miércoles, 10 de mayo de 2017

LABYRINTH “Architecture Of A God”


(Frontiers Music)
Cuando a finales de los noventa empezaron a surgir en Italia unas cuantas de bandas de power metal sinfónico, lo que en su momento pomposamente se denominó por algunos Hollywood Metal, hubo una de ellas que me llamó especialmente la atención, Labyrinth. No es que se distanciaran estilísticamente del resto, siempre a la sombra de los más reconocidos Rhapsody, pero no sé, tenían algo especial, el cuidado de las melodías, las guitarras algo menos barrocas, los teclados menos cargantes, en fin, sus canciones me atarían más que las del resto de grupos del estilo. Un estilo que con el tiempo que creo que ha terminado por repetirse y copiarse a sí mismo hasta hastiarnos a muchos pero que de vez en cuando ofrece buenos discos como este que nos ocupa.
Desde sus primeros discos les había perdido bastante la pista, pero ahora tras un periodo de idas y venidas dentro de la formación y después de pasar por alguna etapa más oscura, vuelven a sacarse de la manga un señor disco lleno de clase, melodía y poderío en el que, sin renunciar a los principios básicos del power sinfónico, son capaces de hacerlo lo suficientemente versátil y atractivo, amén de seguir manteniendo un gran nivel técnico y compositivo. Un nivel que seguramente viene dado en gran medida por la reunión de los tres pilares básicos de la mejor época de la formación, con los guitarristas fundadores Olaf Thorsen y Andrea Cantarelli al frente junto al vocalista Roberto Tiranti. Este trío además del bajista Nik Mazzucconi, el teclista Oleg Smirnoff (Vision Divine, Eldrich) y el batería John Macaluso (TNT, Riot, Ark), han sido los responsables de volver a situar a Labyrinth en el podio del power metal europeo.
Comenzamos a disfrutar del disco con la elaborada y extensa “Bullets” de guitarras incisivas y virtuosas, ritmos altos, solos doblados, teclas orgánicas, bases rotundas y engoladas melodías de voz cuidadas al detalle, siendo de las más sinfónicas del disco pero con mucha carga heavy metalera. Más cañera y barroca “Take On My Legacy” machando Macaluso el doble bombo de su batería, con Thorsen y Cantarelli siguiendo su frenético ritmo con unas guitarras que se clavan afiladas y melódicas mientras Tiranti muestra su capacidad de dramatización a la voz.
Misma línea power metalera con la acelerada “Stardust And Ashes” que no por previsible deja de ser intensa con el bajo de Mazzucconi haciéndose notar entre una tormenta de percusión y riffs suavizada por un ligero toque progresivo, un toque que se intensifica en la más relajada “We Belong To Yesterday” con unas cuidadísimos teclados y guitarras envolviendo su suave melodía de voz con mucho cuerpo y presencia, como sucede en la más movida “Someone Says” llena de armonía y elegancia con un agradable deje bucólico en sus coros.
Igual de agradables pero más lentas aparecen la intensamente preciosista “Those Days” en la que Tiranti se muestra apasionado y poderoso dentro de una instrumentación llena de detalles con ligeros toques orquestales, y la curiosa ambiental “Diamond” que cierra el disco sin apenas instrumentación dejando que luzca la voz junto a algún arreglo electrónico, acentuándose sobremanera en la versión del tema techno “Children” que desentona en el conjunto del disco con una melodía sintetizada archiconocida de los garitos maquineros de los noventa y a la que intentan llevar a su terreno con las guitarras más cañeras pero que sin acabar de conseguirlo.
Si poco atractivo me parecía el tema anterior, todo lo contrario me sucede con otros dos magníficos cortes, para mí los más destacados del disco. Primero “Still Alive” power melódico de alto nivel pleno de clase y melodía con una espectacular interpretación vocal en tonos medios completados por un duelo de guitarras y teclados a cual más técnico y brillante. El segundo “A New Dream” es una delicia que aparece misteriosa con unas guitarras cuidadísimas recordando a los mejores Crimson Glory incluyendo también su toque progresivo con la rotunda pegada de Macaluso y espectacular trabajo de Mazzucconi, un señor temazo.
Dejo para el final el tema más extenso del disco que además le da título “Architecture Of A God”, que precedido por la breve y melancólica pseudo instrumental “Random Logic”, supone una elaborada exhibición de casi nueve minutos de duración que comienza suave para endurecerse incisiva y contundente pero sin coger mucha velocidad creando evocadores ambientes progresivos llenos de sinfonismo que contrastan en su desarrollo con pasajes puramente metaleros donde las guitarras se rasgan y distorsionan.
Siempre es agradable recuperar bandas que creíamos ya amortizadas, y con este disco los toscanos Labyrinth recuperan su mejor nivel para alegría de los seguidores del power metal de calidad, ahora solo queda esperar que puedan mantenerlo.
Mariano Palomo

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