(Frontiers Music)
En cuanto a los músicos, el
cantante André Linman (Sturm und
Drang) me parece de lo mejorcito del grupo con una potencia y un timbre vocal
magníficos que por momentos me parecen algo diluidos entre esos arreglos tan
edulcorados que aparecen en ciertos temas del disco. Por su parte su compañero
en Strum und Drang, Jimmy Westerlund, cumple bastante bien
a la guitarra aunque a veces queda algo emboscado entre los teclados, mientras
que Ossi muestra una rotunda pegada
completando el dúo rítmico con el bajista Jonas
Kuhlberg (Paul Di’Anno, Cain’s Offering).
El disco comienza de forma prometedora
con la hard A.O.R. “Hurt” de base gorda, teclas sintetizadas en su punto junto a una gran
melodía vocal con mucha fuerza y clase con un punto de dramatismo, para crear
un corte nítido y potente. Se mantiene el nivel en la intensa “Apologize” con
un buen balance de teclas y guitarras salpicadas de buenos detalles completando
su notable fuerza interpretativa con un claro estribillo coreado.
Pero a partir de la más actual y
poppy “Love Injection” la cosa empieza flojear con ese rollo a lo Vega más modernos que no me dice nada quedándoles
demasiado pastelosilla para mi gusto, mejorando un poco con la más potente “Turn
Back Time” que lo intenta aunque sin acabar de rematar con algún repunte
rítmico y con un solo de guitarra metido un poco con calzador. Sigue la línea
escasamente atractiva con la tediosa “Falling Apart” rollo moderno atormentado
sin ritmo mi chicha, ganando algún punto con la más intensa “Straight Through
The Heart” que aun manteniendo los arreglos sintetizados algo excesivos aporta
mucho más fuerza y ritmo desde su base y estribillo.
Afortunadamente ya hasta el final
la cosa mejora ostensiblemente, comenzando por la pegadiza “Whenever I’m
Dreaming” con la voz de Linman
doblándose con intención junto a unos buenos coros recordando a la mejor
versión de los citados Vega y, esta
vez sí, con un incisivo y competente solo de guitarra de Westerlund. Continúa la mejora con la cuidada “Do You Believe”,
A.O.R. en onda más clásica con brillantes melodías, sonidos más reales de
teclados y guitarra y limpio estribillo a tempo medio.
Para el final dos cortes
totalmente distintos pero ambos también de lo más remarcable del disco, cada
uno a su manera. Primero la potente “Buried Alive” heavy melódico actual a lo Pretty Maids de la última época con un
ritmo cañero y marcado sobre el que Linman
muestra un registro más áspero y agresivo rompiendo en un estribillo acompañado
de teclados cibernéticos al más puro estilo de los maestros daneses.
Como contraste y para rebajar la
adrenalina ponen el cierre con la preciosa balada “This Is Where The Heartbreak
Begins” tremendamente cálida con una delicada y embaucadora instrumentación a
base de detalles acústicos mezclados con otro apasionado solo de guitarra.
Magnífico colofón para este trabajo que arranca bastante bien, que termina
mejor aún, pero que entremedias me deja bastante frío. Esperemos que en el futuro sean capaces de redondear sus trabajos en mayor medida superando este
primero que, como carta de presentación, no está mal.
Mariano Palomo
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