jueves, 13 de octubre de 2011

MORTON “Come Read The Words Forbidden”

(AFM / Avispa)

Parece que la cosecha de bandas originarias de las repúblicas ex soviéticas sigue dando sus frutos. En este caso desde orillas del Mar Negro nos encontramos con la primera entrega del proyecto del vocalista ucraniano Max Morton que, junto a otros cuatro solventes músicos, se ha encargado de dar forma a una esta colección de temas. En los mismos se dan cita los elementos estándar del power metal: bases machaconas y sólidas, trabajadas melodías vocales, buenas guitarras, y ambientes épicos, adornado todo ello por momentos oscuros y líricos con desigual atractivo. Abren de forma correcta con la épica de base disparada “Calling For The Storm”, para cabalgar seguidamente sobre el ritmo de la motivada “Eeaglemark” en la que convencen sus voces y melodías, al igual que en la más sencilla y efectiva “Brotherhood Of Light”. Se ensombrece la instrumentación en la más gris y lírica “Sleeping King”, en la misteriosa e intensa “Losing Faith” donde destaca la voz de Max doblándose recordando ligeramente a King Diamond, tornándose bucólica y suave en la lenta “We Are The Shades” que engancha con la creciente “Oblivion” adornada de elementos sinfónicos. La oscura “Grimoire” con sus teclas ambientales tiene un aire gótico y denso que rompe poderoso en la trabajada con toques progresivos “Burning Prisoner” que me suena a los Kamelot más crudos, mejorando más aun en la destacada “Werewolf Hunt” con mayor carga sinfónica a lo Dark Moor. La parte final del trabajo sigue en la misma línea misteriosa pero menos pesada con la cumplidora “Black Witch” en la que sobresalen las guitarras de Roman Skorobagatko y Alexander Rudnev, que prácticamente desaparecen en el pesadísimo y prescindible interludio instrumental “Azrael” que engancha con la atormentada “Weeping Bell” que cierra de forma pausada y densa sin apenas brillo. Disco correcto, sin excesivos alardes, con fragmentos rescatables, y que se une a la extensa lista de trabajos del estilo que tratan de hacerse un hueco en las estanterías de sus fieles.
Mariano Palomo

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