Parece
que Sebastian Bach intenta arreglar
en alguna medida los desaguisados de sus trabajos anteriores en solitario,
sobre todo el difícilmente digerible “Kicking
& Screaming” publicado hace ya tres años, con esta nueva entrega que
sin ser ni mucho menos para volverse loco, al menos si ofrece algo más de
claridad y energía matizada, tanto en las composiciones como en la propia labor
vocal del ex cantante de Skid Row.
Este detalle es el que más me ha gustado, por fin podemos reencontrarnos con un
Sebastian más brillante y
convincente, sin llegar desde luego a los registros imposibles de antaño, pero
ofreciendo una forma de cantar más inteligente y acorde con sus capacidades actuales,
sin necesidad de estar forzando y desgarrando continuamente su voz.
También
ayuda el sonido que aun dentro unas tesituras bastante actuales y con la
distorsión como protagonista en muchas fases del disco, no deja de lado buenos
arreglos y melodías que favorecen su variado desarrollo. Así las guitarras de John 5 (Marilyn Mason, Rob Zombie), Steve Stevens (Billy Idol) y Devin Bronson (Avril Lavigne, Pink)
copan buena parte de la atención en los temas dejando buenos momentos sobre la
rotundidad que siempre aporta un batería como Bobby Jarzombek (Halford, Riot) y la experiencia de un bajista como
Duff McKagan (Load, Guns n’ Roses),
que hacen que todo suene bastante gordo y con sentido, independientemente de la
mayor o menor brillantez de los temas que de todo hay.
El
comienzo es bastante fresco y divertido con el tema título “Hell Inside My Head”
atacando con fuerza en una onda actual y juvenil pero con un regusto clásico
hard-metalero bastante resultón, bien secundado por la no menos enérgica y
curiosa “Harmony” con esos rasgueos noventeros que triunfaron cuando el grunge
empezó a decaer pero además matizado con una buena melodía vocal que entra bien
dentro del ritmo más rascón de sus guitarras.
Tras
estos dos primeros ataques de púbera ingenuidad guitarrera llega la oscura “All
My Friends Are Dead” que acorde a su título cae en ritmos pesados y densos pero
aligerados por, de nuevo, una buena melodía vocal que acaba por dotarla de
cierto encanto que se torna en desgarro en algunas fases del asequible medio
tiempo “Temptation” afilado y matizado corte con el que bajan un poco el pistón
para acabar de caer en la lenta y siniestra “Push Away” donde alternan
distorsión embarullada, pasajes limpios y cierto desencanto melódico,
notablemente mejorado en la balada “Had Enough” la mejor de las lentas con ligero
halo Skid Row, sobre todo en su
poderoso solo de guitarra, al igual que en la arrogante “Gun To A Knife Fight”
otra de las mejores del disco
Vuelta
de tuerca más maquinera y pesada para las guitarras de “Dominator” compensada
por su expresiva melodía vocal que acaba por imponerse a sus cortantes rasgueos,
algo que también consigue con poderío en “Taking Back Tomorrow” otra de las
destacadas por su punzante riff central dentro su tórrida ambientación, bajando
un poco el nivel con la más áspera “Disengaged” durita con buen balance de
guitarras.
Se
completa el disco con dos medios tiempos que poco tienen que ver entre sí, el
primero de ellos “Rock n Roll Is a Vicious Game” choca entre tanta caña a base
de acústica y armónica dentro de una melodía relajada de aires country-sureños
para que Seb muestre su cara más
tierna y sentimental. Por el contrario “Forget You” es un destartalado
ejercicio de siniestra monotonía, perfectamente prescindible salvado
mínimamente por un breve solo de guitarra.
Cierre
obviable para un disco que aprueba sobradamente, pero al que todavía le sobran
algunas fases excesivamente pesadas para llegar al notable. En cualquier caso, bastante
más de mi agrado de lo que venía haciendo Sebastian
Bach desde que dejó Skid Row.
Mariano Palomo
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