miércoles, 17 de diciembre de 2008

D.A.D. “Monster Philosophy”

(3R / Locomotive)

Hace ya bastantes años que estos chicos daneses que responden al nombre de D.A.D. (Dysneyland After Dark) abandonaron la senda del hard rock potente y melódico para caer en las redes más oscuras y embarulladas del rock alternativo (¡qué gracia me ha hecho siempre esta etiqueta!), algo que por desgracia sigue confirmándose en esta última entrega de la banda. Os confieso que hace tiempo que les perdí la pista, cuando a mediados de los 90 empezaron a publicar discos como “Helpyourselfish” o “Simpatico”, que no hicieron más que aumentar mi aprecio por sus anteriores trabajos “Riskin’ It All” y sobre todo su mejor obra del ‘89 “No Fuel For The Pilgrims”, y de cuyo sonido y frescura poco queda ya en la actualidad. Este balanceo estilístico supongo que se debe a la evolución musical de los componentes del grupo que apenas han variado desde sus inicios, y seguramente en buena parte a las modas impuestas por el triste panorama musical que nos rodea. Aun así, podemos rescatar algunos retazos de este disco que nos traen ligeramente a la memoria los primeros sonidos de la banda como en la trabajada “Money Always Takes The Place Of Love” con un inicio western acústico para luego romper potente y eléctrica marcando un ritmo más agresivo y pegadizo. Tampoco están mal del todo la inicial “Revolución” con un toquecillo rockero y algo extraño, la más oscura “Nightmares In The Daytime”, o la más divertida y sencilla de aires punk rockeros “Beautiful Together”. El resto me resulta bastante soso y opaco, caso de “Too Deep For Me” en la que intentan parecerse algo a Red Hot Chili Peppers en su sonido de bajo, de la saturada de efectos chirriantes “Monster Philosophy” que da título al disco, de la más modernita de guitarras poperas “You Won’t Change”, o de la pesadota de trazas acústicas “I’m The River” en la que se salva un breve solo del guitarrista Jacob Binzer que junto a su hermano Jesper como vocalista siguen al frente de la formación. No ha sido una gran desilusión, porque no esperaba gran cosa de este disco, más bien una confirmación de que actualmente D.A.D. están bastante más cerca de los gustos de los seguidores de bandas como Muse o Foo Fighters que de los míos.
Mariano Palomo

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