(Frontiers Music)
La figura de Toby Jepson siempre me ha llamado la atención desde que a mediados
de los ochenta destacó como frontman de los maravillosos Little Angels. Tras la separación de la banda inglesa en 1994 Toby intentó afrontar su carrera en
solitario pero una inoportuna neumonía le alejó de los escenarios hasta que
retomó la actividad en 2002 sacando adelante a su propia banda, grabando el LP “Popkiller” (2009) de Gun y el LP “Dog Eat Dog” (2011) de los Fastway de Fast Eddie Clarke, antes de registrar su último disco en solitario “Raising My Own Hell” (2013). Desde
entonces ha estado más centrado en tareas de producción con alguna aparición
esporádica en directo con Dio’s
Disciples (banda de tributo a Dio).
Ahora reaparece con nuevo
material liderando a una banda que bajo el nombre de Wayward Sons publica su primer trabajo en una onda de hard rock clásico
de raíces setenteras donde Toby
desarrolla una fantástica labor vocal además de hacerse cargo de la guitarra
rítmica. Junto a él cuatro músicos poco conocidos de la escena británica, el
guitarrista Sam Wood, el bajista Nic Wastell (Chrome Molly), el batería Phil Martini (ex Quireboys, Joe Elliot’s
Down & Out) y el teclista Dave Kemp
con el que ya trabajó tanto en la esporádica reunión de Little Angels hace unos años como en sus discos en solitario. Todos ellos ofrecen un buen
nivel aportando fuerza y calidad, aunque sin resultar excesivamente llamativos
ni originales por nada en particular.
Como decía el hard de los 70’s
marca bastante el sonido del disco, comenzando por “Alive” un corte con peso en
su ritmo cercano al stoner pero sin resultar tan denso, con una afinación de
guitarra gorda y un bajo y batería marcados entre los que incide la personal y
poderosa voz de Jepson. Se aligera
el ritmo y el sonido en “Until The End” más actual y dinámica con una arrogante
y melódica interpretación vocal que empasta perfectamente con sus crudas
guitarras completadas por un acertado aporte de órgano que engancha fácil.
También lo hace la divertida “Ghost”
de ritmo alegre, chisposa melodía de voz y guitarra de nuevo bien acompañada de
teclados resultando bastante atractiva, como lo es la más cruda “I Don’t Wanna
Go” básica en sus rítmicas, rasgando y llegando con la voz más áspera pero
clara dándole un guapo toque callejero. Siguen rascando y pegando con poderío
en la seductora “Give It Away” con una buena melodía vocal que se afila
agresiva en algunos momentos.
Con “Killing Time” incorporan un
ligero barniz lisérgico y psicodélico a su sonido dentro de un ritmo cadencioso
con las guitarras densas haciéndose un poco pesada dentro de su compacidad que
se mantiene con un ritmo algo más movido en la sinuosa “Crush” con un curioso
sonido de guitarra típicamente británico que puede recordar a bandas actuales
del pop rock de las Islas, correcta pero no me acaba de llenar.
Más interesante me resulta “Be
Still” con un deje divertido a los últimos Little
Angels donde la voz y las guitarras empastan muy bien creando un contagioso
ritmo completado por los teclados de Kemp,
que desaparecen para dejar que irrumpa Wood
con unos poderosos riffs que cortan el enérgico ritmo de “Small Talk”, para
completar la obra de forma más relajada con “Something Wrong” polvoriento y
sinuoso medio tiempo con un rollo Stoniano que seduce sin excesos envolviendo
más que golpeando.
Buen cierre para este buen
trabajo que sin acabar de rematarme del todo sí se deja escuchar bien y que
sobre todo nos devuelve a un gran músico al que echábamos en falta y que ha
sabido volver más que dignamente con esta nueva aventura que esperemos que
pueda seguir creciendo y ofrecernos obras más redondas en el futuro.
Mariano Palomo
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