(Frontiers /
Mastertrax)
Estamos ante el típico disco que suelo
poner en cuarentena antes de enfrentarme a él ya que cumple varios
condicionantes que me hacen tomar esta actitud: grupo ochentero que vuelve
después de un montón de años, experiencia reciente no demasiado convincente en
directo, estilo algo desfasado para músicos de una cierta edad… en fin que, la
verdad, no esperaba demasiado del regreso de estos suecos que crecieron con dos
interesantes trabajos a finales de los ochenta a la sombra de paisanos suyos
como Europe, Alien, Talisman o Treat.
Pero mira por donde han
conseguido resucitar aquel sonido melódico fresco y fiestero de antaño
haciéndolo además de forma sencilla y pegadiza pero sin perder esencia y fuerza,
eso sí, con un guitarrista como Leif
Wastfahl bastante normalito como ya pudimos comprobar en directo en su
aparición del Frontiers Festival del mayo pasado. Sus mejores armas siguen
siendo unos estribillos contagiosos, unos buenos teclados y una actitud
positiva que se transmite a lo largo y ancho del disco.
El vocalista Bo Lindnark cumple bastante bien, rasgando y tirando de registros
más duros por momentos, bien rodeado siempre por el resto del grupo que cumple
correctamente sin ser ningunos virtuosos ni falta que les hace para hacer lo
que hacen, sobresaliendo el teclista Ola
Lindstrom.
El inicio es de lo más alegre con
“Ready Or Not” tema divertido sin excesivas pretensiones de cuidada melodía
vocal y con buen ritmo y pegada, como sucede con la ultra pegadiza “Hey You”
himno party A.O.R. escandinavo total de estribillo coreado ganador, inmensas teclas
ochenteras y perfecta para sonar sin descanso en las FMs hace treinta años.
Sin llegar a ese nivel de
brillantez pero por los mismos parámetros se mueven cortes como “Up & Down”
más simple pero igualmente resultona a lo Sha-Boom
con las teclas jugueteando dentro de su ritmo cortado lleno de coros festivos,
al igual que la ingenua “One Voice”, o la eurovisiva “Something For The Pain” a
la que añaden una distorsión wawa más marcada que complementa su fantástico
estribillo coreado.
Mención especial para la terriblemente
adictiva “TGIF” acrónimo de “Thanks God Is Friday” (Gracias a Dios es viernes)
divertida a más no poder y en la que Bo
arrastra y desgarra más su voz para dotar al tema de fuerza e intención. Un
recurso vocal este que utiliza también para la sinuosa “50/50” de ritmo más
amortiguado y algo pomposo donde guitarras y teclados comparten solo resultando
vencedores una vez más los segundos. En el único tema en el que la guitarra
parece ganar la partida es precisamente el que menos me ha llamado la atención
del disco “Bad Love”, un corte áspero y melódico que no está mal pero me
resulta menor respecto al resto.
Los momentos más relajados los
encontramos en los medios tiempos “Don’t Tell Me Lies” de buen estribillo y envolventes
melodías vocales y “Here We Are” con
tintes épicos e hímnicos, y en la balada “Follow Your Dreams” donde la guitarra
acústica resalta aunque le falta algo de chicha para mi gusto para acabar de
redondearla.
Buen disco este de Dalton, perfecto sucesor de sus dos
primeras entregas, y con el que parecen querer recuperar el tiempo perdido
justamente desde donde lo dejaron, algo complicado dado que han pasado ya veinticinco
años y el panorama musical ha cambiado mucho, pero no nunca es tarde y sin duda
el primer paso no puede ser más acertado, ahora a pulir un poco los directos.
Mariano Palomo
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