viernes, 24 de septiembre de 2010

STRANGEWAYS “Perfect World”

(Frontiers / Mastertrax)

Como viene sucediendo últimamente con muchas formaciones clásicas de rock melódico que estaban perdidas en el olvido, los escoceses Strangeways vuelven a la actualidad con nuevo disco debajo del brazo. Y lo hacen prácticamente con la misma formación que grabó sus dos mejores obras a finales de los ochenta “Native Sons” (1987) y “Walk In The Fire” (1989), manteniéndose en la misma el pluriempleado vocalista neoyorquino Terry Brock, el fino guitarrista Ian J. Stewart, el batería Jim Drummond y el teclista David Moore que ya formó parte de la banda como colaborador, completándose el quinteto con el bajista Warren Jolly. Con el tiempo este grupo se ha convertido en objeto de culto para los fans del A.O.R., sobre todo por los dos discos referidos anteriormente, y como sucede a veces con estas cosas es casi mejor mantener el buen recuerdo que dejaron entonces que intentar resucitar algo que por desgracia es bastante difícil de hacer al nivel de antaño, aunque afortunadamente hay excepciones (Giant, Treat, Ratt). Y no es que este “Perfect World” sea ni mucho menos un mal disco, pero esta a una considerable distancia de lo que me hizo sentir el grupo cuando le descubrí casi por casualidad, empezando por su mejorable producción, opaca, sin brillo ni apenas matices, y terminando por la falta de ritmo en general de casi todos los temas. El disco muestra a unos Strangeways sin excesiva chispa, con sentimiento e intensidad en bastantes momentos eso sí, pero con demasiados cortes a medio tiempo, ambientales, baladísticos, en los que sobresale con clase y personalidad la gran voz de Terry Brock, pero donde la instrumentación en general es tan bonita y correcta como poco enganchante, algo en lo que tendrá mucho que ver el sonido del disco. Y eso que el inicio con los dos primeros temas promete más, con la elegante “Perfect World” puro A.O.R. a lo “Arrival” de Journey donde coros y guitarras le dan empaque y melodía, y con la apasionada a medio tiempo “Borderlines” donde Brock se reivindica una vez más como uno de los mejores vocalista melódicos de la actualidad. Pero a continuación la cosa empieza a decaer con la más dura y pesada “Movin’ On” que no me dice gran cosa, relajándose de nuevo con la buena electroacústica “Time” de sonido envolvente y evocador que puede recordar ligeramente a la etapa “Local Hero” de Mark Knopfler, y con la suave balada casi recitada “Crackin’ Up Baby” que va creciendo en su instrumentación pero sin acabar de romper. Algo que sí consiguen con la más animada “Liberty” de claro estribillo, bajando de nuevo el pistón con el medio tiempo “One More Day” de escaso ritmo y de nuevo con protagonismo para el vocalista americano en este caso en tonos más suaves. Seguidamente nos encontramos con uno de los temas más currados y el más extenso del disco “Bushfire”, una evocadora composición de aires arábicos y misteriosos dentro de un ritmo denso y donde en esta ocasión la voz de Brock se muestra más rota acompañada de los coros de sus compañeros, y que una vez más nos quedamos con las ganas de escucharla con una producción más acertada. En la recta final dos buenas baladas, la sentida y correcta “Say What You Want”, y sobre todo la destacada “Too Far Gone”, típicamente Strangeways donde sobresale grandiosa y apasionada de nuevo la voz de Terry junto la suave y elegante guitarra de Ian creando un ambiente que nos transporta a sus High Lands natales. Entre medias un corte más durillo y repetitivo como es “Can’t Let You Go”, tan agradable como soso, algo que podríamos aplicarle prácticamente a la mayoría del disco. De todas maneras haciendo un ejercicio de paciencia hay que darle más de una y más de dos escuchas al disco para sacarle un mayor número de matices, y esperaremos a tener la ocasión de poder ver al grupo a finales de octubre en el Firefest británico presentando este trabajo y recordando sus clásicos para emitir un veredicto definitivo sobre su estado de forma. Si me tengo que ajustar a esta grabación se quedan con el aprobado alto.
Mariano Palomo

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