lunes, 8 de febrero de 2010

EXCALION “High Time”

(Limb Music)

Excalion se presentan como una de las bandas más prometedoras del metal melódico finlandés, algo que intentan refrendar con la reciente puesta en circulación de su tercera entrega en estudio bajo el título de “High Time”. Un disco que sigue la línea marcada por sus dos predecesores con una base power metalera bastante limpia y no excesivamente machacona, rebajada por unas muy melódicas líneas vocales y por unos buenos arreglos tanto de guitarra como de teclados, amén de las incursiones orquestales y progresivas que se dejan notar a lo largo del disco. Evidentemente la referencia a sus paisanos y precursores de este tipo de sonido, Stratovarius, son inevitables, como en la equilibrada y viva “Enter A Life” que recuerda la vena más suave de la banda de los Timos. Algo más hard rockera resulta “From Somewhere To Anywhere” donde destaca el trabajo de teclados y percusión junto unas crecientes guitarras, para meterse en territorios ligeramente progresivos y evocadores con “Sun Stones” de inspiración árabe en sus teclados quedando bastante conseguida junto a la personal voz de Jarmo Pääkkönen, que vuelve a destacar a continuación en el emotivo medio tiempo “The Flags In Line”. Vuelve el power sinfónico en la cortada y agradable al oído “Bring The Storm” que se va intensificando por momentos con sus buenos coros, siguiendo los mismos parámetros pero creciendo en pomposidad con “The Shroud” donde Jarmo juega con su voz subiendo y bajando con acierto. En “Firewood” en cambio muestra unas tesituras más líricas y épicas dentro de un ritmo algo espeso que mejora por los arreglos de teclas y guitarras, al igual que “Lifetime” que mejora en su ritmo más marcado y asequible por su variada percusión. Una pieza destacada esta última, al igual que lo es la más sinfónica y pegadiza “Quicksilver” que me recuerda a la mejor etapa de Sonata Arctica rematada por un breve y virguero solo de guitarra a cargo de Vesa Nupponen, que pasa a un segundo plano en la más suave “A Walk On A Broken Road” en la que voces y teclados crean una atmósfera misteriosa acompañada de arreglos orquestales sin acabar de romper, para despedir el disco definitivamente con la potente e intensa “Foreversong” en la que su gran estribillo destaca junto al trabajo del bajista Tero Vaaja y un suave cambio de registro de piano y guitarra que, como sucedía al inicio, vuelve a recordar a Statovarius. Un final interesante para un disco correcto que no nos descubre demasiado, pero agradable al oído, bien estructurado y ejecutado, y que puede convencer a los fans del estilo.
Mariano Palomo

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