jueves, 31 de marzo de 2016

CIRCUS MAXIMUS “Havoc”


(Frontiers Music)
Con una formación muy estable desde sus inicios hace más de una década, liderada por la figura del carismático vocalista Michael Eriksen, Circus Maximus se ha ido haciendo un nombre en la escena del rock progresivo de primer nivel dando a luz interesantes obras discográficas de notables calidad, sentimiento y versatilidad, yendo desde sonidos pesados y metálicos a otros mucho más relajados y melódicos.
Siguiendo la línea de calidad marcada por sus predecesores, ahora nos ofrecen esta cuarta entrega digna sucesora de su fantástico “Nine” que les llevó a reclutar a un buen número de seguidores por su carácter más asequible con temas bastante melódicos, y a los que ahora dan un giro algo más duro y elaborado pero sin perder nada de elegancia.
Este sonido más pesado empezamos a observarlo en el ritmo cortado de la inicial “The Weight” suavizado por unas expresivas líneas de voz y guitarra con intensa carga sinfónica, rodeadas de unos cuidados teclados creando una atmósfera evocadora  que crece con sus calculados cambios de ritmo e intensidad. Se relaja un poco el ambiente en el comienzo de “Highest Bitter” que va creciendo y oscilando sobre una base que se relaja o golpea según el momento de la mano del percusionista Truls Haugen y del bajista Glen Mollen, ambos tremendamente técnicos, dejando que el guitarrista Mats Haugen de rienda suelta a su creatividad con unos preciosistas arreglos complementados perfectamente por la efectiva labor de Lasse Finbraten a los teclados.
Más dureza y densidad en “Havoc” dotada de unos efectos y afinaciones actuales que le dan un toque cibernético y futurista a su pesada base resultando opaca pero desafiante con sus golpes de voz y su rápido solo de guitarra rozando terrenos industriales, aligerando un poco el panorama pero sin salirse de esta línea en la más relajada “Pages” con menos electrónica pero con unas guitarras pesadas que se dinamizan por un experimental solo de Mats, dejando más protagonismo a los sintetizadores de Lasse en la mucho más ligera y accesible “Flames” con las personales melodías de voz de Michael resaltando sin necesidad de hacer grandes subidas de tono.
A continuación las dos piezas más extensas del disco superando ambas los ocho minutos de duración. La primera de ellas “Loved Ones” se desarrolla de forma sosegada pero intensa sobre un marcado colchón de teclados con una cálida y romántica aportación vocal que va in crescendo, endureciéndose notablemente en su segunda mitad con unas guitarras poderosas y trabajadas que vuelven a brillar con virtuosismo antes de volver a relajarse y de romper definitivamente con emocionante poderío rodeadas de unos fantásticos coros. Por su parte “After The Fire” sigue más o menos los mismos parámetros iniciales pero manteniendo una intrigante ambientación que envuelve los potentes golpes de voz de Michael subiendo en antes de llegar al estribillo rodeándolo todo unos delicados y versátiles arreglos sinfónico progresivos.
Con la más directa y actual “Remember” son capaces de mezclar bonitas melodías de voz y teclados con intensos y potentes golpes de percusión sobre los que Mats desarrolla unos talentosos acordes de guitarra rematando con un entrañable coro infantil que le da un toque original al tema que termina de forma rotunda antes de llegar a la final “Chivarly”. Un tema este marcado por un halo melancólico inicial con una suave voz narrativa en tono menor para ir intensificándose con una poderosa percusión pero sin perder esa melancolía apoyada en unos arreglos de voces y teclados dramatizados entre los que brilla otro buen solo de guitarra cuyos acordes se reiteran antes de ser de nuevo sobrepasados por voces y teclas.
Cierre de notable nivel como el resto de este disco que, si bien puede no resultar fácil de asimilar a la primera requiriendo varias escuchas para encontrar toda su riqueza compositiva, está a la altura de las obras contemporáneas más destacadas del género.

Mariano Palomo

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