(Frontiers Music)

Comienzan el disco con las embaucadoras
teclas ochenteras de “Nowhere To Hide” rotas por unas cristalinas guitarras de Phillip Lindstrand que firma la pieza
en la que LaBlanc ya empieza exhibir
su tremendo poderío vocal con fuerza y clase siendo perfecta para empezar a engancharnos.
Siguen creciendo con la vibrante “Let Love Rule” A.O.R. de aires escandinavos a
lo Wigelius-Work Of Art lleno de
vitalidad en el que las teclas de Sören
Kronqvist (Sunstorm) se imponen en esta brillante composición de Alessandro del Vecchio, que también
firma a continuación la suave “Forever” llena de emotivo encanto adornada por
unos bonitos arreglos de percusión a cargo de Flores.
Vuelven a hacernos vibrar otra
vez con las teclas muy arriba con la trabajada pero muy efectiva “Another Day”
de recordable estribillo y buenas armonías vocales en las que participa la
también habitual de la escudería italiana Angelica
Rylin (The Murder Of My Sweet), pasando a terrenos más envolventes en el
tema título “Dark Angel” firmada por el gran Mark Mangold (Drive She Said) que se encarga de los teclados y donde
también se dejan notar los aportes de guitarras limpias a cargo de Christopher Vetter junto a su ligera y
pegadiza melodía vocal.
Se relaja el ritmo en el medio
tiempo “Bleed In The Rain” con las teclas arriba acompañando la apasionada
interpretación vocal de LaBlanc que
se dobla con nítida calidez atrapando sin remedio, resultando más actual en la
atemperada e intensa “Face To Face” ejecutada con encanto y altura de nuevo con
teclas y voz como principales activos, dejando algo más de protagonismo a la
guitarra en la expresiva “Where Do I Go” que sin tener demasiado ritmo sí tiene
mucho cuerpo, al igual que sucede en la brillante “Midnight Memories” con un
acertado sonido sintetizado completando por debajo de su melodía de voz.
Baja un poco más el ritmo
apasionado medio tiempo “Don’t Slip Away” suave en su envoltorio de teclas pero
rotunda en su base rematada por un buen solo de guitarra, volviendo a acelerar
con la sencilla y contagiosa “Did You Feel Any Love” dotada de gran pegada y de
un estribillo ganador con rollo y encanto. Para el cierre nos dejan la una
buena revisión en clave high tech ochentero de la marchosa “I’m Free” compuesta
por Kenny Loggins y Dan Pichlord e incluida en su momento
en la banda sonora de la película Footloose,
recordando los mejores tiempos del género. Unos tiempos que difícilmente podremos
recuperar, pero que con discos y proyectos como estos que nos ocupan al menos nos
sirven para recordarlo más que dignamente.
Mariano Palomo
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