lunes, 4 de noviembre de 2019

PACO VENTURA “Madre Tierra”


(Avispa)
El guitarrista cordobés Paco Ventura vuelve con nuevo trabajo en solitario (para entendernos, porque está muy bien acompañado) al margen de sus Medina Azahara cuatro años después de sorprendernos con el magnífico proyecto Black Moon. Esta nueva entrega quizá deberíamos considerarla más bien una continuación de lo que fue su anterior disco “Sol Navajo” (2009) o, para ser más exactos de su primigenio “Aventura” (1997), trabajos instrumentales como el que nos ocupa y en los que el hacha andaluz exhibe su gran talento y virtuosismo.
En esta ocasión, como él mismo nos comentó en la presentación del disco en Madrid hace unos días, Paco ha querido rescatar los sonidos que le engancharon en los ochenta a los grandes virtuosos de la época a ambos lados del Atlántico, desde los miembros de la factoría Varney en Estados Unidos, hasta el barroquismo europeo con su máximo exponente en Suecia. Todo ello queda perfectamente reflejado en las composiciones que conforman este trabajo, lleno de matices, encanto y gusto, junto a unos colaboradores de auténtico lujo.
Comenzando por el corte que da título al CD, “Madre Tierra”, tema evocador, muy expresivo y de profunda melodía en la que se deja notar el toque exótico del batería israelí Mata Shmuely (Orphaned Land) y del guitarrista Malek Ben Arbia (Myrath), completándose el elenco con el gran Phil Sousan (Ozzy Osbourne) al bajo. Mayor ritmo y dinamismo en la más contundente pero igualmente melódica “Hayabusa” marcada por un riff rítmico sobre el que además del guitarrista titular nos encontramos con las correrías por el mástil de un más moderado que de costumbre Michel Angelo Battio (Nitro) creando unas magníficas armonías junto a la siempre precisa pulsación del genial Stuart Hamm al bajo.
Un Hamm que repite a continuación en la más atemperada “Tu Vida” y en la más veloz “Taboo”. La primera, sin necesidad de grandes velocidades pero con mucho cuerpo, resulta altamente atractiva con la participación también del guitarrista norteamericano Joey Tafolla, notable referente en este trabajo, y de Jimmy Waldo con el que compartió grupo hasta hace poco en Alcatrazz, y que se hace presente con acierto a los teclados. La segunda resulta más hard rockera y la podríamos definir como una mezcla de Satriani y Rainbow, lo primero por su sonido de guitarra y lo segundo por su base y ritmo que me recuerda a la etapa Turner del grupo del Arco Iris, y a todo esto con unos fantásticos aportes de la mano de Jeniffer Batten (The Immigrants, Michael Jackson).
Se relaja el ritmo y entramos en terrenos más intimistas con “Genzai” una emotiva pieza marcada en su inicio por el melancólico violín de la japonesa Maya Yoshida, perfectamente replicado con un gusto exquisito por la guitarra de Ventura, con Rudy Sarzo (Whitesnake, Ozzy Osbourne, Quiet Riot) encargándose del bajo formando base rítmica junto a Toni Fernández que se hace cargo de las baterías del disco salvo en un par de temas. Una base que se hace muy presente, con Jorge Cordero al bajo, en el cabalgante ritmo de la barroca “Fuga Rampante”, corte de plena inspiración Malmsteen con guiño clásico incluido y en el que Paco da rienda suelta a su pasión por el sonido neoclásico del genio escandinavo venido a menos.
Vuelven los aires orientales y árabes en la envolvente y breve “Wind of Damascus” rodeada de una excelente orquestación y coros evocadores obra de Rafa Villegas, sirviendo como prefecto preludio a la misteriosa y encantadora “Arabestia” marcada a tempo medio por su rotundas guitarras y deliciosos arreglos de teclados, siendo la composición más cercana a Medina Azahara de todas las del disco, aunque con un punto más de dureza en su sonido.
Con “Silver Surfer” y a la vista de su título, es fácil imaginar por dónde van los tiros, virtuoso dinamismo de inspiración Satrianesca llena de energía y técnicamente sobresaliente con la destacable aportación del guitarrista italiano Daniele Gottardo, y del bajista Mike Lepond (Symphony X) dejando unos fraseos y toques de bajo que crean un interesante contraste. Se relaja relativamente el ambiente con la pausada “Tras el Espejo” marcando claramente sus notas de guitarra sobre una base que se endurece en su parte final rompiendo junto a un penetrante riff, volviendo a la velocidad más viva con “Guitar Land” en la que Ventura cruza virtuosismo y poderío guitarrero con Jorge Salán, sobre la competente base de Tony Franklin al bajo junto a Toni Fernández a la batería, completada por unas acertadas aportaciones de teclados orgánicos, resultando un conjunto final de lo más atractivo.
Casi en el final nos encontramos con una excelente revisión del clásico pop ochentero de los noruegos A-Ha “Take On Me” que Paco ejecuta con una clase enorme llevándosela a su terreno sustituyendo las melodías principales de voz por las de guitarra y dejando el teclado presente pero en un plano más discreto, siendo perfectamente reconocible para transportarnos a una añorada juventud en la que prácticamente en todos los estilos se encontraban temas tan buenos como este.
El cierre definitivo lo pone una pieza llena de sentimiento como es “Lágrimas de Hielo”, una preciosidad de composición electroacústica tremendamente expresiva para concienciarnos del drama del deshielo de polos de nuestro planeta como argumento final en modo ecologista, como lo es básicamente todo este excelente disco. Un disco para disfrutar sin prisas, repitiendo escuchas para disfrutar plenamente de sus muchísimos detalles y que, para ser íntegramente instrumental no se me hace en absoluto largo ni pesado.
Mariano Palomo

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