(Nuclear Blast)
Estamos ante la tercera entrega de esta nueva andadura de Accept. La vida tiene coincidencias extrañas, y la sensación que produce este disco es muy similar a la que provoca el reciente "Redeemer Of Souls" de Judas Priest. Al igual que sus colegas británicos, los teutones han facturado un disco que perfectamente podría haber salido al mercado en los años 80. Si se cogieran los temas de este "Blind Rage", y se metieran repartidos como "bonus tracks" en reediciones especiales de " Restless And Wild ", " Balls To The Wall " y " Metal Heart ", muy pocos se darían cuenta del timo.
Como decimos, las composiciones son puro Accept ochentero. Pero por mucho que las canciones vayan en esta onda, esta impresión no se podría haber logrado sin el importante esfuerzo de Mark Tornillo, que imita a Udo de una forma tan descarada como efectiva. Si escuchamos ahora "Blood Of The Nations", cuesta mucho creer que se trate del mismo vocalista.
Ya desde el primer momento con la cañera "Stampede" nos quedamos sorprendidos de cómo recuerda a los viejos tiempos. "Dying Breed" es un poco más pausada, con unos coros a lo "Balls To The Wall". Tampoco es muy acelerada, aunque sí muy pegadiza "Dark Side Of My Heart". Una de las mejores es sin duda "Fall Of The Empire", que apesta todavía más si cabe a "Balls To The Wall". Se recupera la velocidad con "Trail Of Tears", también bastante comercial. El himno a medio tiempo "Wanna Be Free" es otra de las grandes estrellas del redondo. "200 Years" y "Bloodbath Mastermind" son rápidas y efectivas. "From The Ashes We Rise" es otra canción lenta con un poderoso estribillo y con esos inconfundibles coros, y algo muy parecido podríamos decir de "The Curse", que es la más larga de todas con seis minutos y medio. El broche final llega con la cañera "The Final Journey". Como vemos son sólo once temas, no da tiempo a que el disco termine haciéndose largo y cansando. Y teniendo la habilidad de alternar temas rápidos y lentos, logrando así cierta variedad.
La valoración final depende de los gustos y opiniones de cada uno. Habrá quien le parezca lamentable que los Accept actuales se limiten a auto plagiarse sin ofrecer nada nuevo. Y más todavía puede ser merecedor de lástima que Tornillo se haya convertido en un simple imitador. Muy bueno sin duda, pero un imitador que en vez de ir introduciendo en la banda su propio sello personal lo que hace es perderlo. Y habrá quien ni siquiera se pare a pensar en estos asuntos y se limite a alegrase y disfrutar de un disco de Accept que recupera totalmente el sabor de los mejores años.
Nacho Jordán
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