viernes, 3 de febrero de 2017

JACK RUSSELL’S GREAT WHITE “He Saw It Comin’”


(Frontiers Music)
Tras su ruptura hace más de un lustro con Great White, acompañada de sus correspondientes litigios por la propiedad del nombre, el vocalista de la banda angelina Jack Russell por fin pone en circulación su primer trabajo bajo esa extensa cabecera que une su propio nombre y el de su ex-grupo, manteniendo incluso el logo clásico del mismo, algo que supongo que no les habrá hecho mucha gracia a sus antiguos compañeros. A todos menos a Tony Montana, al que Russell ha reclutado para para su banda pero haciéndose cargo de la guitarra y los teclados en lugar del bajo como lo hacía del 87 al 92. Además de con Montana se completa la formación con Robby Lochner (guitarra), Dan McNay (bajo) y Dicky Fiszar (batería).
Y una vez escuchado lo que han sido capaces de crear entre los cinco, la verdad es que el resultado es bastante correcto y previsible, en general suena Great White de toda la vida, con la voz de Russell a bastante buen nivel, con las guitarras de Lochner y Montana sonando muy bien con gusto y fuerza, y con las bases en su sitio dando sustento a un puñado de buenos temas que sin excesivas pretensiones en su mayoría son capaces de llegar al notable, navegando entre el hard melódico y el blues.
El disco comienza de forma más que interesante con la cuidada “Sign Of The Times”, puro Great White ochenteros aportando melodía, llegada en sus voces y guitarras, bien acompañadas de originales detalles de percusión creando un embaucador sonido perfectamente reconocible. Siguen aportando buenos elementos de percusión suave en la sensual hard blues “He Moves Me” con un ligero deje honky tonk que nos transporta a los garitos sureños polvorientos donde podría sonar perfectamente.
Suben el ritmo y se muestran más festivos a lo Aerosmith en la resultona y sencilla “Crazy” con unos rasgueos de guitarra que indefectiblemente nos recuerdan a los primeros tiempos de la banda de Tyler y Perry, antes de volver a territorios cálidos y sensuales con el medio tiempo “Love Don’t Live Here” elegante y apasionada composición con unas buenas guitarras arrastradas y con una gran melodía vocal culminada por un magnífico estribillo a dos voces, que baja de intensidad y nitidez en la más sombría e inquietante “My Addiction” que con sus punzantes guitarras y sus ásperas voces crea una angustiosa atmósfera perfecta para expresar su mensaje, aunque es de las que menos me ha convencido.
Tampoco acaban de rematar con la sentimental balada “Anything For You” desnuda sin apenas carga instrumental siendo prácticamente toda acústica y plana hasta la entrada de un bonito solo pellizcado, y al romanticón medio tiempo “Don’t Let Me Go” con elementos pop y reggae en su ritmillo de guitarra, asequible para todos los públicos pero excesivamente edulcorado para mi gusto al igual que la quedona y simple “Spy Vs Spy”, original pero flojita. Algo más atractiva me resulta, sobre todo por su punto teatral, “He Saw It Coming” que con sus sonidos de guitarra y sus ritmos circenses hace que me acuerde de los Queen más extravagantes saliéndose bastante de la línea general del disco.
En la recta final encontramos una envolvente “Blame Me It On The Night” enriquecida por como empastan guitarras y voces creando un magnífico sonido setentero lleno de encanto con Russell y Lochner a gran altura, pero que recuerda mucho al clásico de Blue Oyster Cult “Don’t Fear The Reaper”, antes de cerrar definitivamente a capela con la curiosa “Godspeed” mezclando armonías vocales en modo doo wop cincuentero resultando un agradable y original modo de completar un disco con muy buenos recuerdos de los mejores tiempos del Gran Tiburón Blanco, y con otros momentos más prescindibles.
Mariano Palomo

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