(Peaceville Records)
Los británicos Sikth surgieron a finales de los 90’s dentro
de un incipiente movimiento que fue capaz de llamar la atención del público con
algunas interesantes grabaciones. Centrándonos en lo que nos ocupa, la verdad
es que no recordaba haber escuchado nada de esta formación de Watford que, por
lo que se indica en la nota de prensa que acompaña a este nuevo lanzamiento, volvieron
remodelados después de seis años de parón nada menos que para participar en el
Download Festival de 2014.
El caso es que ahora nos encontramos
con este nuevo EP en el que descubro una contundente y competente propuesta que
va más allá del metal progresivo conjugando elementos actuales cercanos al
thrash o al death metal, sobre todo por las agresivas aportaciones vocales de Justin Hill y del también compositor Mike W Goodman. Algo que empieza a
destacar ya desde la inicial “Behind The Doors” un corte que comienza arrollador,
con mucho groove en su base rítmica de la mano del bajista James Leach y del batería Dan
Foord, sobre la que inciden los punzantes riffs de Dan Weller y Pin, que
también dejan algunos detalles más tranquilos, como sucede con las armonías
vocales alternando partes guturales y ásperas con otras melódicas, dentro un
ritmo alto matizado por algunos cambios progresivos más suaves.
Continúan con la amenazadora “Philistine
Philosophies”, embistiendo con unos impetuosos ataques vocales que se van
relajando por momentos, sobre una línea de bajo muy marcada y unos arreglos de
guitarra que me recuerdan a Dream Theater,
acabando de nuevo de forma descarnada, casi angustiosa. Bajan mínimamente el
pistón recordando de nuevo en algunas escalas a la banda de John Petrucci y compañía en la elaborada
“Under The Weeping Moon” con unas crudas réplicas vocales suavizadas por unas envolventes
melodías corales.
Tras una inquietante sucesión de
voces en vacío en los 99 segundos de “Tokyo Lights”, nos encontramos con un
nuevo y agresivo enfrentamiento vocal entre Justin y Mike dentro de
una orgía sonora de precisa base rítmica e imposibles arabescos de guitarra,
que se relajan para cerrar en la melancólica “Days Are Dreamed” creando una
ambientación suave pero intensa con unos suaves arreglos de teclado y viola a
cargo de Abi Fry. Final pausado que casi
se agradece después de más de veinte minutos de controlada tormenta prog
metalera.
Mariano Palomo
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