(AFM / Avispa)
Tras un par de significativos cambios en su formación una las bandas más difícilmente encasillables estilísticamente en la actualidad, tan pronto con temas de hard rock como de power metal o casi de A.O.R., comparecen con nuevo trabajo en estudio para satisfacción de sus fieles. Después de dejarnos hace un par de años un buen trabajo como “Trinity” ahora vuelven con esta nueva entrega presentando nuevo vocalista, el serbio prácticamente desconocido Nikola Mijic, y nuevo teclista, el más experimentado Steve Williams conocido por su labor en Powequest y Dragonforce y al que sustituirá en directo el maxipluriempleado Alessandro Del Vecchio.
Si bien es cierto que se echa algo en falta la carismática voz de Michael Eden, Nikola no lo hace nada mal, ofreciendo unas interpretaciones técnicamente notables con un amplio registro capaz de llegar a tonos altos sin estridencias pero manejándose mejor en los medios encajando en unas buenas y elaboradas composiciones en las que brilla con clase la guitarra de Throsten Koehne sin necesidad de perpetrar desbocadas carreras por el mástil sobre la competente base rítmica formada por el bajista Paul Logue y por el batería Pete Newdeck.
Empezamos a introducirnos en la historia de este “Symphony Of Sin” con una evocadora intro orquestal en el inicio del tema título donde dentro de sus cambios de ritmo y ambientaciones despliegan una amplia gama de sonidos power sinfónicos con destacada presencia de teclas y guitarras variando de la rotundidad más eléctrica a la suavidad acústica consiguiendo un interesante resultado final. Avanzan a terrenos más prog metaleros en los rasgueos de “Break The Silence” un corte más duro y actual en el que su base rítmica y su melodía vocal más hard hace que me recuerden a bandas como Jaded Heart o Shakra, llegando a cotas más melódicas con la atractiva “Evil Divine” acertadamente elegida como primer single trayéndome a la memoria los mejores tiempos de los Queensryche del “Empire”, como me sucede con la lenta electroacústica “Fallen From Grace” sobre todo por su ambientación y por el timbre de voz de Nikola en algunos momentos, o en la dinámica y cañera “Losing My Faith” donde la guitarra de Koehne suena más cruda pero sin abandonar la melodía.
De power light podríamos calificar lo que nos dejan en “Great Unknown” tema de base rotunda adornada por sonidos de teclas casi folkies festivos que acaba por resultar bastante efectiva y pegadiza por su claro estribillo, o en “Devil In Disguise” que a pesar de su estructura más hard se ve cubierta de una atmósfera más sombría por sus melodías de voz y teclas suavizadas por algunos adornos barrocos.
Mezcla de hard y heavy para la más cruda “Sign Of The Cross” de nuevo con Jaded Heart en la memoria por su tratamiento vocal, para la clara de ritmo cortado “Rock Bottom” tema con encanto adornado de un retazo suave y pellizcado que adorna un tono vocal más tibio, que se repite en el melódico medio tiempo “Turn The Page” pegadizo con su logrado equilibrio de intensas melodías de guitarra, y en la romántica “Where Is The Love” trabajada y con mucho sentimiento su interpretación.
Rozan el A.O.R. en cortes como “Unbreakable”, una magnífica composición llena de vitalidad y brillo en la que sus melodías de voz enganchan sutilmente sobre unas curradas guitarras y teclas, o como en “Wings To Fly” cuyo estribillo ganador sobresale de nuevo sobre unos fantásticos aportes guitarreros más hard. Seguramente temas como estos son los que justifiquen su inclusión en el cartel de este año de un festival como el Firefest, aunque también podrían encajar perfectamente en otras citas como el Progpower.
Como podéis intuir un disco versátil, variadito y técnicamente bien construido, y que ha hecho que aumente mi interés y curiosidad por ver cómo serán capaces de defenderlo en directo en el próximo Firefest de Nottingham, ya os contaremos.
Mariano Palomo
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