(Frontiers /
Mastertrax)
No es sencillo para una banda conseguir ser accesible para
el gran público haciendo rock progresivo sin perder complejidad y virtuosismo,
por lo general una cosa lleva a renunciar a la otra. Pero de vez en cuando nos
encontramos con músicos cuyo talento y trabajo les permiten crear obras en las
que se aúnan accesibilidad y técnica, como es el caso de estos suecos que lo
consiguen plenamente con esta su tercera entrega bajo el título de “Nine”.
Capaces de convencer
en temas más hard y melódicos de duración estándar entre cuatro y cinco minutos
o con otros más complejos el doble de largos en los que no se limitan a exhibir
su tremenda capacidad instrumental y vocal, además logran no hacerse
excesivamente pesados y enrevesados en sus composiciones.
De hecho, tras la
misteriosa intro “Froging”, el disco se abre con uno de esos temas extensos
como es “Architect Of Fortune” en el que convencen a base de cambios de ritmo,
voces muy muy melódicas, inserciones acústicas, riffs duros, pasajes sinfónicos
y partes intimistas, todo ello entrelazado con elegancia pero sin perder un
ápice de fuerza.
Hacía referencia a
las voces, sin duda uno de los puntos fuertes de este trabajo, con un gran Michael
Eriksen que le da un toque ya no sólo rockero sino A.O.R. en ocasiones con
su fantástica voz brillante y con cuerpo como ya pudimos disfrutar también en
el primer disco de The Magnificent hace un par de años en una onda
distinta de puro hard melódico ochentero.
Además de Eriksen
no hay que olvidarse del resto de los músicos que lo hacen pero que muy bien,
desde el brillante guitarrista Mats Haugen, pasando por el versátil
teclista Lasse Finbraten, hasta los sólidos y técnicos integrantes de la
base rítmica Truls Haugen a la batería y Glen Cato Mollen al
bajo, consiguiendo todos ellos sonar compactos, nítidos y dinámicos.
Los temas más
inmediatos a la hora de entrar al oyente pueden ser “Game Of Life” en la que
equilibran con acierto riffs duros y teclas brillantes sobre una cadencia pesada
suavizada por la voz de Eriksen, “I Am” de ritmo alegre, solo virguero
de guitarra y batería presente con la voz más matizada, o la intensa y más dura
“Used” melódico y sólido metal progresivo que atrapa con su buena pegada
recordando a Symphony X.
Siguiendo la misma
línea de “Used” pero con una cadencia más pesada nos encontramos con “The One”
agraciada de nuevo por la brillante labor vocal, con la más curiosa de ritmos
egipcios “Namaste” con el bajo de Glen marcado junto a unas guitarras
pesadas de Mats que se dulcifican con un melódico solo, o con la más
opaca de aire intimista “Reach Within” que es la que menos me ha dicho.
Dejo para el final
otros dos temas de larga duración que cierran la obra y que bien podrían
resumirla. En primer lugar “Burn After Reading” una trabajada pieza de ritmo e
intensidad crecientes que comienza tibia y envolvente a través de la voz y las
teclas para ir endureciéndose incluso arrollando en algún momento, para acabar
con matices barrocos y pomposos que se desvanecen con unos suaves sonidos de
piano.
El cierre
definitivo viene de la mano de “Last Goodbye”, que al igual que la anterior va
de menos a más cortándose en su ritmo por los matices vocales subiendo y
bajando con unos potentes aportes de guitarra junto a unas teclas más melódicas
consiguiendo un brillante resultado dentro de su complejidad compositiva.
Y tras todo lo
dicho no me queda más que recomendar este disco, no sólo a los seguidores más
acérrimos del rock progresivo, sino a todos aquellos que disfruten de la música
bien hecha, con clase y gusto. Eso sí, aunque sea fácil de escuchar, tampoco os
esperéis estar pegando botes con los temas y coreando estribillos a grito
pelado, para eso hay otras cosas que igualmente están muy bien.
Mariano Palomo
1 comentario:
El disco es excelente, la verdad este grupo nunca fue de mis favoritos por lo cual fue una grata sorpresa el sonito del album. Buen review.
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