lunes, 5 de marzo de 2012

THE KORDZ “Beauty & The East”

(Mass Records / Ear Music)

De cuando en cuando llega a nuestras manos algún lanzamiento procedente de tierras exóticas poco dadas a producir grupos o artistas relacionados con el rock. Es el caso de los libaneses The Kordz, que encabezados por el vocalista Moe Hamzeh, fundador de la banda en 1992 en la Universidad Americana de Beirut, han pasado una larga travesía por el desierto musical comenzando como banda de versiones, evolucionando hasta la formación actual tras numerosos cambios en su seno, y obteniendo por fin recompensa a su esfuerzo con este interesante “Beauty & The East” gracias al cual ahora les conocemos. Un buen disco de en el que mezclan bases y fundamentos sinfónico-progresivos con elementos autóctonos del oriente medio, sin dejar de lado cierta vena comercial en algunos momentos, para dar como resultado una elaborada e interesante colección de temas rematados por una notable producción. La voz de Moe resulta convincente, sin necesidad de hacer grandes demostraciones de potencia ni de técnica pero con mucho poso y cuerpo, ideal para los sonidos que proponen los guitarristas Alan Azar, Nadim Sioufi y Elie Aki, el teclista Mazen Siblini, el batería Abou Sons y el bajista Tony Bou Ghosn, todos ellos con buen nivel técnico, matizados por infinidad de detalles con la incursión de sonidos de instrumentos árabes que crean unas originales atmósferas en bastantes momentos. Eso sí, aunque apenas supera la hora de duración, el disco puede llegar a hacerse un poco largo por lo intrincado de sus composiciones en algunas fases, y requiere de atención por parte del oyente para poder apreciar toda su dimensión, no entra a la primera. Entre los temas más asequibles para el gran público podemos destacar la progresiva de ritmo marcado “Heroes n’ Killers” con un directo estribillo y unas guitarra duras pero efectivas, la más estándar “Last Call” con una buena melodía de voz que sobresale sobre la percusión árabe, la curiosa “Nothing Of Everything” algo artificial por su sonido de sintetizadores cibernéticos pero con gancho de nuevo con el deje árabe presente, que desaparece en la dinámica y poderosa “Purgatory” plena de técnica, pegada e intensidad a pesar de comenzar suave con un piano lento que enlazaba desde la anterior “The Garden”. Un precioso tema éste a ritmo lento en el que el sinfonismo preciosista de su instrumentación permite que brille la voz de Moe algo teatral y dramatizada, como ocurre seguidamente en la embaucadora “The End” acentuándose los aires árabes con sus sonidos de teclados y de cuerda similares a los del sitar, mientras que la atormentada de ritmo cortado “Don’t You Wait” aparece un original solo de un instrumento de viento parecido a la dulzaina dando un toque curioso. Como podéis ver la originalidad de sonidos es una constante en el disco, algo que ya se deja entrever desde la breve inicial a modo de intro “Coma Nation” que da pie al sinfonismo suave de “Deeper In”, pasando por la extraña “Insomia Kid” con la voz de Moe tratada con efectos cibernéticos, por la más dura con cierto encanto “Get Behind” que coge altura por sus adornos árabes centrales, hasta la evocadora “Beauty & The Beast” que nos transporta con sus envolventes sonidos a una jaima del desierto siendo otra de las destacadas con importante participación de instrumentos poco habituales. Esos sonidos lentos los encontramos también en el medio tiempo “Again” agradable pero monótono, y en “Save Us” que comienza melancólica con piano y acústica para acabar repuntando al final con mayor ritmo eléctrico. El disco se cierra con dos cortes que parecen relleno o bien podrían pasar por bonus tracks, ya que poco o nada tienen que ver con el resto, se trata de la pop rockera “Again” que incluso tiene cierto deje alternativo por sus guitarras saturadas dentro de un ritmo cansino, y la sencilla “Nic-O-Teen” que tiene un rollo noventero adolescente que parece sacado de la banda sonora de “American Pie”. Como decía anteriormente, disco interesante, para escuchar con calma y que vuelve a confirmar la globalización total de la música.
Mariano Palomo

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