(Frontiers Music)
La banda de la vocalista sueca Tave Wanning sigue desarrollándose y
tras un, para mi gusto, discreto disco de debut tres años después nos ofrecen
esta nueva entrega que, sin ser una locura, supone un ligero avance, sobre todo
en lo que a producción se refiere aportando elementos más sólidos a su
edulcorada y algo hueca propuesta inicial. No deja de ser hard melódico, pero
con más filo y fuerza en las guitarras de Alexander
Hagman y de Sam Soderlindh, recientemente
incorporado al grupo al igual que el bajista Joel Fox (Dynazty) que forma una competente base rítmica junto al
batería Marcus Johansson. Como decía
tampoco es que se hayan vuelto locos pero si se observa cierta evolución, con
la base ochentera presente pero con algún elemento más actual donde se nota la
mano de Erik Martensson colaborando
una vez más en la producción junto a Fredrik
Folkare (Unleashed), no, no es que ahora suenen death metaleros, pero sí se
aprecia cierto abandono de la ingenuidad y candidez que marcaba buena parte de
su cosecha previa.
Comienzan bastante bien con la
veloz “Adrenalin” con las guitarras duras e incisivas de Hagman y Soderlindh
rasgando sobre la poderosa pegada de Marcus
y el marcado bajo de Joel mientras la voz de Tave se va desgarrando hasta llegar un potente estribillo a lo Skid Row. Siguen a ritmo alto con la
más melódica y actual “Love Is Like Poison” donde las guitarras seducen por sus
riffs rítmicos entre los que entran las voces más engoladas, antes de mostrar
su vertiente más pop rockera en el envolvente medio tiempo “Soul Survivor”,
elegido como primer single del disco y claramente destinado al gran público
escandinavo en onda Erika o similar.
Con “Stand My Ground” recuperan la
pegada combinando agresividad y sinuosidad con las guitarras a buen nivel junto
a un claro y pegadizo estribillo, acelerando el ritmo con la incisiva “My Life”,
resultona y algo infantil para mi gusto pero con cierto encanto, antes de caer
en un tramo que me resulta menos atractivo con cortes como la intrigante actual
“Break The Silence” con unas guitarras pesadas tirando de distorsión alta
suavizada en su estribillo coreado, como sucede en la matizada “Sinner 2” que a
pesar de mostrar mayor versatilidad vocal no me acaba de seducir, como tampoco
lo hace la cadenciosa “Shock Me” con el bajo de Joel marcando un ritmo marcial que no rompe con un estribillo
bastante flojito. Tampoco me dice demasiado “Breaking The Chains”, densa en su
desarrollo a pesar de mostrar cierta intención en sus guitarras pero no, no
termina de llegar.
Afortunadamente en el tramo final
del disco encontramos un par de cortes algo más llamativos, la sencilla y
resultona “Don’t Wake Me Up” marcada por un riff vacilón dentro de un sencillo
ritmo llegando a un estribillo que sin necesidad de subir de tono se queda bien
con una buena melodía de voz, para cerrar definitivamente con la sensual “Crash”
hard ochentero de incisivas guitarras que crean un curioso contraste con la
ingenua voz de Tave. Como todo el
disco, no es que sea la bomba, pero puede resultar entretenido, aunque si
quieren llegar lejos creo que todavía tienen mucho margen de mejora.
Mariano Palomo
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