Más de tres años han pasado desde
que los manchegos Centinela
publicarán su último disco de temas propios en estudio, el interesante “Pura Satisfacción”, dejándonos entre
medias el curioso “Regresiones” en el
que versionaban y adaptaban clásicos del hard y el heavy de siempre llevándolos
a su terreno. Ambos discos supusieron en mi opinión una mejora respecto a sus
inmediatos predecesores, y ahora con este nuevo álbum continúan en la misma
línea, yendo más al grano, con un sonido actual y afilado en el que la voz de Cano sigue mostrándose poderosa y
personal como de costumbre compartiendo protagonismo con un muy buen trabajo de
guitarras a cargo de Fernan que
despliega un buen muestrario de recursos técnicos sobre la rotunda pegada de Michel en la batería junto a la sólida
aportación de Javi al bajo.
El disco se enmarca en una
ambientación misteriosa y algo lúgubre por momentos, comenzando desde la intro
que le da título enlazando con la teatral “La Ultima Canción” descarnada y
desafiante pero muy limpia en su desarrollo, sucedida por la rítmicamente arrogante
“Valor” marcada por unos riffs entrecortados que se clavan como cuchillas en su
melodía vocal.
Sube la velocidad con “Me Verás”
de base clásicamente heavy pero con algún detalle más pesado y actual en sus golpes
de voz y en su afinación, metiendo una marcha más todavía en la angustiosa “Mi
Ruta Secreta” muy bien trabajada en sus matices vocales sobre una pesada base,
que se dinamiza seguidamente en la poderosa “Arde el Tiempo” en la que destaca Fernan rasgando su guitarra con una distorsión
alta pero precisa y nítida.
Siguen las guitarras punzantes en
“Tres Diablos” incidiendo junto a un sonido de bajo muy gordo entrecortando su
agresivo ritmo, amagando luego con relajarse en el inicio de “Lo Mejor de Mí”
que luego cabalga cortándose con momentos más tranquilos sobresaliendo la potente
voz de Cano en tonos medios envuelta
por los suaves coros de María Donate
y Charo Moya.
El cierre lo pone la sombría
balada “La Luz de Este Lugar” descarnado ejercicio de elegante intimismo a base
de profundidad vocal y suaves arreglos de cuerda y piano con el que se
completan los apenas treinta y cinco minutos de duración de este CD que en un
principio me dejó algo frío, pero que tras unas cuantas escuchas me ha parecido
bastante correcto.
Mariano Palomo
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