viernes, 24 de octubre de 2008

SIGNUM REGIS “Signum Regis”

(Locomotive Records)

De tierras eslovacas llegan estos chicos que se hacen llamar Signum Regis con su primer LP homónimo. Un disco lleno de power – heavy metal, con aires épicos y cuidadas melodías que lo hacen bastante asequible y agradable al oído, sin olvidar la fuerza precisa para este tipo de música. Viendo la portada uno puede esperar una música más oscura y poderosa de influencia vikinga, pero no es el caso y nos encontramos con composiciones bien elaboradas, algo barrocas y en general muy melódicas, con claras influencias Royal Hunt, aunque con menos teclados, y de la época post “Odyssey” de Yngwie Malmsteen. El inicio a ritmo de doble bombo lo pone “All Over The World”, un tema alegre y extenso de reminiscencias Helloween en el que la voz del invitado de lujo Goran Edman se muestra bastante suave, al igual que las guitarras de Ronnie Konig y Filip Kolus, junto a unos curiosos arreglos de teclas a cargo de Jan Tupy. La épica aparece en “Neverland” uno de los cortes más destacados del disco en el que los coros marcan la pauta, como sucede en “For Ever And A Day” que relaja un poco el ritmo con unos teclados y guitarras más profundos y con un bonito solo de guitarra española. Recuperan la caña en “Bight Days Of Glory”, con las guitarras más marcadas y la batería que dinamiza la composición, en la que insertan un barroco solo de teclas-guitarras a lo Malmsteen, y en la más acelerada “Rain” con voces más épicas y “jarreras”. Se relajan en exceso con “Passionate Love”, que a pesar de su título no desprende excesiva pasión y se me hace algo sosilla, retomando el pulso en la instrumental “Mountain Haze” con un halo misterioso adornado por afectos de lluvia y campanas. Vuelta al barroquismo con “Follow The Light”, con un sonido de clavicordio característico y una voz de Edman marca de la casa, y unas guitarras que van creciendo para rasgarse en su parte final, prácticamente enlazando con “The Ten Thousand” que se acelera con su ritmo más machacón y épico lleno de cabalgadas por los mástiles junto a unas rutilantes teclas. Sigue la misma tónica con “Sirens Roar”, otra de las destacadas por sus buenos cambios de ritmo, para cerrar con la intensa “Fields Of Tears” más machacona de guitarras punzantes matizadas por unos melódicos coros. Un buen disco en su conjunto, con interesantes composiciones y que nos descubre un nuevo grupo que promete bastante.
Mariano Palomo

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