(AFM Records / Avispa)
A pesar de su título y de su portada cercana al gore, este disco de debut de los suecos Manimal, no es tan sombrío y terrorífico como pudiera parecer a primera vista. Si bien algún que otro momento oscuro si que tiene cabida en el desarrollo del trabajo, su sonido está más cerca del heavy-power melódico actual, sin ser muy originales que digamos, si suenan bastante bien gracias seguramente en gran parte al trabajo del productor Tobias Lindell, y completan nueve potentes y correctas composiciones que ahora ofrecen a todo el mundo después de unos meses de circulación en su país de origen. Como os decía no descubren gran cosa, los temas muestran la predilección de su guitarrista Henrik Stenroos por los sonidos saturados y actuales, la poderosa pegada del batería Richard Mentzer, la solidez de su hermano Pether al bajo, y la aguda y por momentos chillona voz de Samuel Nyman. Abren fuego con la pesada y melódica “Shadows”, de guitarras rotundas y secas casi industriales matizadas por la voz doblada de Samuel, a la que sucede la sombría con tintes progresivos “The Darkest Room” que me ha convencido bastante más, al igual que la intensa y agresiva “Living Dead”. Vuelven a ensombrecerse con “I Am”, de nuevo con cierto ramalazo industrial pero melódico, y con la pesada “Ordinay Man” en la que Samuel muestra su amplitud de registros, desde unos medios suaves hasta otros agudos y afilados, dentro de una ambientación cibernética, como sucede en la futurista “Spinegrinder” que mejora a la anterior por su claro estribillo y su parte acústica y suave. Más aceleradas y heavies en su ritmo proponen “Human Nature” en la que sobresalen la labor al bajo de Pether y los cañeros riffs de Henrik, con algún retazo progresivo, entrando en una dinámica más puramente power metalera con “Dreamers And Fools” que recuerda a unos Helloween acelerados, para acabar con la trabajada e interesante “The Life We Lived” en la que mezclan elementos de las dos anteriores, partes progresivas y power que conforman un buen tema. Buen sabor de boca final el que nos dejan para un disco que se escucha con facilidad, algo simple por momentos, pero que pasa el corte sin problemas dentro de la hemorragia de lanzamientos que nos inunda.
A pesar de su título y de su portada cercana al gore, este disco de debut de los suecos Manimal, no es tan sombrío y terrorífico como pudiera parecer a primera vista. Si bien algún que otro momento oscuro si que tiene cabida en el desarrollo del trabajo, su sonido está más cerca del heavy-power melódico actual, sin ser muy originales que digamos, si suenan bastante bien gracias seguramente en gran parte al trabajo del productor Tobias Lindell, y completan nueve potentes y correctas composiciones que ahora ofrecen a todo el mundo después de unos meses de circulación en su país de origen. Como os decía no descubren gran cosa, los temas muestran la predilección de su guitarrista Henrik Stenroos por los sonidos saturados y actuales, la poderosa pegada del batería Richard Mentzer, la solidez de su hermano Pether al bajo, y la aguda y por momentos chillona voz de Samuel Nyman. Abren fuego con la pesada y melódica “Shadows”, de guitarras rotundas y secas casi industriales matizadas por la voz doblada de Samuel, a la que sucede la sombría con tintes progresivos “The Darkest Room” que me ha convencido bastante más, al igual que la intensa y agresiva “Living Dead”. Vuelven a ensombrecerse con “I Am”, de nuevo con cierto ramalazo industrial pero melódico, y con la pesada “Ordinay Man” en la que Samuel muestra su amplitud de registros, desde unos medios suaves hasta otros agudos y afilados, dentro de una ambientación cibernética, como sucede en la futurista “Spinegrinder” que mejora a la anterior por su claro estribillo y su parte acústica y suave. Más aceleradas y heavies en su ritmo proponen “Human Nature” en la que sobresalen la labor al bajo de Pether y los cañeros riffs de Henrik, con algún retazo progresivo, entrando en una dinámica más puramente power metalera con “Dreamers And Fools” que recuerda a unos Helloween acelerados, para acabar con la trabajada e interesante “The Life We Lived” en la que mezclan elementos de las dos anteriores, partes progresivas y power que conforman un buen tema. Buen sabor de boca final el que nos dejan para un disco que se escucha con facilidad, algo simple por momentos, pero que pasa el corte sin problemas dentro de la hemorragia de lanzamientos que nos inunda.Mariano Palomo
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