A estas alturas no creo que nadie
deba sorprenderse al escuchar la nueva entrega de los americanos Winger, otrora adalides del hard/A.O.R.
de finales de los ochenta, pero desde hace ya bastante tiempo, mucho más
experimentales y contundentes que antaño. Ya trabajos como “Pull” o su reentré con “IV”
eran sustancialmente distintos a lo que nos dejaron en sus dos primera obras de
culto, algo que se ha ido reafirmando tanto en estudio como en directo, sin ir
más lejos hace unos días en el Frontiers Rock Festival.
Si bien la mayoría preferimos su
primera etapa más comercial y melódica, no es menos cierto que sus discos
posteriores han dejado cosas interesantes en mayor o menor medida, y en este
caso con “Better Days Comin’” no iba a ser menos. Para empezar por su sonido,
rotundo, sólido, brillante por momentos, aunque luego el desarrollo de los
temas sea más irregular. El comienzo es auténticamente enganchante y frenético con
“Midnight Driver of a Love Machine” crudo y adictivo corte en el que Kip Winger tira de garganta con fuerza,
mientras que Reb Beach y John Roth se dedican a dinamizar su
ritmo a base de riffs y solos incendiarios. El segundo tema con el que atacan “Queen
Babylon” aun teniendo un deje más melódico y templado en su velocidad es
incluso más descarnado y tórrido, creando un ambiente algo sombrío por momentos
decadente, para acelerar con fuerza de nuevo en la áspera “Rat Race” de nuevo
con un tremendo riff compensado por una buena melodía de voz afilada bien
completada por unos coros altos y directos a lo “Colorado Bulldog” de Mr. Big, directa y efectiva.
Tras ponernos en marcha con estos
tres trallazos iniciales se calman un poco con la pesada “Better Days Comin’”
que se anima un poco por unos coros y palmas algo horterillas para mi gusto y
por unos curiosos arreglos orientales diseminados entre rasgueo y rasgueo, para
densificarse todavía más con “Tin Soldier” una especie de rock alternativo con
toques progresivos donde sobresale la dramatizada interpretación vocal de Kip y sus líneas de bajo, y que podría
haber encajado perfectamente en el track list de su LP “Pull” o de alguno de sus discos más intimistas en solitario. Esta
línea intimista se acentúa en la extensa “Ever Wonder” agradable al oído, bien
ejecutada, pero excesivamente monótona con su cadencioso rasgueo acústico sobre
una tímida ambientación de teclados.
Se anima de nuevo un poco la cosa
con “So Long China” de ritmo más vivo creando una envolvente melodía de voz y
guitarras sobre todo en su desnudo estribillo que sin apenas necesidad de coros
adicionales resulta bastante convincente, densificándose de nuevo pero con
mayor brillo en la setentera “Storm In
Me” algo opaca pero interesante sobre todo por su evocadora ambientación
zeppelinesca con un gran trabajo de guitarras de Beach y Roth.
El final lo ponen la desgarbada
aunque expresiva “Be Who You Are Now” que acaba por hacérseme demasiado espesa
con su cadencioso ritmo ambiental que no acaba de arrancar, y la también pausada
pero más intensa “Out Of This World” con Kip
mostrando mayor amplitud de registros desde algunos susurrantes hasta otros
desgarrados sobrevolando sobre una elaborada instrumentación, donde se deja
notar la pulsación de su bajo y los dibujos de guitarra de la pareja de hachas.
Cierre notable para un disco con
altibajos, que empieza como un tiro, pero que luego va cayendo en cierta
espesura monótona de la que se recupera en momentos puntuales y que en conjunto
no está mal, más o menos a la altura de su predecesor “Karma”, pero por
supuesto a notable distancia de las mejores obras del grupo.
Mariano Palomo
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