas veces priva de calidez y autenticidad a otras bandas, y en su mayoría tremendamente rockeros y pegadizos, como la alegre inicial “Last Temptation” con un ritmo contagioso lleno de rollo, la fresca y vacilona “Alright, Alright” donde destaca Anthony con su bajo creando algo así como un cruce entre los primeros Van Halen y The Who, o la más ochentera “Big Foot” que engancha por su encanto y su ritmo vivo, además con un magnífico solo de Satriani. Más melódica con reminiscencias a los discos de Hagar en solitario aparece la más suave “Different Evil”, con muy buenos coros pero igual de compacta y emotiva, al igual que en la sentida balada “Come Closer”, y en el marcado medio tiempo de aires western “Something Going Wrong” en el que Smith se sale con su percusión junto a unas grandes guitarras con eco de Satriani. La vena más puramente setentera se deja notar en la cortada y enganchante de inspiración Hendrix “Up Next”, plena de pegada en sus coros y estribillo, que se tornan rabiosos e intensos en la más seria y reivindicativa “Three And A Half Letters” siendo la más dura y machacona del disco. Un disco que se completa con la arrogante y efectiva “Lighten Up” de sólido ritmo tendido donde entra espectacular a cuchillo Satriani con su guitarra, exhibiéndose de nuevo para darle un toque más blues, como su nombre indica, a “Dubai Blues”, pero con una base plenamente hard con la voz de Hagar versátil y con cuerpo. Gran disco lleno de esencia hard rockera en el que todos sus componentes ponen su talento al servicio de unas muy buenas composiciones.
Mariano Palomo

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