(Duque Producciones)
Tras dejar atrás su faceta como
banda tributo a Asfalto con la que
se dieron a conocer hace ya unos años, los madrileños Asfaltika consolidan su producción e identidad propias con la
salida de su segundo trabajo en estudio en menos de dos años. Un disco este “Rompiendo El Silencio” que, si bien se
mueve más o menos por los mismos parámetros que se debut discográfico “Mundo de Cristal”, supone un paso
adelante observándose una mayor compacidad en el desarrollo de los temas y en
el sonido de los mismos.
Tras sufrir algunos cambios en su
seno, la banda sigue estando liderada por su bajista y fundador Javi Canseco (ex Cuatro Gatos) que
junto al vocalista José A. Alvarez continúan
al frente de este proyecto al que se ha unido parece que ya de forma definitiva
el gran Joaquín Arellano “El Niño” (Cuatro
Gatos, Ñu, Mago de Oz, Muro) que se hace cargo de los tambores una vez más. Por
su parte el guitarrista Ismael Gutiérrez
aunque ha grabado el disco ya no pertenece al grupo, habiendo sido sustituido
por el cantante David Requejado (Perfect
Smile) que cambia el micro por las cuerdas. Por su parte Elena Alvarez aunque participa en la composición de algún tema ha
dejado su puesto en la grabación de los teclados a Eduardo Ortiz.
Así pues, tras estas novedades y
con la producción una vez más de Pepe
Herrero, nos encontramos con trece cortes de heavy power melódico que se
inician con “Desolación 3” una breve y melancólica intro de violín que enlaza
con “El Día Después”, una composición épica y pegadiza con un ligero toque
celta y oscuro en la que sus coros guerreros amortiguados rodean a unas buenas
guitarras y a unos redobles marcados con precisión. Continuando en esta línea
épica pero con una cadencia más pesada llega “Rompiendo el Silencio” de nuevo
con los coros resaltando en una onda más dramática, que se torna barroca-progresiva
con los teclados de Eduardo en “Amanecer”
dentro de una línea más directa y ligera.
Con “Alzar El Vuelo”, se toman un
pequeño respiro dejándonos un medio tiempo lleno de expresividad y emotividad
con la participación de Tete Novoa
(Saratoga) alternando su potente voz con la de José dando forma a uno de los temas más destacables e intensos del
CD, rematado por un buen solo de guitarra de Ismael, que ofrece mayor sinfonismo junto al lirismo de las
melodías de voz para envolver la teatral “El Sueño Mortal”, muy Cuatro Gatos pero algo más oscura y con
menos teclados, que reaparecen con fuerza para adornar la bélica “Línea de
Fuego” agresiva y afilada pero con buenos matices melódicos. Se densifica el
sonido para “Un Día de Invierno” comenzando por unos sonidos de bajo cruzados
con riffs de tinte progresivo que van subiendo de ritmo a golpe de batería y
voces dentro de un ambiente sombrío pero con un mensaje positivo.
Continuando con ese toque
progresivo, sobre todo en la guitarra de Ismael,
pero dentro de una estructura bastante power “Lucha y Poder” supone un curioso
ejercicio vocal con el enfrentamiento a modo de dueto entre José y la gran Gema Vau (Biosfear) al más puro estilo Pimpinela, suponiendo dentro
de tanta épica un pequeño break que se prolonga en “Ven Hacia Mi” de esencia
ochentera y hasta casi hard rockera con unas remarcables guitarras y unas
fantásticas melodías de voz y teclados, otra de mis favoritas del disco.
En el final vuelve el espíritu
guerrero y batallador con la cruda “Cruel Verdad” que se inicia tranquila para
romper épica y acelerada afilándose en sus notas pero sin perder el gusto
melódico, que se torna más cadencioso en la dramatizada “Oscuridad” salpicada
de intensos ataques instrumentales entre rítmicos coros, que desaparecen para
dejar que José luzca su potente y
profunda voz en la bucólica “Ahora Toca Regresar” plena de evocador sentimiento
astur.
Cierre bonito pero sombrío, como
en general todo el disco que, aun estando bastante bien en lo que a composición
e interpretación se refiere, creo que peca un poco de repetitivo por momentos
con excesivas referencias musicales guerreras y épicas, aunque a nivel de
textos no tenga nada de dragonero ni fantástico, ciñéndose a historias reales y
cotidianas, algo que yo al menos prefiero.
Mariano Palomo
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