(North Point Productions)
Empezamos a adentrarnos en este
nuevo trabajo con el inquietante inicio de “Fustful Of Misery”, corte bastante
elaborado aunque algo carente de ritmo, un pelín hueco, con buenas prestaciones
vocales sobre unas guitarras y teclados marca de la casa cargados de sinfonismo,
pero se me queda un poco a medias, echo en falta mayor fuerza y pegada tanto en
las partes orquestales como en su producción en general.
Sube el ritmo con “The Last Soul
Alive” llegando con más fuerza sobre un riff hard rockero a lo Rainbow que da réplica a unas orgánicas
partes de teclado que se tornan algo pomposas por momentos junto a la voz de Cooper arropada de unos coros muy
melódicos que resaltan entre sus atormentadas subidas tonales. Vuelve a caer el
ritmo en el suave comienzo a base de acústica y piano de “Sacrifice” que se ve alterado
por unas pesadas guitarras y unas dramatizadas estrofas creando una densa
atmósfera hasta llegar a un reconocible estribillo coreado y a un vibrante
duelo de teclas y guitarra.
Más carga barroca para “The
Wishing Well” un tema que recuerda un poco a los inicios de Malmsteen con unos fraseos de guitarra
típicos del sueco respondidos por las cuidadas teclas de Andersen creando un potente y melódico tema redondeado por la buena
aportación coral que acompaña a la voz principal, y por unos retazos en clave
progresiva donde resaltan los Andreas
a la percusión y al bajo, para explayarse seguidamente durante algo más de tres
minutos con la instrumental que da título al disco “Cast In Stone” mostrando el
notable nivel de la formación a la hora de llevar a su terreno los sonidos neoclásicos
con gusto y energía.
Prolongan el sinfonismo en la
atemperada y extremadamente melódica “A Million Ways To Die” que seduce suavemente
con unas remarcables armonías vocales que ponen un punto de teatralidad algo
melancólico, resultando mucho más rompedores en la cabalgante “Rest In Peace”
también con su carga teatral y con una importante pegada a base de golpes de
voz y punzantes guitarras, rodeado todo ello de la teclas orquestales de rigor.
Llegamos al tramo final con una
sorprendente “Save Me II” que poco tiene que ver con todo lo anterior entrando
en onda western con una cadenciosa slide arrastrándose junto a la profunda voz
de Cooper que crece melódica sin necesidad
de subir el tono en su claro estribillo mientras Larsen deja buenos detalles con su guitarra hasta que llegamos a
una curiosa aportación vocal nasal femenina que parece japonesa que suma un
punto más de originalidad. El cierre definitivo lo pone una entretenida versión
en directo de “Wasted Time”, uno de los temas referentes del grupo que casi
cuarto de siglo después sigue siendo indispensable en sus conciertos, y que en
esta ocasión adornan jugando con el público metiendo un pequeño guiño a “You’ve
Got Another Thing Coming” de Judas
Priest.
Buen cierre para este correcto
disco, algo flojo para mi gusto en lo que a producción se refiere, y que sin
ser el más brillante de la discografía de Royal
Hunt, cumple estando a la altura de la trayectoria de la banda.
Mariano Palomo
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