Dario Mollo, uno de los músicos más brillantes del rock italiano, vuelve
a escena con el que es para mí su proyecto más representativo Voodoo Hill, sin olvidarnos de otras
buenas aventuras como The Cage.
Después de más de diez años desde la publicación de su anterior entrega, Mollo vuelve a unir fuerzas con el mito
Glenn Hughes para ofrecernos una
nueva remesa de cuidadas composiciones enraizadas en el hard más clásico para
conformar el tercer trabajo de esta franquicia que muchos dábamos ya por
finiquitada.
Siguiendo la línea de sus
predecesores en este disco volvemos a encontrar la clase y elegancia de Hughes puesta al servicio del talento
creativo de Mollo, bebiendo de las
fuentes más puras y reconocibles del género, tocando la guitarra con una pasión
y técnica más que notables, y redondeándolo todo de un gran sonido en el que se
alían fuerza y melodía para crear un gran resultado final. La pareja titular
está acompañada para la ocasión por el
teclista y bajista Dario Patti, por
el también bajista en algunos temas Andrea
Maiellano, y por los baterías Ricardo
Vruna y Vladimir Ruzicic Kebac.
Como decía en este “Waterfall” el hard rock es la espina
dorsal sobre la que se desarrolla su sonido, desde la seductora inicial “All
That Remains” que abre llena de melodía y sensualidad con la voz de Hughes en tonos medios luciendo junto a
unas guitarras pulidas y a unas ligeras teclas en segundo plano, hasta la
envolvente final “Last Door” que crece con cuerpo y solvencia dentro de su
cadencioso ritmo. Entre medias cortes tan atractivos como la sinuosa “The Well”
dotada de unos originales juegos vocales atravesados por un punzante solo de
guitarra, o la adictiva “Karma Go” deudora de la herencia Zeppelin en sus guitarras y con Hughes dejando su inconfundible sello arrastrando su voz, que se
torna más nasal con un toque soul en la rasgada “Evil Thing” destilando
venenosa esencia del cantante británico en su reiterado estribillo.
Antes nos encontramos con la
polvorienta “Rattle Shake Bone” de base blues eléctrica pero con un riff
bastante heavy sobre el que se desarrollan los punteos de Mollo y las demostraciones vocales de Hughes resultando de lo mejorcito del disco, al igual que la potente
“Eldorado” que empieza tranquila para luego crecer sobre su ritmo entrecortado
con unas guitarras endurecidas dando réplica a sus melódicos coros, o la más
relajada “Underneath and Down Below” más Rainbow
por sus ambientaciones de teclado y por el apasionado modo de tocar la guitarra
de Mollo culminando con un enorme
solo a lo Blackmore.
Bajan un poco la intensidad con
la más relajada “Sunflower” con unos desarrollos vocales e instrumentales más
prolongados, aumentando con el expresivo medio tiempo “White Feather”, misteriosa
pieza apasionadamente técnica, al igual que la bella balada “Waterfall” que da
título al disco. Un disco a la altura de lo que podíamos esperar de sus
creadores y que debe hacer las delicias de los seguidores del hard más clásico,
y en especial del maestro Hughes.
Mariano Palomo
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