viernes, 22 de abril de 2011

SYMFONIA “In Paradisum”

(IAM / Edel Distribution)

Agunos de los nombres más significativos de la época dorada del power metal melódico se han reunido para poner en marcha un nuevo proyecto bajo el elocuente nombre de Symfonia. Parece que el quinteto formado por el guitarrista Timo Tolkki (ex Stratoviarius, Revolution Reniassance), el cantante André Matos (ex Angra, ex Shaman, ex Viper), el bajista Jari Kainulainen (ex Stratovarius, ex Evergrey), el teclista Mikko Harkin (ex Sonata Arctica, ex Kotipelto) y el batería Uli Kusch (ex Helloween, ex Gamma Ray, ex MasterplanI), quiere reverdecer viejos laureles con esta nueva aventura a la que dan forma discográfica con este primer disco que inevitablemente nos lleva a recordar a sus ex bandas, sobre todo a Stratovarius y a Angra. Sin llegar al nivel del “Fourth Dimension” ni del “Episode” de los primeros, o del “Fireworks” y del “Holy Land” de los segundos, este trabajo si recuerda mucho a aquella etapa en la que el género power metalero aun no estaba quemado ni saturado y aun ataría a seguidores ávidos de nuevas sensaciones. Desafortunadamente este género ha envejecido bastante mal y salvo honrosísimas excepciones, como nuestros Dark Moor, apenas ha evolucionado positivamente. En cualquier caso el trabajo que nos ocupa contiene buenos y efectivos cortes, como la asequible de ritmo alegre y muy melódico “Come By The Hills” sobresaliendo estribillo y coros junto a los teclados de Harkin puramente Stratovarius, la más Angra “Santiago” de guitarras más crudas y base rotunda, o la épica y muy melódica en las voces “Forevermore” contrastando con riffs más afilados y sonidos de clave en las teclas. Siguen la misma onda pero con un toque más orquestal y coral en “In Paradisum” con currados arreglos y cambios de ritmo, para tirar de manual en la estandar a lo Stratovarius “I Walk In Neon” y en “Fields Of Avalon” más rápida aunque con la voz de Matos algo floja sin acabar de subir pero mejorada por los coros. El tema menos previsible seguramente es “Pligrim Road” con aires celtas y guitarras cañeras creando un sonido que podemos definir como una especie de cruce entre el Gary Moore del “Wild Frontier” y los primeros Blind Guardian, quedando bastante agradable y original. Las partes más suaves y los ritmos más pausados aparecen en la pesada y asequible “Rhapsody In Black”, en la emotiva electroacústica “Alayna”, y en la más sosilla y melancólica por sus arreglos de cello “Don’t Let Me Go” que cierra el disco. Un disco más que correcto, bien hecho, con buena producción y que sin ser lo mejor que hayan grabado sus componentes, sí supera las últimas aventuras de éstos, aunque me da la sensación que llega unos cuantos años tarde.
Mariano Palomo

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