lunes, 22 de diciembre de 2014

SOTO “Inside The Vertigo”

(Ear Music)
Nueva aventura del vocalista norteamericano Jeff Scott Soto. En esta ocasión con su apellido como cabecera el ex Malmsteen, Talisman, Eyes, Takara, W.E.T., etc., acompañado por sus habituales compañeros en los últimos años (Jorge Salán a la guitarra, BJ a los teclados y guitarra, David Z al bajo y Edu Cominato a la batería), nos muestra su vena más cañera y actual con un disco que aparte de sus intérpretes no tiene demasiado que ver con lo han venido haciendo últimamente.
Con una producción muy poderosa y actual de la que se ha encargado el propio Jeff, nos encontramos con una docena de temas que, sin dejar de lado la melodía, ahondan en sonidos más duros y rotundos de lo que estábamos acostumbrados, más aun cuando parecía haber recobrado la línea más hard melódica con “Damage Control”, último disco hasta ahora como Jeff Scott Soto. Quizá si este nuevo proyecto hubiera aparecido después de discos como “Lost In The Translation” o “Beautiful Mess” me hubiera chocado menos.
En cualquier caso estamos ante otra historia, cambio de denominación, de sonido, y ya veremos como lo acogen sus fieles dado el grado de “talibanismo”, si se me permite la expresión, que se da en algunos sectores del rock melódico, al igual que en otros estilos. A mí de primeras como decía me ha chocado y he tardado en asimilarlo, pero tras acostumbrarme a esta faceta más cañera y moderna de Soto y sobre todo de darle unas cuantas vueltas para sacarle todo el jugo que esconde encontrando muchos más matices y aristas de las que pudieran apreciarse en un principio, creo que estamos ante un buen y versátil trabajo que muestra una vez más la tremenda capacidad de adaptación de Jeff.
Lo primero me que llama la atención del disco es la energía y crudeza con la que arranca, con un tema como “Final Say” dotado de unas afinaciones y distorsiones actuales dejando momentos realmente brillantes con sus arreglos. Corte agresivo, desafiante, pesado, en el que se aprecia la mano de Mike Orlando (Adrenaline Mob) que aparece como invitado como compositor e intérprete del mismo, un buen chute de adrenalina para empezar. Una vuelta de tuerca más siniestra y pesada para “The Fall” con unos toques electrónicos actuales rozando los sonidos industriales que pueden recordar a unos Nickelback endurecidos e incluso a Marylin Mason, eso sí, con unas melodías de voz infinitamente más pulidas que las del histriónico personaje de las lentillas de colores, resultando también bastante enérgica y de lo más sorprendente del disco.
Con “Warth” mantiene la distorsión alta pero en una línea más heavy, aquí se dejar notar la labor de Gus G a la guitarra salpicando de matices su ritmo entrecortado y amortiguado por las melodías vocales que entran a coro en su estribillo, siendo más reconocible. Por su parte “Break” resulta más cadenciosa, correcta pero con poco brillo que aporta una vez más el trabajo de guitarras de Jorge que rompe con un breve e intenso solo. Un Jorge que toma más protagonismo aún en “Fall To Pieces” encargándose de su composición y que bien podría haberse incluido en “Lost In The Translation” de Jeff o en los últimos discos del madrileño, actual, arrogante, y con buenas aportaciones vocales es otro de los más reconocibles.
También nos suenan más las armonías vocales de “Narcissitically Yours” dentro de una potente producción actual con las guitarras pesando a lo Zakk Wylde, como sucede en la plomiza “Karma’s Kiss” de rítmicas marcadísimas de influjo Sabbath suavizadas una vez más por unas claras melodías de voz. Igualmente densa y algo insulsa me resulta “Trance” excesivamente plana con un toquecillo psicodélico en algunos sonidos electrónicos, y sin llegar a tanto la actual “Jealousy” y el tema título “Inside The Vertigo” también desprenden cierta oscuridad con el bajo de David Z muy presente sonando gordo sobre una línea vocal atormentada y expresiva. Queda un poco en tierra de nadie el medio tiempo “When I’m Older” el tema más melódico del disco pero que no acaba de enganchar por su linealidad escasa emotividad, agradable pero sosete.
Dejo para el final el tema que puede que por sí solo haga que merezca la pena el disco, y eso que es el más largo y complejo del mismo. Hablo de “End Of Days” que en sus casi nueve minutos de duración va desarrollándose desde su misterioso comienzo entre susurrantes voces blancas para pasar por fases casi angustiosas teatralizándose y dramatizándose con clase y altura, todo ello envuelto dentro de un ritmo pausado desgarrado por una poderosa irrupción de guitarra y batería rompiendo junto a unas determinantes voces y a un magnífico colchón de teclas orquestales que me da la sensación que tiene que ver mucho con el trabajo de Soto en Transiberian Orchestra junto al guitarrista Joel Hoekstra (ex Night Ranger, Whitesnake) que también participa como invitado. Seguramente agradará a los seguidores de Avantasia o Nostradamus (Nikolo Kotzev).
Como decía un disco versátil, variado, y sobre todo sorprendente en algunos sentidos para seguir escribiendo capítulos en la extensa historia del gran Jeff Scott Soto. Eso sí, el que espere un disco de hard melódico, que se vaya olvidando.
Mariano Palomo

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