(Rock Estatal Records)
Después de más de quince años desde el primer “Clásicos” los de Hortaleza vuelven a repetir la idea. ¿O no? Pues
no exactamente. Esta vez no se trata de interpretar canciones de grupos que les
influenciaron o con los que crecieron. Ahora lo que nos presentan son
adaptaciones de temas por decirlo así, universales. Canciones pinchadas hasta
la saciedad en radios y televisiones para ser consumidas por el público masivo.
En principio es algo que puede ser difícil de entender para algunos admiradores
de Porretas. Quizá habría sido más
del agrado de sus fans otro disco de versiones, pero de grupos heavies o
punkies extranjeros. Los que les hemos seguido de toda la vida podemos recordar
la versión en castellano del “Anarchy In The UK” que interpretaban en la época
de “No Tenemos Solución”. Muchos
habrían preferido volver a escuchar esa canción y algunas similares antes que
otras de Nino Bravo, Dúo Dinámico, José Luis Perales o Julio
Iglesias. Quizá el único caso en el que hay cierta remota cercanía y que
puede interesar al público rockero sea el de Asfalto y su “Rocinante”.
Tal vez sea posible que la idea que hemos apuntado tenga lugar en un
hipotético futuro “Clásicos III”. De
momento nos toca hablar de lo que tenemos entre manos. Lo que está claro es que
como casi todo lo que hacen Porretas,
este disco obedece a un simple propósito de diversión, casi nos atreveríamos a
decir de burla. En ningún momento el grupo se adapta a los temas originales,
cosa en muchos casos imposible. Son las canciones las que se amoldan al estilo Porretas. En algunos cortes el
resultado es interesante, y en otros, que preferimos no mencionar porque todo
es cuestión de gustos personales, nos encontramos un total destrozo de los
originales. Aunque insistimos en que todo depende de los gustos y que cada uno
tendrá su propio criterio, diremos que las que nos han parecido más logradas
son el “Libertad Sin Ira” de Jarcha y
la inolvidable sintonía del show de Benny
Hill. Este es un disco para escuchar como lo que es, una simple curiosidad
sin ningún tipo de pretensión.
Nacho Jordán
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