lunes, 7 de agosto de 2017

WALTER TROUT “We’re All In This Together”

(Provogue / Mascot Label Group)

Tres años después de pelear contra una grave enfermedad felizmente superada, el perseverante bluesman de New Jersey Walter Trout vuelve a la carga con un nuevo trabajo trufado de interesantes colaboraciones, aunque realmente no ha parado de trabajar durante este tiempo, publicando álbumes como el sombrío “Scars” (2015) y el directo “Alive in Amsterdam” (2016).
Ahora este “We’re All In This Together” nos ofrece al Trout más positivo, perfectamente rodeado de un elenco de invitados que se encargan de dar su toque personal a las composiciones realizadas ad hoc para cada uno de ellos. Comenzando por “Gonna Hurt Like Hell” blues eléctrico con pellizco de ritmo clásico tres por cuatro, voz áspera y clara, órgano esencial y guitarra con la suciedad justa para seducir junto al cada vez más reputado Kenny Wayne Sheperd. Se acerca al rock sureño sin abandonar la esencia blues con “Ain’t Goin’ Back” acompañado por Sonny Landreth que tira de slide en su guitarra creando un insinuante ritmo vacilón a lo ZZ Top que les queda realmente bien. Protagonismo para la armónica del veterano Charlie Musselwhite en la tórrida “The Other Side Of The Pillow” expresiva e intensa declaración de desamor a ritmo lento y sensual.
Se aclara el sonido en la electro acústica de aires country-sureños “She Listens to the Blackbird” ofreciendo Trout unas bonitas melodías de guitarra al lado de Mike Zito mezclándose con unos cuidados teclados creando un entrañable y potente sonido a lo Allman Brothers, representados más adelante por Warren Haynes que aporta su clase a una emocionante revisión del clásico de Elmor James “The Sky Is Crying”, puro sentimiento con un una descarnada interpretación vocal envuelta de una apasionada instrumentación destacando su desgarrador solo de guitarra con el sonido de órgano por debajo. Entre medias de estos dos temas, el blues eléctrico de “Mr. Davis” una gozada instrumental de animados ritmos y sonidos orgánicos donde deja su sello el gran Roben Ford.
Siguen las guitarras de alto octanaje presentes en la atemperada y grave “Somebody Goin’ Down” cadencia más pesada y mayor presencia orgánica con Eric Gales apoyando con su incisiva guitarra, relajándose luego el ambiente con la sensual “She Steals My Heart Away” donde el mítico guitarrista Edgar Winter aporta pausa y maestría rivalizando en brillantez con unos brillantes aportes de saxo seduciendo con suave intensidad. Se anima de nuevo a ritmo tres por cuatro con la áspera y potente “Crash and Burn” marcada por unas vivas alternancias vocales entre punteos y acordes llenos de esencia de la mano de Joe Luis Walker.
Claro que para pura esencia blues “Too Much To Carry”, de embriagadora cadencia, tórrida y orgánica con la armónica compartiendo protagonismo al lado de las guitarras de Trout y de John Memeth creando una pieza realmente seductora y expresiva, como lo es la más liviana “Do You Still See Me At All” suave e insinuante con Walter compartiendo protagonismo con su hijo Jon creando un sonido lleno de calidez cercano al de Carlos Santana entre acogedores sonidos de órgano.
Se recupera el ritmo y la electricidad con la animada rockera “Got Nothin’ Left” guitarra sencilla y eficaz con mucho rollo de la mano del canadiense Randy Bachman (Buchman Turner Overdrive)  dejando además un guapo solo, para volver luego a terrenos más lentos con la nostálgica “Blues For Jimmy T.” que cuenta con la notable presencia de John Mayall, referente absoluto del blues británico que aparece recitante entre una armónica y unas acústicas creando una atormentada atmósfera a ritmo lento.
Para el final queda “We’re All In This Together”, el corte más extenso del disco que le da título y que durante casi ocho minutos es una exhibición de virtuosismo rivalizando en clase y feelin’ el titular de la obra con el niño prodigio, cada vez menos niño, del blues del siglo XXI Joe Bonamassa, un intenso duelo de titanes que se desarrolla sin necesidad de grandes subidas de tono pero con un gusto y una fuerza enormes. Broche de oro para este entretenidísimo trabajo plagado de buenísimos artistas y que seguro será del gusto de los seguidores de Walter Trout.

Mariano Palomo

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