(Frontiers Music)
Siempre bien acompañado
sabiéndose rodear de músicos a su altura como son en este caso, el guitarrista danés
Soren Andersen (Superfuzz, Mike
Tramp) también ayudando a Hughes en
la buenísima producción del disco, el teclista australiano Lachy Doley prácticamente desconocido para el gran público dejándose
notar a base de bien a lo largo y ancho de todo el trabajo, completando el
cuarteto el tremendo batería sueco Pontus
Enborg (Robin Beck, Eric Martin, Joe Lynn Turner) siendo relevado en el primer y en el último tema del disco por el no menos
grande Chad Smith (Red Hot Chilli
Peppers, Chickenfoot).
Entre los cuatro logran recrear
el sonido del mejor hard setentero lleno de fuerza y sentimiento con una pegada
enorme y con unas melodías de voz, guitarra y teclados elaboradas con muchísimo
tino dentro de unas composiciones que pueden resultar algo densas en un primer
acercamiento, pero que con las escuchas ganan una barbaridad. Buen ejemplo de
esto es la inicial “Heavy” cuyo título no puede ser más elocuente, ritmo
pesado, sonido gordo, bajo marcadísimo, versatilidad vocal yendo de finos
agudos a agresivos ataques en su estribillo reiterado, en fin, una pedrada en
la cara para empezar en onda muy Purple.
Siguen los ritmos duros en “My
Town”, con el bajo gordísimo sobre una pegada pesada pero dinámica y con una
nitidez y expresividad vocal marca de la casa que luce desgarrándose en el
estribillo, continuando en la misma senda con la más monocorde “Flow” acercándose
al stoner en su rítmica pero con unos matices funkies-psicodélicos en los
rasgueos de guitarra de Andersen creando
una curiosa simbiosis, que encontramos también en la groovie “Let It Shine” más
relajada por su tempo y por los orgánicos detalles de teclados de Doley.
Unos teclados puramente
setenteros al más puro estilo John Lord
para introducir la magnífica “Steady” con un rollo clásicamente hard a lo Purple/Uriah Heep sobre el que brillan todos
los músicos junto a la espectacular interpretación vocal de Hughes capaz de acariciar plena de
espiritualidad y sentimiento entre una orgía de notas exhibiendo su nivelazo.
Se vuelve algo más premioso en “God Of Money” bajando notablemente el ritmo
pero no la intensidad sobre todo por la lluvia de notas orgánicas de Doley, que sigue siendo protagonista con
otro gran solo en la más directa de estribillo claro y reiterado “How Long”
donde también resaltan sus armonías vocales doblándose con arrogante clase.
Aunque para clase y feeling el
que exhiben en la envolvente lenta “When I Fall” una delicia suave y evocadora
tras la que nos encontramos con la animada “Landmines” donde reaparecen los
detalles funkies-soul incluido un solo con talk box quedándoles bastante
resultona para aligerar un poco la tónica general del disco, retomando aires
más hard en la sencilla “Stumble and Go” marcada por sus punzantes riffs y sus discretos
coros.
El final lo pone “Long Time Gone”
que comienza suavemente acústica con la voz profunda y cálida embaucando para
ir cogiendo algo más de ritmo adornada por interesantes aportes de teclados y
guitarra con unos guapos fraseos intermedios, para completar un trabajo que me ha
resultado de lo más atractivo, para mi gusto lo mejor que ha hecho Glenn Hughes en solitario mucho tiempo,
quizá desde “Soul Mover” no me
gustaba tanto un disco suyo. Una pena que haya tenido que posponer su gira de diciembre,
esperemos que no tarde mucho en visitarnos para poder disfrutar en directo de
los temas de este trabajo y de sus clásicos inmortales.
Mariano Palomo
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