jueves, 13 de septiembre de 2018

JOE BONAMASSA “Redemption”



(Provogue / Mascot Label Group)

Resulta realmente complicado seguir con detalle la prolífica carrera de este blues man referente del siglo XXI dada la hemorragia creativa a la que nos tiene acostumbrados, tanto en solitario como participando en otros proyectos. Siguiendo estrictamente la cronología de sus obras lanzadas bajo la cabecera de Joe Bonamassa, este “Redemption” supondría su decimotercera entrega en estudio tras el notable “Blues of Desperation” (2016), quedando entre medias un par de directos, un disco con Black Country Communion y otro trabajo junto a su habitual partener Beth Heart.

Siguiendo la línea brillante de su predecesor, este nuevo disco crece en cuanto a variedad compositiva, sin abandonar los fundamentos blues rock que le han llevado hasta lo más alto del género, acompañado por un puñado de buenos músicos, destacando además de la labor instrumental la vocal de las coristas Jade McRae, Juanita Tippins y Mahalia Barnes (hija del gran Jimmy Barnes).

Así, el disco se abre con la tórrida “Evil Mama” que a golpe de batería de la mano de Anton Fig (Frehley’s Comet, Blues Brothers) nos coge por sorpresa para recordar por un instante al “Rock & Roll” de Led Zeppelin para inmediatamente tornarse sensual y embaucadora con sus sonidos de viento y sus coros rodeando el groove y la clase de Bonamassa y del bajista Michael Rhodes. Sube el ritmo en modo más rockanrolero con “King Bee Shakedown” marcada por su percusión creando una divertida ambientación bullanguera con buena participación de los trompetistas Lee Thornburg y Paulie Cerr y del teclista Reese Wynans (Steve Ray Vaughan, Double Trouble, Buddy Guy, John Mayall), mostrando que se puede crear una pieza entretenida y asequible sin perder virtuosísimo.

Vuelven los efluvios Zeppelinescos aumentados en la cadenciosa “Molly O’” el corte que más recuerda a Black Country Communion, una composición que a pesar de su reiterativo ritmo envuelve y seduce con su profunda melodía vocal y de guitarra sobre una sólida base rítmica, para cambiar a continuación de registro en línea blues sureña con “Deep In The Blues Again” , atemperada y evocadora pieza en la que nuevamente resalta la participación de las coristas y los adornos de guitarra, para ir densificándose en el inicio de la extensa y pantanosa “Self-Infected Wounds” que va cogiendo cuerpo e intensidad en su desarrollo con sus cambios de afinación y tempo, aunque sin acabar de arrancar del todo.

Vuelven los sonidos más cálidos y sensuales con “Pick Up The Pieces”, otro tema de larga duración que en sus seis minutos y medio de duración nos traslada a un garito lleno de humo y alcohol para contarnos una historia de despechado desamor a base de expresivas líneas vocales, tímido piano, arrastradas notas de slide guitar e intimistas toques de trompeta, todo ello cocinado a fuego lento. Sube el ritmo paulatinamente en “The Ghost of Macon Jones” con cierto regusto blue grass, marcada por el tono nasal de la voz de Joe apoyado por las armonías vocales de Gary Pinto y por los aportes orgánicos de Wynans, quedando bastante resultona.

Llegamos a uno de los temas más elegantes y con más esencia del disco “Just ‘Cos You Can Don’t Mean You Should”, puro blues rock lleno de clase y feelin’ con la guitarra hablando y exhibiéndose entre golpes de viento y discretos apoyos corales, manteniendo el nivel en clave más polvorienta con el tema que da título al álbum “Redemption” con la slide y la profunda voz de Bonamassa, casi recitante, creciendo espectacular hasta el estribillo apoyado por unos grandes coros subiendo y bajando de tono de forma hechizante.

Algo más de ritmo en la simpática “I’ve Got Some Mind Over Matters”, sencilla, con rollo y encanto sin complicarse demasiado apoyada en un original fraseo y un discreto aporte de piano, tornándose bastante más monótono y plano en la lenta “Stronger Now In Broken Places”, agradable pero sosilla, para mi gusto el corte más flojo del disco, que se cierra con la atormentada “Love Is a Gambler” blues de cadencia y compás clásicos con un punto tórrido en la que el guitarrista y cantante exhibe su enorme clase bien apoyado por el resto de la banda.

Buen colofón para un más que interesante trabajo que bien podría situarse entre los mejores de la discografía de este infatigable genio del blues rock.

Mariano Palomo

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