viernes, 12 de noviembre de 2010

MAMA LADILLA “Jamón Beibe”

(BOA)

Llevábamos cinco añitos sin entrega discográfica por parte de Abarca y compañía. Los que conocemos a esta veterana banda del barrio madrileño de Moratalaz ya sabemos lo que hay. Unas limitadas cualidades musicales compensadas por unas letras tremendamente curradas, en las que se combina la crítica social más incendiaria con el humor más bestia e irreverente. Para bien o para mal, el resultado suele ser el mismo. Álbumes en los que la mitad de los cortes son aburridos o ininteligibles mientras la otra mitad, que son los que salvan el conjunto, son simplemente geniales. Este “Jamón Beibe” no es una excepción, y encima esta sensación de dualidad se ve acentuada por la gran cantidad de temas, nada menos que 17, entre los cuales no falta relleno precisamente. Como hay que ser positivos, pasamos olímpicamente de la morralla y vamos a centrarnos sólo en las canciones que en nuestra opinión más merecen ser mencionadas. Por supuesto que contamos con que muchos no estarán de acuerdo y según su propio criterio serán otras las mejores composiciones. Una temática muy recurrida siempre por los Ladilla es el insulto a quienes se dejan alienar teniendo la posibilidad de evitarlo. Y aunque en el fondo la idea se repita una y otra vez, las letras suelen ser tan descojonantes que nunca nos cansamos de ellas. “Majaderos”, con tan explícito título es un gran ejemplo, y lo mismo podemos decir de “Fuenteborreguna”, mejor todavía si cabe, o de “Himno”, que quizá peca de un tanto esquemática. Algo más original es “El Clip”, que trata de un idiota que piensa que el asistente de Word es un ser inteligente real. Un asesino caníbal es el protagonista de “Comportamientos atípicos”. “Nestor Patou” resultará incomprensible para los que no hayan visto la película “Irma la Dulce”. “Merilin Feifa” es la versión femenina de “Janfri Güein”. Curiosamente es en la recta final del disco cuando aparecen la que quizá sean los mejores temas, “Truños catódicos”, que obviamente pone a parir la televisión, y “Absolutamente nada” una festiva invitación a vivir la vida y disfrutar el momento. Aunque como ya hemos dicho el CD está lleno de altibajos y es demasiado largo, cumple su función de hacer reír y divertir, que en el fondo son sus únicas pretensiones.
Nacho Jordán

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