viernes, 19 de diciembre de 2008

VISION DIVINE “9 Degrees West Of The Moon”

(Frontiers / Mastertrax)

Nuevo disco de la banda del ex guitarrista de Labyrinth, Olaf Thorsen, que supone la vuelta a la voz de su buen amigo y cantante de Rhapsody Fabio Lione. Tras la salida de la banda de Michele Lupi, más centrado en proyectos de corte melódico, Olaf debió pensar que para qué arriesgar experimentando con nuevos cantantes y creo que acertó volviendo a contar con la voz de Lione que se adapta perfectamente al power melódico con toques progresivos que siempre han desarrollado tanto uno como otro a lo largo de sus dilatadas carreras. Empezamos a comprobarlo con “Letter To My Child Never Born”, una extensa composición de casi nueve minutos en la que sobre una base bastante power y machacona rivalizan teclas y guitarras de aires progresivos, con cambios de ritmo ralentizantes y ambientes evocadores. Continúan con “Violent Loneliness”, bajando y oscureciendo un poco el ritmo haciéndolo más gótico y melódico, densificándolo aun más en “Fading Shadow”, uno de los cortes más destacables y contundentes del disco en el que las teclas quedan en un segundo plano para dar más protagonismo a la voz aguda de Fabio y a las guitarras y teclas altas que vuelven a rivalizar. La melancolía se apodera de “Angels In Disguise” con su ritmo pesado y su voz profunda, para a continuación sufrir un cambio brutal en “The Killing Speed Of Time” llena de agresividad con una estridente voz gutural, en mi opinión algo fuera de lugar, que luego se suaviza con otra más melódica y un buen solo de Olaf. El barroquismo aparece en “The Streets Of Laudomia” recordándome a nuestros paisanos Dark Moor, con unas curradas guitarras y unas líneas melódicas muy pegadizas y algo épicas, y en la misma línea nos encontramos con “Fly” con un punzante solo contrastando con los arreglos de piano y cuerda que la adornan. Más progresivos se muestran en “Out In Open Space”, ritmos cortados y melódicos, con la voz arriba y la instrumentación bastante suave que va endureciéndose y tiene un aire muy cercano a Dream Theater. En el final encontramos tres curiosidades: la anecdótica y tranquila pieza que da título al disco con sonidos de caja de música, voz lenta y aires misteriosos; una bastante fiel versión del clásico de Judas Priest “Touch Of Evil” (el propio Thorsen nos comentó en persona hace tiempo que “Painkiller” era su disco favorito); y una versión demo de la comentada “Fading Shadow” que apenas aporta nada. Un buen disco, algo pesado en ciertos momentos, pero en general interesante por los matices que aporta al cada vez más estéril panorama del power metal europeo.
Mariano Palomo

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