(Frontiers Music)
Desde tierras finesas llegan King Comany, interesante combo formado
por experimentados músicos de distintas formaciones metaleras que se unieron
hace un par de años y que ahora ven materializado su trabajo en forma de
primera entrega discográfica. Los encargados de dar vida a la banda son el
vocalista Pasi Rantanen
(Thunderstone, Warmen), el guitarrista Antti
Wirman (Warmen), el teclista Jari
Pailamo (Kiuas, Ponies to Kill), el bajista Time Schleifer (Enfarce) y el batería Mirka Rantanen (Warmen, ex-Thunderstone, ex-Kotipelto), mostrando
todos ellos un más que correcto nivel en los doce temas que completan este “One For The Road”.
Precisamente el tema título es el
que abre el disco, un corte de hard rock de ritmo alto y potente en el que
empieza a brillar la voz de Pasi con
algún deje áspero muy medido, sobre la poderosa pegada de Mirka, colándose entre ellos Jari
con unos interesante toques de teclados y Antti
con unas guitarras afiladas y virgueras, resultando todo ello perfecto para
empezar a enganchar desde el inicio. Se atemperan un poco con “Shining”, con
unas guitarras y teclados igualmente destacados pero más sinuosos dejando
cierto aire Whitesnake-Blue Murder,
pero con unas melodías de voz que me recuerdan a los Millenium de Jorn Lande,
hecho este que también aprecio incluso más en “Wheels of no Return”, “Wings Of
Love” y “Holding On” tres piezas en clave hard melódica insinuante y con las
guitarras y coros sonándome mucho a los de aquel magnífico “Hourglass” de la banda norteamericana.
Más caña sin dejar de lado la
melodía en “Coming Back To Life” empastando perfectamente base y guitarra para
golpear con un buen estribillo que se eleva con poderío, relajándose a
continuación en el medio tiempo “No Man’s Land”, tema suave y algo lineal pero
con cuerpo en el que la interpretación vocal de Pasi vuelve a recordar a Jorn,
al igual que en la desafiante “Farewell” de ritmo más pesado y cortante con un
ligero toque progresivo en su sonido de guitarras.
Nos acercamos al último tercio del
disco con la simplemente correcta “Castway” creando una envolvente ambientación
sobre sus suaves tonos medios, volviendo a endurecerse con “Desire” guitarras
gordas, bajo marcado y ritmo cortado de nuevo con toques progresivos entre los
que Pasi muestra un registro vocal
arrogante y tórrido cercano al de Russell
Allen (Symphony X, Adrenaline Mob), como ocurre en la final “One Heart” que en sus siete minutos de duración se
desarrolla cadenciosa con unos insinuantes adornos orientales de teclados
adornándola sobre unos riffs penetrantes y una dramatizada interpretación
vocal.
Buen cierre para un trabajo variado
e intenso que sin descubrir nada nuevo está ejecutado con notable gusto y
calidad.
Mariano Palomo
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